Carlos Mazón prepara su dimisión ante el cerco judicial del caso DANA

Carlos Mazón prepara su dimisión ante el cerco judicial del caso DANA

El president valenciano ultima su salida antes de la declaración de Maribel Vilaplana, que puede desmontar su versión sobre lo ocurrido durante la catástrofe. El PP pacta una transición ordenada con Vicent Mompó como relevo de consenso.

 

Carlos Mazón prepara su dimisión. El presidente de la Generalitat Valenciana afronta sus últimas horas al frente del Consell mientras el caso DANA se cierne definitivamente sobre él.
A solo 48 horas de que la periodista Maribel Vilaplana declare ante la jueza como testigo clave, en el PP valenciano y en Génova se da por hecho que el relevo está en marcha. El partido busca una salida controlada y sin fracturas para evitar que la tormenta política arrastre a toda la organización.

Según ha podido saber este medio, la dimisión se anunciará en los próximos días, antes de que el lunes Vilaplana comparezca ante la magistrada de Catarroja. El testimonio de la periodista —con quien Mazón compartió una comida de cuatro horas en el restaurante El Ventorro durante la jornada más crítica de la DANA— se considera decisivo: su relato puede contradecir la versión oficial del president sobre cuándo y cómo tuvo conocimiento de la magnitud del desastre.

El testimonio que puede hundirlo

La jueza ha requerido detalles concretos a Vilaplana, como el ticket de parking del vehículo que Mazón la acompañó a pagar tras la comida, clave para establecer una hora exacta.
Si, como apuntan las pesquisas, el ticket se emitió después de las 18:30 —cuando ya había fallecidos y emergencias activadas—, el president habría mentido al afirmar que desconocía la gravedad de la situación.

A ello se suma la confirmación, procedente de varios testigos y medios nacionales, de que Vilaplana mostró a Mazón un vídeo con imágenes de las inundaciones en Utiel durante la comida.
De ser así, su defensa política se desmoronaría: el argumento de que actuó “sin plena conciencia de la catástrofe” quedaría definitivamente invalidado.

El PP activa el relevo

La dirección del Partido Popular en la Comunitat Valenciana ya ha comenzado a planificar la sucesión.
El secretario general, Juanfran Pérez Llorca, ha mantenido reuniones con los presidentes provinciales —Vicent Mompó, Marta Barrachina y Toni Pérez— para consensuar un plan de transición.
El objetivo: evitar una guerra interna y mantener la estabilidad institucional.

La fórmula pactada contempla tres fases:

  1. Dimisión anunciada de Mazón, que permanecerá unas semanas para cerrar expedientes vinculados a la reconstrucción post-DANA.

  2. Interinidad de Pérez Llorca al frente del Consell, garantizando la continuidad administrativa.

  3. Congreso ordinario en el primer trimestre de 2026, en el que Vicent Mompó sería proclamado candidato de consenso con el respaldo de Génova.

Mompó, actual presidente de la Diputación de Valencia, se perfila como la opción más estable. Es un dirigente pragmático, sin enemigos internos y con buena relación con Vox, el socio de gobierno autonómico. Su perfil tranquilo agrada en Madrid, que busca cerrar la crisis sin ruido ni fracturas.

Catalá, la alternativa que divide

En paralelo, la alcaldesa de València, María José Catalá, tantea sus opciones desde Nueva York, donde se encuentra en viaje institucional. Su nombre genera recelos entre las direcciones provinciales, que la acusan de maniobrar desde la capital con el apoyo de Génova y de mirar más a Madrid que a la Comunitat.
Vox tampoco la ve con buenos ojos: su rechazo a las políticas medioambientales de la edil, como la Zona de Bajas Emisiones, ha tensado la relación entre ambos partidos.

“Si Catalá se presentara, el PP se rompería”, admite un dirigente provincial. Por eso, la apuesta por Mompó no es solo una cuestión de afinidad, sino de supervivencia.

El desgaste personal del president

Casado y padre de dos hijos, Carlos Mazón llega al final de su carrera política exhausto.
Su entorno más próximo habla de semanas sin dormir, llamadas constantes de asesores y un clima de aislamiento creciente en el Palau.
“Hace tiempo que el teléfono suena demasiado y las paredes pesan más de la cuenta”, comenta un colaborador.

Desde la DANA, su imagen se ha deteriorado rápidamente: la gestión de la catástrofe, las críticas a la lentitud en los actos de aniversario y el desgaste con Vox han minado su autoridad.
La investigación judicial ha sido el golpe final.

Génova quiere cerrar la herida

En la sede nacional del PP no se pronunciarán hasta que Mazón dé el paso públicamente, pero el plan está definido.
La prioridad es preservar la unidad y blindar a la dirección nacional ante un posible avance judicial.
Nadie quiere un caso DANA convertido en versión valenciana del “Tamayazo”: un escándalo largo, televisado y con nombres propios.

Fuentes de Génova admiten que la dimisión es la mejor manera de amortiguar el impacto, permitir una renovación serena y evitar que el caso contamine al resto del partido.
La consigna es tajante: “Cortar antes de que el agua llegue al cuello.”

Un final inevitable

En los despachos del Palau, Mazón ya ha comenzado a despedirse discretamente de sus colaboradores más cercanos.
Esta semana, según testigos, se detuvo unos segundos frente al ventanal de su despacho antes de pronunciar una frase breve:
—“Es momento de volver a casa.”

Su salida no se ha hecho oficial, pero el calendario político ya la da por descontada.
Será presentada como un relevo planificado, no como una rendición. Pero todos saben que la causa judicial ha marcado el destino del president.

La historia, esta vez, no la escribirá él. La escribirá una juez, un testimonio y un partido que ya piensa en el después.

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