• El 40% de las empresas tienen sede en concejos rurales y refuerzan la cohesión territorial del Principado
• Las cooperativas y sociedades laborales destacan por su igualdad: casi la mitad de los puestos directivos están ocupados por mujeres
• El Sepepa prepara una nueva ley autonómica para modernizar el sector y crear una marca regional de identidad
La economía social se ha consolidado como uno de los motores silenciosos del desarrollo asturiano. Un estudio encargado por el Servicio Público de Empleo del Principado (Sepepa) revela que las casi 600 empresas de economía social activas en Asturias generan un volumen de negocio superior a los 380 millones de euros anuales y mantienen más de 5.000 empleos, lo que representa el 4,5% del valor añadido bruto de la economía regional.
El análisis, elaborado por la Agrupación de Sociedades Asturianas de Trabajo Asociado y Economía Social (Asata), subraya el papel estratégico de estas entidades en un momento en que la transición ecológica y la economía circular marcan el paso hacia un nuevo modelo productivo más sostenible y equitativo.
Un modelo que pone a las personas en el centro
Las cooperativas, mutualidades, fundaciones, sociedades laborales, empresas de inserción, centros especiales de empleo, cofradías de pescadores y sociedades agrarias de transformación conforman el ecosistema de la economía social asturiana. Todas ellas comparten una filosofía común: dar prioridad a las personas frente al capital, fomentar la participación y crear empleo estable y de calidad.
El estudio detalla que la economía social asturiana está especialmente presente en los servicios sociales y de cuidados personales (35%), seguida por el comercio, la hostelería y el turismo (25%), la industria y la construcción (15%), la agroalimentación y la economía circular (15%) y, finalmente, la educación, la cultura y el deporte (10%).
Pero uno de los datos más relevantes es su impacto en el medio rural: el 40% de las empresas tienen su sede en concejos rurales, donde su actividad se traduce en empleo local, fijación de población y refuerzo de la cohesión territorial.
Diversidad, inclusión e igualdad real
La economía social no solo genera riqueza: también integra y equilibra. El estudio revela que el 35% de los trabajadores pertenecen a colectivos con especiales necesidades de inclusión, confirmando el compromiso del sector con la diversidad y la igualdad de oportunidades.
Además, las cooperativas y sociedades laborales lideran los avances en igualdad de género en la toma de decisiones: el 48% de los puestos directivos están ocupados por mujeres, una cifra que supera ampliamente la media del tejido empresarial convencional.
Un sector que resiste y crece
Otro dato que destaca el informe es la tasa de supervivencia empresarial del 75%, muy por encima del 50% que presentan las pymes tradicionales. Este indicador refleja la fortaleza del modelo cooperativo y asociativo, que combina rentabilidad con sostenibilidad social y territorial.
Hacia una nueva ley asturiana de economía social
La Consejería de Ciencia, Industria y Empleo ya trabaja en la elaboración de una ley autonómica de economía social que incorpore las recomendaciones del estudio. Entre ellas, destacan la digitalización de las estructuras empresariales, el relevo generacional, y la creación de una marca regional que distinga a las empresas asturianas de economía social como ejemplo de responsabilidad, compromiso y arraigo.
El objetivo es claro: modernizar el marco normativo y situar a Asturias como una referencia nacional en un modelo económico que combina innovación, sostenibilidad y valores humanos.
“La economía social demuestra que se puede crecer sin dejar a nadie atrás, que la rentabilidad y la solidaridad pueden ir de la mano”, señala el informe.
Con sus 380 millones de euros de facturación, más de 5.000 empleos y una sólida presencia en el medio rural, la economía social se perfila como uno de los pilares del futuro económico y social de Asturias.
