¿Cómo se ha convertido Luis Enrique en el mejor entrenador del mundo?

¿Cómo se ha convertido Luis Enrique en el mejor entrenador del mundo

El técnico asturiano fue proclamado anoche en París como Mejor Entrenador del Año en la gala del Balón de Oro. El galardón corona una trayectoria marcada por la exigencia, la resiliencia y un estilo inconfundible que ha llevado al PSG a lo más alto de Europa.

 

París se rinde a Luis Enrique

Aplausos cerrados, luces sobre el escenario del Théâtre du Châtelet y un anuncio que ya es parte de la historia del fútbol: Luis Enrique Martínez, Mejor Entrenador del Año. El asturiano no pudo estar presente —el calendario le tenía atado al banquillo en el Clásico francés—, pero un vídeo suyo apareció en pantalla con palabras de gratitud. El aplauso fue elocuente: el mundo del fútbol reconocía no solo una temporada brillante, sino una carrera forjada en hierro.

La gala dejó además otra imagen poderosa: su hija Sira Martínez recogiendo el Premio Sócrates concedido a la Fundación Xana, creada tras la pérdida de su hermana. La emoción familiar se mezcló con la gloria profesional.

De Gijón a París: una vida hecha de retos

Luis Enrique siempre fue un competidor nato. En el Sporting, en el Real Madrid y en el Barcelona como jugador, ya destacaba por su intensidad, polivalencia y carácter indomable. Esa energía se convirtió, años después, en el sello de su pizarra.

Su paso por la Roma le curó de las turbulencias externas y en el Celta empezó a diseñar su fútbol de autor: presión alta, laterales largos, extremos que fijan y un bloque solidario. Era la semilla de lo que vendría.

En el Barcelona, tocó la cima pronto: el trébol de 2015 (Liga, Copa y Champions) con la MSN al frente le presentó como un gestor capaz de domesticar estrellas y, al mismo tiempo, dotarles de un plan colectivo.

Con la selección española, devolvió competitividad en grandes citas: semifinales en la Euro 2021 y finales de Nations League. Allí consolidó un modelo valiente, con meritocracia real y juventud como bandera.

Y en París, su último reto, logró lo que parecía imposible: que el PSG dejara de ser un equipo de individualidades para convertirse en un conjunto cohesionado, competitivo y ganador. La Champions 2025 y un triplete doméstico fueron el broche.

El método Lucho: intensidad, claridad y día a día

Luis Enrique no vende humo. Es directo, exigente y hasta áspero en rueda de prensa, pero pedagógico con su vestuario. Sus equipos tienen una firma reconocible:

  • Presión tras pérdida inmediata.

  • Portero como primer atacante.

  • Extremos anchos para estirar defensas.

  • Interiores que llegan desde segunda línea.

Más allá de la táctica, su estilo se sostiene en una convicción: “El día a día lo es todo”. No hay titulares garantizados ni indulgencia con las estrellas; solo entrenamientos que marcan la jerarquía.

Resiliencia y legado personal

La proclamación de anoche fue también la de un hombre que ha sabido transformar el dolor en impulso. La Fundación Xana, que impulsa proyectos sociales y solidarios, simboliza la otra cara de Luis Enrique: la de un padre que convierte la tragedia en acción positiva. Que ese reconocimiento coincidiera con su premio como entrenador del año dibuja un relato completo de éxito y humanidad.

El premio que cierra un círculo

La gala del Balón de Oro 2025 quedará enmarcada como la noche en la que Luis Enrique se consagró como el mejor entrenador del mundo. No fue solo el triunfo de un título o de una temporada; fue el reconocimiento a una forma de entender el fútbol y la vida: competir sin concesiones, entrenar sin excusas y liderar con autenticidad.

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