Vasos y besos por el casco antiguo

 

Voy escribir como si tocara el piano con la suavidad propia del que acaricia el rostro angelical de la mujer de sus sueños. La medianoche ya quedó atrás hace un par de horas. Debo confesar que acabo de regresar de pasar una noche loca, no como las de antaño ya que de otro modo aún seguiría por la calle. Pero, de esas que seguro volveré a revivir en algún momento de bajón emocional. Soy de carne y lleno de sentimientos. Una amiga logro el milagro de que la llama ya extinguida del amor, volviera a encenderse. La tenía perdida (la esperanza) y la volví hallar (la ilusión).

Es mas tarde de lo que pensaba, alguna vecina ya empieza a subir las persianas. Cuando uno levita y está plenamente feliz, el mirar el reloj es perder el tiempo. Música, copas y besos. El orden es lo que menos importa. La brisa tempranera me hace estremecer y según deposito las yemas de mis dedos sobre este teclado negro con las letras blancas, percibo que hacía años no sentía esta sensación tan grata. Como hacia cuando era un "guaje" que dejaba por escrito todo lo que me llamaba la atención o creía que debía dejar constancia de ello, es por lo que sigo tocando este piano de letras.

Pero todos aquellos folios, libretas y apuntes están dentro de una caja de latón y solo algunos de los más íntimos han tenido acceso, lo de esta noche quedará pululando por este mundo virtual ante los ojos de mis otros amigos cibernéticos. Aquí, os dejo esta partitura de este instante de mi vida. Hoy, no me puedo levantar...ya que me acabo de acostar, lo haré por la tarde. Persianas abajo, teléfono fijo/móvil desconectado. No hagan ruido, por favor. Ah!, se me olvidaba deciros que lo que han leído es fruto de su imaginación, cuando se está con una dama, mejor que lo cuente ella, sino es mentira seguro.

 



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