España vive una paradoja tan grotesca como insoportable: es uno de los países de la Unión Europea que más crece económicamente y, al mismo tiempo, uno de los más pobres socialmente. Bruselas ha vuelto a señalarlo esta semana en el Congreso, con una advertencia clara sobre el deterioro social del país: somos líderes en pobreza infantil, cuarto peor país en pobreza general y tercer país europeo con más trabajadores pobres.
Mientras tanto, nuestra clase política sigue repitiendo discursos de “progreso”, “recuperación” y “crecimiento”, como si el país que gobiernan existiera solo en PowerPoints oficiales.
1. España, en el vagón de cola de la pobreza en la UE
Los datos más recientes son incontestables:
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25,8% de la población española vive en riesgo de pobreza o exclusión social, frente al 21% de media en la UE.
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Eso significa más de 12,5 millones de personas.
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España es el cuarto país de la Unión Europea con peores cifras, solo por delante de Bulgaria, Rumanía y Grecia.
Mientras la economía crece por encima del promedio europeo, la estructura social se desmorona.
2. España tiene la peor pobreza infantil de toda la Unión Europea
Aquí ya no hablamos de fracaso: hablamos de escándalo europeo.
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Más del 34% de los niños y adolescentes españoles vive en riesgo de pobreza o exclusión social.
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La media europea está en torno al 24%.
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España es el país con peor dato de la UE, superando incluso a estados que tradicionalmente se situaban a la cola, como Bulgaria o Rumanía.
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En total, más de 2,8 millones de menores están atrapados en situaciones de carencia severa o crónica.
El dato más humillante aparece en las comparativas:
España y Eslovenia tienen niveles de renta similares, pero Eslovenia tiene una pobreza infantil del 10% y España del 34%.
Es decir: no es cuestión de dinero, es cuestión de políticas y prioridades.
3. La pobreza en España no baja: se enquista
La red europea EAPN lleva una década avisando de lo mismo:
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El porcentaje de población pobre o en riesgo de exclusión en España no baja del 25% desde hace más de diez años.
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En 2023 la cifra llegó al 26,5%, y aunque ha bajado unas décimas, sigue siendo una de las más altas del continente.
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La pobreza persistente —la que dura varios años— afecta a entre 6 y 7 millones de personas, alrededor del 13–14% de la población.
Es una pobreza crónica que se hereda y que impide la movilidad social.
El futuro de los hijos en España depende cada vez más del nivel económico de sus padres.
4. Trabajadores pobres: un fenómeno prácticamente único en Europa occidental
En España ya no basta con trabajar para escapar de la pobreza.
Este es, quizá, el dato más revelador de todos:
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El 11,2% de los trabajadores españoles está en riesgo de pobreza,
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frente al 8% de media europea.
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Es el tercer peor dato de la UE.
Las causas están identificadas desde hace años:
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Sueldos bajos y pérdida de salario real.
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Temporalidad estructural.
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Contratos parciales involuntarios.
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Sectores completos sustentados por empleo precario.
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Mayor pobreza laboral entre jóvenes y población extranjera.
Mientras la política presume de empleo récord, uno de cada nueve trabajadores es pobre.
5. Vivienda: el agujero negro que devora salarios enteros
La vivienda es, hoy, la trituradora del poder adquisitivo en España:
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Muchos hogares destinan más del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler.
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Los precios han subido alrededor de un 40% en la última década, muy por encima del crecimiento salarial.
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Un cuarto de la población presenta problemas graves de vivienda: hacinamiento, mala calidad, inseguridad o gastos inasumibles.
No hay país en la Europa rica en el que la vivienda sea tan destructiva para la clase trabajadora y las familias con hijos.
6. El Estado del bienestar español protege la mitad que la media europea
Este es, quizá, el diagnóstico más aplastante:
las prestaciones sociales españolas reducen la pobreza… pero la reducen muchísimo menos que en la mayor parte de Europa.
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En la UE, las políticas públicas reducen la pobreza infantil casi un 42%.
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En España, solo un 20%.
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Es decir: nuestro sistema de protección social protege la mitad que el de un país europeo promedio.
Mientras casi toda Europa dispone de ayudas universales por hijo a cargo, España aún “lo está estudiando”.
7. Y mientras tanto… discursos de éxito económico
La economía española, efectivamente, crece más que la mayoría de las europeas:
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Se prevé un crecimiento del PIB cercano al 2,7–2,9%.
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El empleo sube.
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El turismo rompe récords.
Pero todo ese crecimiento no está reduciendo la pobreza. Al contrario:
en 2024, el porcentaje de población bajo el umbral de la pobreza subió del 11,3% al 13,6%.
Crecemos, sí. Pero crecen los precios, crece la desigualdad, crece la carga de la vivienda, y crece la pobreza.
La pregunta se responde sola: ¿de qué sirve un milagro económico que no llega a la gente?
8. Comparados con Europa… y hasta con países más pobres que nosotros
España queda claramente retratada:
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Países con rentas más bajas —Polonia, Lituania, Estonia, Eslovenia— han reducido mucho más la pobreza infantil que España.
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Bulgaria y Rumanía, históricamente en el furgón de cola, registran mejor evolución que España en materia de protección a la infancia.
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Chequia, Holanda o Finlandia tienen cifras de pobreza hasta tres veces menores.
No hay ninguna justificación técnica para que España esté donde está.
Lo que hay es una falta absoluta de prioridad política.
Conclusión: un país rico gobernado con políticas pobres
En cualquier país europeo serio, tener:
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2,8 millones de niños pobres,
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12,5 millones de personas en exclusión,
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el tercer mayor índice de trabajadores pobres,
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y una pobreza estructural que dura décadas,
sería suficiente para que cualquier gobernante pidiera disculpas públicas o se retirara de la política por pura decencia.
España es hoy un país que crece en PIB pero cae en bienestar, en igualdad, en protección social y en futuro.
Un país que presume de modernidad pero abandona a su infancia.
Un país que se vende como líder europeo, pero cuya posición real es la de vergüenza estadística de la Unión.
Y mientras los políticos discuten de todo menos de esto, la pobreza sigue intacta.
