Nuevos indicios apuntan a que el crimen del ganadero riosellano José Antonio Otero Toraño no encaja con la irrupción de desconocidos: no hay rastro en cámaras, los perros no ladraron y la pareja y la cuñada declararon durante seis horas. La juez bloqueó la incineración y se buscan el arma y conexiones en antenas de telefonía.
La investigación del asesinato del ganadero riosellano José Antonio Otero Toraño, conocido como ‘Toño’, ha entrado en una fase clave. Tres días después del crimen, la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil concentra las pesquisas en el entorno cercano de la víctima y pone en duda la versión inicial de que dos encapuchados lo atacaron a la entrada de su vivienda en Cuevas del Agua (Ribadesella).
Indicios que no encajan
Las novedades conocidas hoy estrechan el foco:
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Las cámaras de seguridad de la zona no han captado a los supuestos agresores.
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Los perros de la finca no ladraron, un detalle que hace pensar a los investigadores en la posible familiaridad de la víctima con quien se encontraba en la escena.
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La pareja y la cuñada de ‘Toño’ declararon durante seis horas, aportando la supuesta ruta de huida de uno de los encapuchados —un salto de muro hacia una finca colindante—, pero las inspecciones no han hallado evidencias concluyentes.
La autopsia y la búsqueda del arma
El informe preliminar de la autopsia confirma que Otero murió tras recibir golpes en la cabeza con un objeto contundente, lo que le provocó una parada cardiorrespiratoria. El arma homicida no ha sido localizada.
Los investigadores esperan ahora los análisis forenses completos, la revisión de ADN y el vaciado de datos de las antenas de telefonía para situar dispositivos en la zona en el momento de la agresión.
Hipótesis revisada
La versión de dos encapuchados pierde fuerza: no hay pruebas objetivas que avalen su presencia y se abre paso la hipótesis de una agresión dentro de la vivienda. Fuentes de la investigación apuntan a que el móvil podría ser personal o económico, ligado al entorno directo del ganadero.
Decisiones judiciales y funeral
La juez que instruye el caso impidió la incineración del cadáver, como pedía parte de la familia, hasta completar las diligencias forenses. Finalmente, Otero fue enterrado en el cementerio de Xuncu.
La televisión pública asturiana informó además de que la pareja del ganadero también habría sufrido una agresión durante el episodio, y que existían conflictos abiertos en el entorno de la víctima, extremos que la Guardia Civil contrasta con cautela.
Una investigación que recuerda al caso Ardines
El caso está en manos del mismo grupo de la Policía Judicial que resolvió el asesinato del concejal llanisco Javier Ardines, atacado por sicarios en 2018. La experiencia de ese equipo refuerza la expectativa de que se esclarezcan pronto los hechos.
Claves de lo nuevo en la investigación
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No hay rastro en cámaras de los encapuchados.
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Los perros no ladraron.
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Seis horas de declaración de pareja y cuñada.
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Arma contundente aún no localizada.
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Antenas de telefonía y ADN, a análisis.
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Juez bloquea incineración; entierro en Xuncu.
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La hipótesis de agresores desconocidos pierde fuerza; gana peso el entorno de la víctima.
El caso Otero Toraño marca ya un antes y un después en Ribadesella. Las dudas sobre la versión de los encapuchados y el peso creciente de la hipótesis de un crimen con móvil personal sitúan la investigación en un terreno delicado: el de mirar hacia dentro.
