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Dos años y medio después de una noche que cambió tres vidas para siempre, la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Gijón, comenzó ayer el juicio por una brutal agresión ocurrida en la madrugada del 18 de enero de 2022, junto a la estación de autobuses de la calle Magnus Blikstad. Aquella noche, un hombre resultó gravemente herido tras enfrentarse al individuo que había manoseado a la mujer que lo acompañaba. El acusado, en situación irregular en España, se enfrenta a hasta once años de prisión y la posible expulsión del país.
Una noche que se torció en segundos
Eran cerca de la una menos cuarto cuando la pareja de amigos —una joven y un hombre— compartía unas cervezas en un banco frente a la estación, escuchando música en el móvil. De la nada, se acercó un desconocido: “un hombre alto, de unos veintipocos años y acento marroquí”, según declaró la víctima. El individuo, que portaba una copa de balón, empezó a soltar groserías. La mujer le pidió en varias ocasiones que se marchara, pero él no solo ignoró la advertencia, sino que le agarró el glúteo y le dijo: “pero, si te gusta”.
El comentario fue la chispa. Su amigo se levantó para recriminarle el gesto, pero no llegó a pronunciar palabra: el agresor le propinó un puñetazo que lo derribó al instante. En el suelo, aturdido, recibió una lluvia de patadas en la cara y el abdomen.
“Lo acribilló. No lo mató porque Dios no quiso”, recordaría después la mujer en el juicio, visiblemente afectada.
Un informe forense estremecedor
El informe médico-forense describe una escena de violencia salvaje. El hombre sufrió policontusiones faciales, con dolor y tumefacción en la nariz, pérdida de dos piezas dentales, movilidad de otra y dolor mandibular severo. Pero lo más grave fue lo que no se veía: una pancreatitis aguda postraumática, una laceración pancreática y un hematoma abdominal interno.
El documento pericial señala que esas lesiones “hubieran comprometido la vida del paciente de no haber recibido asistencia inmediata”. Fue trasladado de urgencia al Hospital de Cabueñes, donde fue intervenido y permaneció ingresado varios días.
Su recuperación se prolongó 289 días, casi diez meses entre hospitalización, revisiones y secuelas.
Los expertos explicaron que una pancreatitis de origen traumático es una lesión poco frecuente pero potencialmente mortal, con riesgos de hemorragia interna, necrosis pancreática o fallo multiorgánico. “Se trató de una agresión con capacidad objetiva para causar la muerte”, concluyó el forense en su informe.
Una vecina que salvó una vida
El estruendo de la pelea alertó a una vecina que, desde su ventana, vio cómo un hombre era golpeado en el suelo. Sin dudarlo, llamó al 091 y grabó la escena, un vídeo que hoy se ha convertido en una pieza clave del juicio.
Gracias a su llamada, una patrulla de la Policía Nacional llegó en pocos minutos, logrando interrumpir la agresión aunque el autor ya había huido. Minutos después, una ambulancia trasladó al herido en estado grave al hospital.
El atacante fue detenido días más tarde en la zona de Sanz Crespo. Vivía sin domicilio fijo y, según el informe social, carecía de arraigo y de permiso de residencia. Desde su detención, tiene prohibido acercarse a las víctimas a menos de 300 metros.
Peticiones de condena y posible expulsión
El Ministerio Fiscal solicita para el acusado siete años y seis meses de prisión por tentativa de homicidio y otros dos años por abuso sexual, además de cinco años de libertad vigilada y la prohibición de acercarse o comunicarse con las víctimas.
También pide la inhabilitación para trabajar en profesiones con contacto con menores durante cuatro años.
La acusación particular eleva la pena por intento de homicidio a nueve años, y la de abuso sexual a dos años adicionales.
La Fiscalía propone, además, que una vez cumplidas las tres cuartas partes de la condena, el acusado sea expulsado de España con prohibición de entrada durante ocho años.
Juicio interrumpido
A pesar de que las dos víctimas, el acusado y varios testigos declararon —incluida la vecina que grabó los hechos—, la vista oral tuvo que suspenderse ante la ausencia de los dos forenses que elaboraron el informe de lesiones y de la psicóloga que debía valorar la supuesta dependencia del acusado al alcohol y las drogas.
La Sección Octava de la Audiencia Provincial reanudará el juicio en las próximas semanas, en una sesión que dejará el caso visto para sentencia.
Un caso que reabre el debate sobre la violencia callejera
Este proceso ha vuelto a poner sobre la mesa la fragilidad de la seguridad nocturna en las zonas céntricas de Gijón y la necesidad de reforzar la vigilancia en entornos donde la convivencia se ve alterada por el consumo de alcohol o drogas.
El acusado, sin hogar ni arraigo, es un reflejo de las grietas sociales que a menudo terminan en tragedia.
Y las víctimas, un símbolo de cómo un gesto valiente —defender a una mujer acosada— puede terminar rozando la muerte.
