La estirpe asturiana que se convirtió en pilar de la República Dominicana afianza su legado transatlántico con la creación de unos prestigiosos premios en su tierra natal.
El círculo virtuoso de un legado
Hay historias que trascienden el éxito empresarial para convertirse en auténticas leyendas de progreso y filantropía. La de la familia Corripio Alonso es, sin duda, una de ellas. El pasado año se escribió en su legado la creación de una nueva fundación en Asturias destinada a premiar la excelencia. Esta no es el inicio de su labor social, sino la culminación de un círculo virtuoso. Es el emotivo retorno a la cuna de un clan que, tras erigirse como un coloso en la República Dominicana, vuelve la vista a su origen para sembrar allí las mismas semillas de reconocimiento y desarrollo que con tanto esmero ha cultivado en el Caribe. Para comprender la magnitud de este gesto, es necesario sumergirse en la historia de una familia cuyo poderío es directamente proporcional a su sentido del deber.
El origen: La huella indeleble de Arroes, Villaviciosa
Todo imperio tiene un punto de partida, un lugar donde se forjan los valores que lo sustentarán. Para los Corripio, ese lugar es Arroes, una pequeña parroquia en el concejo de Villaviciosa, Asturias. Fue en este enclave de la "tierriña", entre el verde de los prados y el olor del Cantábrico, donde se cimentó el carácter de la familia: una cultura del trabajo incansable, la austeridad como principio y una visión de futuro que les impulsaría a cruzar el océano. Esta profunda conexión con Villaviciosa y sus alrededores nunca se ha desvanecido. Es un vínculo emocional que explica su decisión de establecer ahora, en su tierra natal, un mecanismo para impulsar y celebrar el talento asturiano, devolviendo a su comunidad una parte del inmenso éxito cosechado.
El coloso del Caribe: Anatomía del Grupo Corripio
Hablar de la República Dominicana moderna es hablar del Grupo Corripio. Lo que comenzó como un modesto negocio familiar se transformó, bajo el liderazgo visionario de don Bernabé Corripio Alonso, en uno de los conglomerados empresariales más influyentes y diversificados del país. Su actividad profesional no es meramente económica; es estructural, un pilar sobre el que se asienta gran parte del tejido productivo y social dominicano:
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Imperio de la comunicación: Son los grandes referentes de la opinión pública. A través de medios emblemáticos como los periódicos Hoy, El Nacional y El Día, y canales de televisión de máxima audiencia como Telesistema 11 o Teleantillas, no solo informan, sino que moldean el discurso cultural y social de la nación.
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Potencia industrial y comercial: Su presencia es masiva en la industria, desde la producción de pinturas y plásticos hasta la distribución de electrodomésticos y vehículos. Son socios de gigantes internacionales y su red comercial llega a cada rincón del país, generando miles de empleos directos e indirectos y dinamizando la economía.
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Otros sectores estratégicos: Su visión les ha llevado a invertir en áreas tan diversas como la distribución de gas, los servicios financieros y el sector agroindustrial, demostrando una capacidad única para identificar oportunidades y convertirlas en motores de desarrollo.
El Grupo Corripio no es solo un actor económico; es una institución de facto, sinónimo de estabilidad, empleo y progreso para millones de dominicanos.
La misión trascendente: La Fundación Corripio Alonso (1986)
Mucho antes de la iniciativa en Asturias, el compromiso social de la familia ya estaba institucionalizado. En 1986 se creó la Fundación Corripio Alonso (Fundacor), el alma filantrópica del grupo. Lejos de ser un apéndice, la fundación es la expresión máxima de su filosofía: el éxito debe revertir en la sociedad. Su labor desde entonces ha sido monumental y sostenida:
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Premios Fundación Corripio: Establecidos como los galardones más prestigiosos de la República Dominicana, reconocen anualmente la trayectoria de toda una vida de personalidades e instituciones en las ciencias, las artes y la comunicación. Son un acto de mecenazgo que valida el mérito y eleva el capital intelectual de la nación.
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Baluarte de la cultura y la educación: La fundación es el gran sostén de instituciones clave como la Academia Dominicana de la Lengua, museos nacionales y proyectos editoriales que rescatan el patrimonio histórico. Su apoyo a la educación, mediante becas e infraestructuras, es una inversión directa en el futuro del país.
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Compromiso con la salud y el bienestar social: A través de donaciones estratégicas a hospitales y centros de salud, y el apoyo a organizaciones benéficas, su impacto llega a los sectores más vulnerables de la población.
Un puente de excelencia hacia Asturias
La creación de los nuevos premios en Asturias es la exportación de este exitoso modelo de filantropía. Se espera que estos galardones, al igual que sus homólogos dominicanos, se conviertan rápidamente en un referente de prestigio, destinados a identificar y celebrar a aquellos asturianos —individuos o colectivos— cuyos proyectos en el ámbito cultural, científico o social sean considerados ejemplares. Es, en definitiva, un puente de excelencia que conectará la meritocracia dominicana que ellos mismos impulsaron con el talento latente en su tierra de origen.
Reconocimiento institucional y legado final
La obra de la familia Corripio ha sido reconocida en los más altos estamentos. La conocida fotografía con Su Majestad el Rey no es una mera anécdota, sino la confirmación del estatus de la familia como un actor clave en la relación entre España y la República Dominicana. Este reconocimiento institucional subraya que su labor es vista como una contribución de primer orden, no solo al bienestar social, sino al fortalecimiento de los lazos históricos y culturales que unen ambas naciones.
La saga de los Corripio Alonso es la crónica de un viaje de ida y vuelta. Un viaje que partió de la humildad de Arroes para construir un imperio en el Caribe, y que ahora regresa a su origen no con nostalgia, sino con un poderoso proyecto de futuro. Son la prueba viviente de que la verdadera riqueza no se mide en lo que se acumula, sino en lo que se devuelve.