Vuelta al cole

Aquí estamos, con el nuevo curso y tras un verano sofocante para todos excepto los que no se ponen colorados por nada, menos por mentir. Saben quien me refiero, claro está. (les recomiendo esta web sobre las mentiras de Mariano)

¿Y cómo se presenta este trimestre? Ustedes, que son unos pesimistas,  unas aguafiestas, me dirán que vamos cuesta abajo y sin frenos, pero no, vamos cuesta arriba. ¿O no es cierto?  Suben el IVA, el IRPF, el coste de la vida –y de la muerte-, el paro  -entre los jóvenes sobrepasa el 52%-,  la prima –excepto cuando Rajoy se va de vacaciones-, el déficit, el precio de los medicamentos, el número de desahucios, los indigentes,  el número de hectáreas arrasadas por los incendios... y crece la nariz de nuestros gobernantes junto con su chulería barriobajera mayoritaria.
Poco a poco y en respuesta –moderada-, también crecen el número de personas disconformes, indignadas, que protestan se organizan y rebelan ante el desmantelamiento de los servicios públicos, el apartheid sanitario, la reforma laboral, los recortes a las libertades y derechos - especialmente regresiva la reforma de la ley del aborto-,  las ayudas sin fin a los bancos que nos expoliaron o la injusta aplicación de las subidas (¿son los condones de primera necesidad y las compresas y tampones no? ¿Mantenemos el IVA de los libros donde se adoctrina y gravamos las herramientas de la creatividad? ¿Por qué no sube el de los artículos de lujo?)
Pero de todo esto, nada sabrá por las cadenas públicas ni los medios oficiales. La manipulación mediática no es una entelequia: si aún no le han borrado el disco duro, piénselo. Y si quiere enterarse de algo vaya a la red, a Twitter, encuentre, compare y opine. O mejor: póngase su camiseta negra, verde, blanca y acuda a las numerosas citas programadas y nuevas que surgirán, uniendo su voz en un solo grito. Se lo tomo prestado a Miguel Hernández, tan actual en el 70º aniversario de su muerte:
Fuera, fuera, ladrones de naciones,
guardianes de la cúpula banquera,
cluecas del capital y sus doblones:

¡fuera, fuera!



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