En mayo de 2026 los robots empezarán a patrullar por nuestras calles: la invasión silenciosa ya está en marcha

En mayo de 2026 los robots empezarán a patrullar por nuestras calles: la invasión silenciosa ya está en marcha

Vigilantes, repartidores, limpiadores o asistentes: los primeros robots autónomos llegarán a España en masa antes del verano que viene. En Asturias, Gijón y Avilés ya preparan proyectos piloto.

 

Si hoy te cruzas con un robot cuadrúpedo paseando por un polígono o un vehículo autónomo que reparte comida por la acera, no es ciencia ficción: es un ensayo de lo que viviremos a partir de mayo de 2026.
Según fuentes del sector tecnológico y de importadores españoles, los primeros centenares de robots de vigilancia y servicio están ya en proceso de aduanas y comenzarán a desplegarse en empresas de seguridad, parques empresariales y zonas urbanas inteligentes en los próximos seis meses.

El desembarco es inminente: España se prepara para una oleada de robots “de servicio” —es decir, máquinas que no trabajan en fábricas, sino en entornos humanos—. Y Asturias podría ser uno de los primeros laboratorios reales: con su red de ciudades inteligentes y su apuesta por la digitalización industrial, Gijón, Avilés y el Parque Tecnológico de Llanera figuran entre los escenarios posibles.

Los primeros en llegar: los robots vigilantes

Los importadores españoles han empezado a traer robots de vigilancia autónoma, fabricados principalmente en Asia, con tecnología de cámaras 360º, visión nocturna, sensores térmicos y conexión directa a central. Son capaces de patrullar durante 12 horas seguidas, grabar todo el entorno y detectar movimientos sospechosos.

Su aspecto recuerda a los famosos “perros robóticos” de Boston Dynamics o Unitree, pero con carcasas de seguridad industrial y software adaptado al entorno europeo.
Empresas españolas de seguridad privada ya han encargado más de 300 unidades para distribuirlas entre Madrid, Cataluña, Valencia y el norte de España durante el primer semestre de 2026.

La previsión, según fuentes del propio sector, es que para mayo de 2026 haya robots patrullando de forma habitual en recintos cerrados, polígonos industriales, campus universitarios y, de forma experimental, en calles controladas por ayuntamientos pioneros.

Después llegarán los de reparto, limpieza y atención pública

Los siguientes en desplegarse serán los robots de reparto urbano y limpieza automatizada, ya en fase de pruebas en Zaragoza, Alcobendas y Málaga.
Pequeños vehículos eléctricos, con sensores LIDAR y cámaras frontales, que transportan pedidos de supermercado o comida hasta la puerta del cliente, circulando por aceras o carriles bici a menos de 6 km/h.

Asturias podría ser una de las siguientes regiones en adoptarlos.
Gijón y Avilés, con proyectos de ciudad inteligente activos y red 5G en zonas urbanas, se perfilan como lugares idóneos para probar robots de reparto y limpieza urbana en playas, parques o avenidas peatonales.

En paralelo, los robots sociales —aquellos que asisten en hospitales, museos o residencias— ya están operando en modo piloto. En el HUCA y en centros de día de Oviedo y Langreo se han realizado ensayos con robots de acompañamiento y estimulación cognitiva.

Por qué 2026 es el año clave

Tres factores hacen que el próximo año sea el punto de inflexión:

  1. Bajada drástica de precios. Los robots de servicio cuestan hoy un 60% menos que hace tres años. Un robot cuadrúpedo que en 2022 valía 80.000 €, hoy se consigue por menos de 20.000 €.

  2. Demanda creciente. La seguridad privada, la limpieza y la logística viven una crisis de personal. Un robot no libra, no pide vacaciones y graba todo lo que ve.

  3. Marco legal europeo. Con la Ley de Inteligencia Artificial de la UE ya aprobada, las empresas pueden registrar, asegurar y operar estos robots sin lagunas jurídicas.

El resultado: en 2026 veremos por primera vez robots trabajando a la vista del público, legalmente y a escala comercial.

“Primero vendrán por la noche”

Los especialistas en integración robótica explican que los primeros meses los robots patrullarán de madrugada: polígonos, hospitales, universidades, recintos feriales, puertos y parques tecnológicos.
Después, en otoño de 2026, algunos municipios permitirán que robot-vigilantes o de limpieza operen en horario diurno, especialmente en zonas peatonales o turísticas.

“En mayo ya veremos robots por la calle. No en todas las ciudades, pero sí en algunas. Y a finales de 2026, será algo normal”, explica uno de los ingenieros de una firma asturiana que está desarrollando software de control para este tipo de máquinas.

Los robots que veremos primero

  1. De vigilancia: cuadrúpedos y sobre ruedas, con cámaras, sensores térmicos y altavoces.

  2. De reparto: cajas motorizadas con compartimentos para pedidos o medicamentos.

  3. De limpieza: autónomos que aspiran, barren o lavan calles y paseos.

  4. De asistencia: robots sociales que hablan y ayudan a personas mayores o visitantes.

  5. De inspección: modelos industriales que revisan obras, muelles o túneles.

Asturias, campo de pruebas

El Gobierno del Principado, a través de sus programas de innovación urbana, ya está explorando proyectos de robótica en entornos públicos.
En Gijón, el Ayuntamiento estudia un piloto de vigilancia con robot móvil en el recinto ferial Luis Adaro, mientras que en Avilés se plantea su uso para control de accesos y limpieza en el puerto y en el Niemeyer.

En Oviedo, el HUCA y varios centros de investigación analizan robots autónomos para logística hospitalaria, capaces de llevar medicación o muestras sin intervención humana.

Si los proyectos prosperan, Asturias podría ser en 2026 una de las primeras regiones españolas donde convivamos con robots de manera cotidiana.

El otro lado: quién controla al que vigila

La gran incógnita no es técnica, sino ética y legal:
¿quién controla lo que ve un robot? ¿A quién pertenecen los datos de vídeo, audio o movimiento que registra?
El uso de cámaras móviles conectadas a la nube plantea problemas de privacidad, ciberseguridad y trazabilidad de datos.

En la práctica, un robot de vigilancia podría grabar más de lo que debería. Y si el sistema se hackea, el intruso vería lo mismo que el centro de control.
Los expertos insisten: “la seguridad no puede automatizarse sin supervisión humana. El robot sustituye piernas, no juicio”.

Una revolución a la vuelta de la esquina

De aquí a doce meses, cuando veas pasar un aparato con ruedas y cámaras por la acera, no será un prototipo, sino un empleado con número de serie.
Primero lo verás patrullando un aparcamiento o entregando comida. Después, limpiando una calle. Luego, hablando con alguien en una oficina turística.

Y entonces ya no habrá vuelta atrás.
Los robots no llegarán: ya están en camino. Y en mayo de 2026 empezarán a trabajar entre nosotros.

Dejar un comentario

captcha