La jueza de Instrucción de Cangas de Onís ha decretado el secreto de sumario en la investigación por el asesinato del ganadero riosellano Antonio “Toño” Otero Toraño, de 60 años, hallado muerto el pasado 12 de septiembre en su vivienda de Cuevas del Agua (Ribadesella) tras recibir numerosos golpes en la cabeza.
La decisión judicial supone un blindaje total de las diligencias para garantizar que la Guardia Civil pueda trabajar sin filtraciones, sin presiones mediáticas y con margen suficiente para esclarecer un caso plagado de contradicciones. La medida implica que ninguna de las partes, salvo la Fiscalía, tendrá acceso al contenido de las actuaciones mientras dure este periodo de secreto, que se fija inicialmente en un mes pero que puede ser prorrogado por la magistrada si lo estima necesario.
Un caso con demasiadas sombras
Según la primera versión de los hechos, dos hombres encapuchados irrumpieron a plena luz del día en la casa del ganadero exigiendo dinero. La víctima fue golpeada de manera brutal en presencia de su pareja y de la hermana de esta, que declararon durante horas en el cuartel. Sin embargo, no existen imágenes ni testigos externos que confirmen esa presencia, los perros de la finca no ladraron pese al violento ataque y no se ha localizado aún el arma utilizada en el crimen.
La Guardia Civil mantiene abiertas varias líneas de investigación y, de forma discreta, está revisando grabaciones privadas, inspeccionando fincas colindantes, analizando vestigios forenses y cotejando las declaraciones con las pruebas objetivas.
Qué busca el secreto de sumario
La jueza ha optado por esta medida porque considera esencial dilucidar quién miente y quién dice la verdad en un caso donde los relatos han mostrado contradicciones y lagunas importantes. El secreto de sumario servirá para:
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Evitar que se filtren datos sensibles que puedan facilitar la destrucción de pruebas o la coordinación de versiones falsas.
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Evaluar con mayor claridad la credibilidad de los testimonios sin que estén contaminados por lo publicado en medios.
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Proteger las diligencias policiales más delicadas, desde análisis de telefonía y ADN hasta reconstrucciones de los hechos.
Un procedimiento habitual en casos graves
El secreto de sumario es una herramienta prevista en la Ley de Enjuiciamiento Criminal que permite al juez proteger la eficacia de la investigación en sus fases más críticas. Normalmente se decreta por un mes y puede prorrogarse, pero debe alzarse al menos diez días antes de concluir la instrucción para que las partes puedan preparar su defensa.
En este caso, la medida judicial refuerza el carácter hermético de una investigación que conmociona a Asturias y mantiene en vilo a vecinos y familiares. La incógnita sigue abierta: ¿hubo realmente encapuchados o el crimen tiene su origen en el entorno más cercano de la víctima?
Por el momento, todas las miradas están puestas en el trabajo silencioso de la Guardia Civil y en la decisión de la jueza de cerrar a cal y canto el sumario, una señal clara de que la verdad del caso Otero Toraño deberá construirse con pruebas sólidas, lejos de la presión mediática y del ruido de versiones contradictorias.