El hombre que decapitó a su padre en Ribera de Arriba será juzgado por un jurado popular

El hombre que decapitó a su padre en Ribera de Arriba será juzgado por un jurado popular

La Fiscalía pide una única vista oral para Pablo Muñiz, de 46 años, acusado de asesinato, intento de homicidio, daños y resistencia a la autoridad tras una noche de horror en abril de 2024

 

La noche del 8 de abril de 2024, el silencio del pequeño núcleo de El Picón, en Ribera de Arriba, se rompió con gritos, golpes y el sonido seco de una puerta aporreada. Minutos después, un hombre desnudo, ensangrentado y fuera de sí bajaba la cuesta con un hacha en una mano y la cabeza de su padre en la otra. Corría hacia la rotonda de la N-630, entre los coches que a esa hora salían o entraban a Oviedo, lanzando la cabeza contra los vehículos y riendo a carcajadas. Aquella imagen —imposible de borrar para quienes la presenciaron— marcó uno de los episodios más estremecedores de la crónica negra asturiana reciente.

Se llamaba Miguel Ángel Muñiz, tenía 71 años y había trabajado casi toda su vida como celador en el HUCA. Su hijo, Pablo Muñiz, de 46 años, vivía con él por temporadas. Esa noche, según el relato de la investigación, lo atacó dentro de la vivienda. El padre intentó escapar hacia una casa vecina, pero no llegó a tiempo. “Oímos golpes desesperados en la puerta, gritos, y no abrimos por miedo… quizá nos salvó no abrir”, recordaba una vecina horas después, todavía en shock.

A pocos metros, Pablo decapitó a su padre con un hacha. Dejó el cuerpo en el porche y se llevó la cabeza cuesta abajo, hasta la rotonda de Soto de Ribera, donde se cruzó con varios coches. Allí comenzó un delirio de violencia: arrojó la cabeza contra los parabrisas, golpeó vehículos, cantó el Cara al sol y se encaró con los conductores que intentaban escapar. A uno de ellos —un guardia civil recién jubilado— le lanzó la cabeza de su padre con tal fuerza que le causó lesiones en la cara.

Los servicios de emergencia recibieron decenas de llamadas. “Hay una cabeza en mitad de la rotonda”, decía con voz temblorosa una de las grabaciones difundidas días después. La Guardia Civil llegó en cuestión de minutos y logró reducir al agresor, que ofreció una resistencia “violenta y descomunal”, según el atestado. Fue trasladado de inmediato al Hospital Universitario Central de Asturias, donde ingresó en el área de Psiquiatría bajo custodia policial.

Prisión provisional y evaluación psiquiátrica

Durante su estancia en el HUCA, la jueza instructora se desplazó al hospital para tomarle declaración. Pablo Muñiz reconoció los hechos y fue sometido a un primer examen médico. Las pruebas descartaron consumo de alcohol o drogas, y se ordenó una evaluación psiquiátrica más profunda para determinar si actuó bajo un brote psicótico.

El juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, medida que se hizo efectiva en cuanto recibió el alta médica. Desde entonces, permanece recluido en el Centro Penitenciario de Asturias.

Petición de jurado popular

La Fiscalía del Principado de Asturias ha solicitado ahora que el caso sea juzgado por un jurado popular, al entender que los delitos de asesinato y homicidio en grado de tentativa son competencia del Tribunal del Jurado según la Ley Orgánica 5/1995. Pide, además, una única vista oral que agrupe los distintos delitos —asesinato consumado, homicidio intentado, daños y resistencia a la autoridad— por “su evidente conexidad”, ya que todos habrían sido cometidos “por la misma persona y en un mismo estado de perturbación”.

La fiscalía argumenta que dividir el proceso supondría vulnerar el principio de “non bis in ídem”, que impide juzgar dos veces los mismos hechos. Por ello, la vista se celebrará en la Audiencia Provincial de Oviedo, previsiblemente en 2026, una vez concluida la fase de instrucción y presentadas las acusaciones formales.

Un pueblo marcado por el horror

El Picón es un lugar minúsculo, apenas una docena de casas desperdigadas en las colinas de Ribera de Arriba. Desde aquella noche, los vecinos siguen sin poder borrar las imágenes ni los gritos. “Esto no lo olvidaremos nunca. Fue como si el mal se hubiera desatado aquí mismo”, confesaba un residente a los pocos días del suceso.

La familia del acusado pidió entonces “respeto y rigor” ante lo que calificaron como “un tormento insoportable”. Ninguno de ellos ha vuelto a hablar públicamente del caso. Miguel Ángel, el padre asesinado, fue enterrado en Oviedo en una ceremonia discreta, rodeado de antiguos compañeros del HUCA.

El juicio que intentará explicar lo inexplicable

El procedimiento sigue en fase de instrucción judicial y el escrito de acusación formal aún no ha sido presentado. La defensa de Pablo Muñiz espera los resultados definitivos del informe psiquiátrico para decidir si solicitará que el acusado sea declarado inimputable por trastorno mental grave.

La fiscalía, en cambio, considera acreditado que existió intención homicida y que los hechos fueron cometidos con violencia extrema y plena consciencia. La última palabra la tendrá un jurado popular, que deberá enfrentarse a uno de los crímenes más atroces que recuerda Asturias.

Mientras tanto, el silencio ha vuelto a El Picón. Pero quienes estuvieron allí aquella noche dicen que basta cerrar los ojos para volver a oír los golpes, los gritos y el ruido del metal contra el asfalto.

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