El Día de América en Asturias más participativo llena Oviedo de color, música y emoción

El Día de América en Asturias más participativo llena Oviedo de color, música y emoción

Más de 120.000 personas vibran con un desfile histórico que unió samba, sidra, folclore asturiano y latinoamericano en una edición que quedará grabada en la memoria colectiva.

 

Oviedo vivió este viernes una de esas jornadas que marcan época. El Día de América en Asturias, nacido hace ya tres cuartos de siglo de la mano del dibujante Alfonso Iglesias, se transformó en un auténtico mar de gente: más de 120.000 personas abarrotaron las calles para presenciar un desfile que superó todos los registros anteriores. El récord no sólo estuvo en el público: también en los más de 3.000 figurantes que dieron vida a un espectáculo desbordante, emocionante y sorprendente desde el primer minuto.

Una ciudad transformada

La tarde se encendió en cuanto comenzaron a rugir los motores de los haigas y coches clásicos que abrían la serpiente multicolor. Tras ellos, un centenar de jóvenes ondeando banderas de América anunciaban lo que estaba por llegar: una Oviedo convertida en escenario de encuentro, en plaza mayor de dos continentes, en corazón que latía al ritmo de gaitas, tambores, mariachis y sambas.

En apenas dos horas, las 44 secuencias del cortejo avanzaron por la calle Uría con una agilidad inusual, lo que permitió a los espectadores disfrutar de un desfile vibrante, sin parones ni largas esperas, con la sensación de estar inmersos en una película en movimiento.

Perú, protagonista del homenaje

El país invitado de este año fue Perú, que desplegó una carroza imponente cargada de símbolos: torres coloniales, motivos incas, máscaras tradicionales y tejidos que parecían recién salidos de un mercado de Cusco. Dos grandes carteles presididos por la imagen del papa León XIV recordaban su vínculo con el país sudamericano bajo el lema «Viva América». Los bailes peruanos arrancaron ovaciones que se mezclaban con los aplausos a las delegaciones de Colombia, Ecuador, México, Brasil y Argentina, que llenaron la avenida de ritmo y color.

La carroza de México, con sus mariachis, logró una de las ovaciones más intensas de la tarde; las brasileñas, con sus movimientos de samba, prendieron la chispa de la fiesta; y los grupos folclóricos de Colombia y Ecuador aportaron esa cadencia que convierte a la música en puente de unión entre pueblos.

Asturias también brilló

El desfile no sólo miró al otro lado del Atlántico. Asturias mostró músculo y tradición:

  • Los 80 cabezudos de Puerto de Vega y los 90 de San Timoteo llenaron de risas a los más pequeños.

  • Las carrozas infantiles, pobladas de superhéroes de Marvel, hicieron que los críos saltaran y corrieran de un lado a otro, mezclando lo popular con lo contemporáneo.

  • La carroza de la peña Cotiellos de Valdesoto, con más de 30 metros, rindió homenaje a los viejos oficios autóctonos y recordó que su localidad ha sido reconocida este año como Pueblo Ejemplar.

  • El Museo de Las Ayalgas de Silviella, el grupo de La Regalina de Cadavedo y los indianos de Gijón, Oviedo y Puerto Rico aportaron memoria viva y emoción en cada detalle.

  • Y la carroza de la calle Gascona puso la guinda, repartiendo culinos de sidra entre un público entregado, que alzó los vasos como si de un brindis colectivo se tratara.

Uno de los momentos más especiales lo protagonizó Pipo Prendes, que desde la carroza de la Federación Internacional de Centros Asturianos entonó la canción Asturamérica. Su voz, fundida con el aplauso de miles de gargantas, se convirtió en himno espontáneo de unión entre Asturias y América.

Una ciudad entregada

El desfile fue también un termómetro del ánimo popular. Familias enteras, niños subidos a los hombros de sus padres, mayores que no quisieron perderse la cita, turistas que se toparon con un espectáculo inesperado… todos compartieron la misma sensación: la de vivir algo grande.

Oviedo se convirtió en un escenario coral donde cada rincón vibraba: las banderas ondeando, los trajes bordados brillando bajo la luz de la tarde, la sidra refrescando gargantas, los cuerpos moviéndose al ritmo de las gaitas y los tambores. Era imposible no dejarse arrastrar por la corriente de energía que recorría la ciudad.

Balance de récord

La Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) y el Ayuntamiento coincidieron en el diagnóstico: un éxito rotundo. La buena meteorología, la organización fluida y la implicación de todos los colectivos dieron como resultado un Día de América en Asturias histórico, el más multitudinario jamás vivido.

Al caer la noche, todavía se hablaba en bares y terrazas del espectáculo vivido. Muchos coincidían en una idea: este desfile no es solo una cita dentro de San Mateo, es una celebración de identidad, memoria y futuro. Un puente que une dos orillas y que convierte, por unas horas, a Oviedo en capital emocional de América y de Asturias.

Dejar un comentario

captcha