La región es la única comunidad española integrada en el proyecto europeo ‘Watson’, dotado con casi 10 millones de euros, que busca blindar la calidad alimentaria en la UE.
La tecnología permite detectar adulteraciones y certificar la autenticidad polínica de la miel asturiana con sello IGP.
Asturias ha dado un paso decisivo para proteger uno de sus productos más emblemáticos: la miel con Indicación Geográfica Protegida (IGP). La Consejería de Medio Rural y Política Agraria presentó ayer en Bruselas, junto a Asincar y el Consejo Regulador de la IGP Miel de Asturias, los resultados de su participación en el ambicioso proyecto europeo Watson, una iniciativa dotada con casi diez millones de euros destinada a luchar contra el fraude alimentario en toda la cadena agroalimentaria.
Asturias no solo es la única comunidad española integrada en el consorcio, sino también el único territorio que participa aportando un producto concreto: la miel. El proyecto, en el que colaboran 47 socios de 20 países de la Unión Europea, busca reforzar la transparencia, la trazabilidad y la seguridad de lo que llega a la mesa de los consumidores europeos.
Tecnología puntera para saber si una miel es auténtica y de dónde procede
La aportación asturiana al proyecto ha sido especialmente innovadora. El equipo regional ha trabajado con:
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Espectroscopía portátil NIR, capaz de analizar al instante la composición de la miel.
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Imágenes hiperespectrales, una tecnología avanzada que permite detectar adulteraciones y determinar el origen polínico del producto.
En la práctica esto significa que, con un simple análisis, es posible comprobar si una miel cumple con los requisitos de la IGP Miel de Asturias y si su origen es realmente local, evitando la entrada de productos adulterados o mezclados que perjudiquen al productor y confundan al consumidor.
“Proteger a quien compra y a quien produce”
En Bruselas, la directora general de Agricultura, Agroindustria y Desarrollo Rural, Begoña López, subrayó el alcance de este avance:
“Este proyecto busca proteger a los consumidores y también a los apicultores, con el fin de mejorar su viabilidad económica. La autenticidad es clave para el futuro del sector”.
El proyecto no solo refuerza la seguridad alimentaria, sino que abre la puerta a que Asturias pueda contar, a medio plazo, con una herramienta propia para certificar en tiempo real la calidad de sus mieles, una demanda histórica de los productores.
Una apuesta estratégica por un sector en crecimiento
La participación en Watson encaja con otras iniciativas recientes del Principado para poner en valor el patrimonio agroalimentario y etnográfico, y reforzar la sostenibilidad de las producciones locales. El estudio realizado en el marco del proyecto se centró específicamente en la miel con IGP, un sello que avala su origen y calidad, y cuya defensa es clave para mantener la competitividad del sector.
Con esta investigación, Asturias aspira a consolidarse como referente nacional en tecnología aplicada al control de calidad alimentaria, y a blindar uno de sus productos más reconocidos dentro y fuera de la región.
