El menor avisó a su entrenador de que “no se encontraba bien” y cayó desplomado segundos después. Los servicios de emergencia no pudieron reanimarle. El caso reabre el debate sobre la muerte súbita en el deporte infantil y la necesidad de más controles cardiológicos y desfibriladores en instalaciones educativas.
Avilés despertó hoy en estado de shock. Un niño de 12 años falleció de forma fulminante ayer martes por la tarde mientras practicaba deporte en las instalaciones del colegio San Fernando, donde participaba como miembro activo de una de sus secciones deportivas. No era alumno del centro, pero acudía allí de manera habitual para entrenar con otros chicos de su edad.
Según los primeros testimonios, el menor advirtió a su entrenador de que no se encontraba bien y, pocos segundos después, se desplomó en mitad de la sesión. Los responsables deportivos alertaron de inmediato a los servicios de emergencia, que acudieron con rapidez y realizaron maniobras de reanimación prolongadas. A pesar de los esfuerzos, nada pudo hacerse por salvar su vida.
“Es una desgracia”, lamentaban anoche quienes primero tuvieron noticia del suceso. “Muy triste, la verdad”, repetían otros, aún sin creérselo. La noticia corrió como la pólvora por redes sociales, grupos de WhatsApp y chats de familias vinculadas al centro, que cuenta con una comunidad muy amplia de alumnos y exalumnos.
Una comunidad rota: “Era un chaval implicado y muy querido en el equipo”
El menor entrenaba junto a varios compañeros en una de las pistas del San Fernando, un entorno muy frecuentado por jóvenes deportistas. Quienes lo conocían lo describen como un niño participativo, alegre y comprometido, perfectamente integrado en la sección deportiva a la que pertenecía.
Se da por hecho que en los próximos días se celebrarán minutos de silencio y actos de recuerdo, tanto en el club como en el colegio, dada la enorme conmoción generada en Avilés por un fallecimiento tan repentino.
La investigación judicial y la autopsia determinarán ahora la causa exacta de la muerte, aunque el patrón encaja con los casos de muerte súbita en jóvenes deportistas, un fenómeno poco frecuente, pero siempre devastador.
Qué es la muerte súbita en jóvenes y por qué ocurre durante el deporte
La muerte súbita cardíaca en adolescentes y adultos jóvenes suele deberse a una arritmia ventricular maligna que provoca que el corazón deje de bombear sangre al cerebro. La pérdida de conciencia es inmediata y, sin reanimación cardiopulmonar y un desfibrilador cercano, la supervivencia es muy baja y se mide en minutos.
Aunque es infrecuente, los especialistas llevan años alertando de que en población menor de 35 años las causas suelen estar relacionadas con cardiopatías ocultas o alteraciones eléctricas del corazón que no siempre se detectan en revisiones básicas. La práctica deportiva intensa actúa en algunos casos como desencadenante.
Otros casos recientes en España: un patrón que preocupa
En los últimos años se han registrado varios episodios de muerte súbita durante entrenamientos o actividades deportivas juveniles:
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Un futbolista de 13 años falleció durante un entrenamiento por un paro cardiorrespiratorio.
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Un adolescente perdió la vida en una clase de gimnasia tras desmayarse de manera repentina.
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Otros casos recientes en eventos deportivos apuntan a la misma causa: arritmias súbitas imposibles de anticipar.
Cada uno de estos sucesos ha reactivado el debate sobre los controles médicos previos y sobre el acceso a desfibriladores en centros educativos y deportivos.
Controles cardiológicos y desfibriladores: lo que piden los especialistas
Cardiólogos y expertos en medicina deportiva coinciden en dos ideas clave:
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Controles cardiológicos más exhaustivos, incluso en deporte de base: historia clínica detallada, exploración, electrocardiograma y, en casos seleccionados, ecocardiografía o pruebas de esfuerzo.
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Más desfibriladores en instalaciones deportivas y escolares, además de formación básica en reanimación cardiopulmonar a entrenadores y personal.
Aunque los controles reducen riesgos, no eliminan por completo la posibilidad de que una cardiopatía oculta desencadene una complicación grave. Por eso, la preparación del entorno inmediato —RCP precoz, desfibrilador accesible— es determinante.
Silencio, respeto y preguntas en Avilés
Mientras los especialistas profundizan en las causas y los protocolos, Avilés vive hoy una jornada de enorme tristeza. En las pistas donde entrenaba el niño, compañeros, entrenadores y familias no encuentran explicación a una tragedia que cayó como un rayo en una tarde cualquiera.
Las autoridades educativas, deportivas y locales preparan comunicados y muestras de apoyo a la familia, que afronta una pérdida imposible de asimilar.
Lo ocurrido vuelve a recordarnos que el deporte, incluso en edades tempranas, exige respeto, prevención y vigilancia, porque a veces, demasiado pocas para que parezca real, detrás de un entrenamiento rutinario puede esconderse un desenlace inesperado y desgarrador.
