Recetas de una abuela asturiana: “Un guiso pa Lecquio” (que bien lo merece, el probe)

Recetas de una abuela asturiana: “Un guiso pa Lecquio” (que bien lo merece, el probe)

Ay, cielín… ¿entéraste tú? Yo casi me caigo pa trás cuando lo oí esta mañana mientras barría la cocina. ¡Que despidieron al Lecquio! Sí, homenín, ese que salía siempre tan repeinao, tan correcto, tan mandao, pero con ese puntín suyo… yo qué sé, yo cogí cariño a verlo, fíu. Durante años, oye, “pa arriba Lecquio, pa baxo Lecquio”, y ahora… ¡zas! A la calle como si fuera uno cualquiera.

¡Qué manía tienen ahora de largar a la xente de la tele! Yo no sé qué ta pasando, pero esto ye un “quítate tú pa poner a otru” constante. Total… que pensé: Balbina, tú que yes mujer de cocina y de corazón, prepárale algo rico al probe, que estará pasando un tragu malísimu. Y es lo que voy facer: un guiso de los buenos, de esos que te levantan el ánimo, te dan fuerza y te dejan el estómago contentu, que ye lo importante cuando la vida te da esos disgustos.

Y ya de paso, como veo que ahora ta de moda despedir xente, pues hoy despídolo yo también, pero como Dios manda: con comida buena, calor de cocina y humor, que pa disgustos ya ta la tele.

Guiso reconfortante de la abuela Balbina “Pa Lecquio”

Ingredientes (pa dos raciones generoses, que lo necesita)

  • 400 g de carne de ternera tiernina, cortada en dados

  • 2 patatines grandes

  • 1 cebolla hermosa

  • 2 dientes d’ajo

  • 1 pimiento verde

  • 1 zanahoria hermosa

  • 1 vasín de vino blanco

  • Caldo casero (o agua, si vas apurao)

  • 1 cucharadina de pimentón

  • Aceite d’oliva del bueno

  • Sal a gusto

  • Un poquitín de laurel, que siempre ye mano de santo

Elaboración (pasu a pasu, como Dios manda)

  1. Primero, el sofritu. Pones la pota al fueu con un chorrín d’aceite y echas la cebolla bien picadina. Que se poche con calma, como quien oye misa.

  2. Añades el ajo y el pimiento, y dejas que todo se mezcle con cariño.

  3. Incorporas la carne, que al “Lecchio” no voy yo a darle carne mala, oye. La fríes hasta que quede selladina.

  4. Echas la zanahoria en rodajas, que da color y alegría, cosa que falta últimamente en Telecinco.

  5. Pimentón, mezcla rápida, que no se queme, que ye traicioneru.

  6. Vino blanco, y tú dejas que evapore mientras piensas en lo injusto que ye a veces el mundu.

  7. Cubres todo con caldo y lo dejas cocer a fueu mediu-baxu unos 50 minutos. Que boble poco a poco, como la vida cuando va bien.

  8. Patates dentro, chascadas, importante eso, ¡n’asturiano no se corta en cubos!

  9. Dejas cocer hasta que espese y huela a gloria bendita.

Balbina despide a Lecquio como se merece

Y ahora, Alessandro, fíu, si algún día lees esto —que igual ye mucho pensar, pero nun pierdo la esperanza—, tú venme a casa cuando quieras. Aquí no te despide naide, y menos sin un plato caliente delante.

Ponte derechu, respira hondo y escucha a la abuela Balbina:
cuando una puerta se cierra, non te queda otra que empujar otra, o dar una patada pa abrir ventana. Pero nunca, nunca, nunca, quedes con fame.
Y menos de guiso.

Yo ya te despido yo hoy, pero con cariño y plato en mano:
“Hasta siempre, Lecquio, y que la tele sin ti aprenda lo que valías, cielín.”

 

 

Dejar un comentario

captcha