Pánico en Riaño: un pitbull desata el horror, madre e hija luchan por salvarse

Pánico en Riaño: un pitbull desata el horror, madre e hija luchan por salvarse

Un paseo cotidiano se transformó en escena de caos. Madre e hija caminaban tranquilas por las calles de Riaño, con su perro pitbull —recién adoptado según vecinos—, cuando el destino dio un vuelco feroz. El animal, aparentemente alterado por ruidos externos, se soltó del bozal y se transformó en bestia, atacando sin piedad. Las dos mujeres huyeron, buscando refugio desesperado en un portal cercano. Allí, con el perro acechando, pidieron auxilio mientras se desangraban de mordiscos en brazos y manos.

“Si llegan a estar solas, las mata”, dijo una vecina al recordar cómo el animal acechaba la puerta, intentando irrumpir aún tras ellas. Las llegaron a escuchar gritos sofocados, las súplicas por clemencia. Durante lo que pareció una eternidad, se agarraron a ese portal como si fuera una bóveda de salvación.

Cuando la madre trató de proteger a su hija, recibió mordiscos brutales en la mano; ella, hirió la piel del brazo ante cada intento desesperado de razonar con el animal. Vecinos gritaban desde balcones. Algunos intentaron acercarse; otros se escondieron. Inútiles gestos. El pitbull estaba fuera de control.

Solo cuando alguien logró abrir la puerta pudieron entrar. Primero la madre, arrastrándose, luego la hija, con la respiración entrecortada. El perro merodeaba la entrada, buscando cómo colarse. Lejos de calmarse, se aproximaba. Fue necesario que alguien arrojara calderos de agua fría para disuadirlo momentáneamente. Policías locales llegaron poco después, con una mezcla de coraje y cautela: lograron calmarlo ofreciéndole agua y alimentos, y finalmente acabaron por retirarlo del lugar.

Ambas afectadas fueron trasladadas al Hospital Valle del Nalón: la hija, joven de unos veinte años, quedó ingresada allí; la madre, con heridas más graves, fue derivada al HUCA (Oviedo). Las primeras evaluaciones apuntan a múltiples mordeduras profundas, riesgo de infección y posible daño permanente.

Los vecinos no pueden olvidar el estruendo del altavoz de un vendedor ambulante, unos ladridos previos, el momento en que el perro “se quedó inquieto” y saltó sobre ellas como un relámpago. Dicen que apenas llevaban el animal unos días tras adoptarlo en una perrera. Nadie se esperaba un desenlace tan trágico en un paseo cualquiera.

Ahora, la policía investiga: ¿llevaba el perro la documentación exigida? ¿Tenía licencia de PPP? ¿Estaba asegurado? ¿Fue un fallo humano o letal irresponsabilidad? El perro podría quedar bajo custodia administrativa, evaluado por expertos caninos.

Mientras tanto, los pasillos del hospital se llenan de preguntas: ¿cómo pudo suceder tan rápido? ¿cómo defenderse de quien debía cuidar de ti? En Riaño, hoy más que nunca, se habla de prevención, control y responsabilidad.

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