Las empresas asturianas cambian de estrategia: buscan trabajadores más veteranos ante el aluvión de bajas por salud mental entre jóvenes

Las empresas asturianas cambian de estrategia: buscan trabajadores más veteranos ante el aluvión de bajas por salud mental entre jóvenes

Las incapacidades temporales duran en Asturias 25 días más que en España. Las bajas psicosociales —las que más crecen— se disparan en el tramo de 16 a 35 años. La patronal reclama que las mutuas puedan asumir también estos casos para frenar el impacto en las pequeñas empresas.

 

Asturias está viviendo un giro silencioso pero profundo en su mercado laboral: las empresas, que hasta hace pocos años luchaban por captar talento joven, están empezando a mirar hacia trabajadores de mayor edad. El motivo no es ideológico ni generacional, sino estrictamente práctico: el aumento explosivo de las bajas por salud mental entre los jóvenes, que está rompiendo la planificación de muchas plantillas.

La duración media de las incapacidades temporales en Asturias supera ya los 68 días, muy lejos de los 43 días de la media española, y las empresas —sobre todo las pequeñas— están pagando caro cada ausencia. La salud mental se ha convertido en el gran agujero del sistema y el principal foco de preocupación empresarial.

Un cambio de patrón laboral: “Queríamos jóvenes, pero no podemos asumir tanta inestabilidad”

Fuentes empresariales vinculadas a FADE reconocen abiertamente que la tendencia ha cambiado:

  • Los jóvenes de 16 a 35 años concentran el mayor aumento en número de bajas.

  • La salud mental es la primera causa de crecimiento, con procesos cada vez más largos y repetitivos.

  • La reincorporación es más incierta, lo que dificulta organizar turnos, producción y calendarios.

En palabras de un responsable de recursos humanos de una empresa industrial del centro de Asturias:

“Hasta hace nada, lo prioritario era rejuvenecer la plantilla. Ahora, con la avalancha de bajas por ansiedad, estrés o depresión, muchas empresas están empezando a valorar más la estabilidad y la regularidad que la juventud”.

Este giro se nota especialmente en sectores donde una baja de varias semanas puede poner en riesgo toda la actividad: hostelería, industria ligera, comercio y pequeñas manufacturas.
En muchos negocios familiares, una baja larga de un empleado joven obliga literalmente a cerrar la persiana algunos días.

Los empresarios urgen que las mutuas también gestionen la salud mental

En una jornada organizada por FADE, su vicepresidente, Pablo García, señaló que el reciente convenio firmado entre el INSS, el SESPA y las mutuas para cederles parte de las bajas traumatológicas es un “punto de inflexión, pero insuficiente”.

La patronal exige que las mutuas puedan asumir también las bajas por causas psicosociales, donde se está produciendo el colapso:

  • Las mutuas tienen 24 centros en Asturias y aseguran disponer de medios para asumir esta carga.

  • La salud mental es la categoría con mayor crecimiento, especialmente en menores de 35.

  • El coste total de las incapacidades por contingencias comunes superó en Asturias los 545 millones el año pasado.

El delegado de AMAT, Jaime Mesonada, insistió en que la red asistencial de las mutuas está preparada para asumir casos de salud mental si el Gobierno les habilita un marco claro.

Por qué se están disparando las bajas en jóvenes

El fenómeno tiene varias capas:

1. Mayor incidencia de problemas psicológicos

Los informes de absentismo a nivel estatal muestran un crecimiento sin precedentes de las bajas por ansiedad, depresión y estrés laboral en jóvenes, con procesos que superan con frecuencia los 100 días.

2. Ritmos laborales inestables y precariedad

Los expertos en salud laboral señalan que muchos jóvenes trabajan en entornos:

  • de alta rotación,

  • con salarios ajustados,

  • mayor incertidumbre,

  • y escaso acompañamiento emocional.

Esto dispararía los cuadros clínicos y prolongaría muchos procesos.

3. Saturación del sistema sanitario

La salud mental en la sanidad pública arrastra esperas de meses para psicología o psiquiatría, lo que alarga aún más los periodos de incapacidad temporal.

Mientras tanto, los trabajadores mayores ganan atractivo

En un contexto incierto, los perfiles sénior vuelven a cotizar al alza.

  • Son percibidos como más estables emocionalmente.

  • Tienen menos bajas reiteradas por ansiedad o estrés.

  • Suelen mantener rutinas laborales más sólidas.

  • Generan menos disrupciones en el ritmo productivo.

Aunque en términos estadísticos las bajas de larga duración se disparan en edades altas —como recordó el INSS—, los empresarios señalan que son menos frecuentes en comparación con las bajas repetitivas y prolongadas asociadas a jóvenes.

Cada empresa hace su cálculo:

¿Prefiero un trabajador joven con 2–3 bajas largas al año, o un trabajador de 50 años que cae de baja de forma puntual pero más previsible?

Ese razonamiento, cada vez más común, está cambiando la lógica de contratación.

El INSS y el SESPA piden calma: “No es un problema solo de los jóvenes”

Desde la administración se intenta rebajar la idea de que existe un “problema juvenil” como categoría aislada.

La directora provincial del INSS, Rocío Doval, insistió en que el absentismo es un fenómeno multifactorial, y que el noroeste español aparece sistemáticamente en cabeza por el envejecimiento poblacional, lo que incrementa el uso de servicios de salud y alarga procesos.

Por su parte, Joaquín Arcadio Fernández, del SESPA, recalcó que las listas de espera influyen en la duración de muchas bajas, pero que los procesos de salud mental no dependen de una resonancia, sino de terapias largas y complejas.

Asturias como laboratorio del debate nacional

El caso asturiano anticipa un debate que ya está en Madrid, Barcelona y Valencia:

  • ¿Debe ampliarse el papel de las mutuas?

  • ¿Debe modificarse la legislación sobre incapacidad temporal?

  • ¿Es sostenible un sistema en el que cada vez hay más bajas psicosociales y más largas?

FADE lo tiene claro: si no se acomete una reforma, las pequeñas empresas no podrán aguantar.
El INSS y el SESPA responden que cualquier cambio debe evitar que se estigmatice a los jóvenes o se les responsabilice de un fenómeno estructural.

La realidad es que, mientras el debate continúa, las empresas asturianas están tomando decisiones inmediatas:
están apostando por trabajadores con más años, más estabilidad emocional y menor rotación.

Un cambio profundo, casi generacional, que nadie esperaba hace solo unos años.

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