Nacimiento de la Autonomía y el Día de Asturias (1980–1984)
Asturias inició la década de 1980 embarcada en el proceso autonómico. El Estatuto de Autonomía fue aprobado a finales de 1981 y entró en vigor en 1982, sentando las bases de las nuevas instituciones regionales. Antes incluso de tener estatuto, el Consejo Regional de Asturias decretó en 1980 que el Día de Asturias se celebraría el 8 de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Virgen de Covadonga, patrona regional. Ese año se celebraron los primeros actos oficiales en Cangas de Onís, seguidos de eventos en Gijón (1981) y Avilés (1982).
Tras la aprobación del estatuto, la fecha quedó reconocida oficialmente en 1983 como festivo regional, aunque no sin debate: hubo desacuerdos sobre vincularlo a una celebración religiosa y sobre qué localidades debían acoger los actos. Finalmente, en 1984 se aprobó la Ley 5/1984, que instituyó formalmente el Día de Asturias como fiesta oficial del Principado. Desde entonces, cada año el Gobierno autonómico elige una localidad distinta para los actos institucionales, recorriendo así todo el territorio.
En esos primeros años también se regularon los símbolos autonómicos (bandera, escudo) y se instauró la Medalla de Asturias y otros títulos honoríficos, que cada 8 de septiembre distinguen a personas e instituciones que contribuyen al prestigio del Principado.
Asturias en los años 80: crisis industrial y cambios sociales
La etapa posterior a 1981 estuvo marcada por profundas transformaciones económicas. Asturias venía de ser un paradigma de región industrial, con grandes empresas siderúrgicas (ENSIDESA, Uninsa) y minería del carbón, en su mayoría públicas. Sin embargo, los años 80 fueron de reconversión industrial severa: en dos décadas el empleo industrial asturiano se redujo prácticamente a la mitad, pasando de unos 124.000 puestos en 1980 a apenas 62.000 en el año 2000.
La minería del carbón y la metalurgia sufrieron fuertes recortes: empresas emblemáticas como HUNOSA perdieron hasta dos tercios de sus trabajadores. Este proceso, acompañado de prejubilaciones masivas, dejó una huella profunda en las cuencas mineras: aumentó el paro y hubo huelgas y protestas que marcaron a toda una generación. Aun así, la economía asturiana comenzó a diversificarse: si en 1980 la industria representaba el 40% del PIB regional, a finales de los 90 había bajado al 28%, mientras los servicios superaban ya el 60%.
Demográficamente, Asturias alcanzó su población máxima en 1981 (1,13 millones de habitantes) y desde entonces ha perdido población cada año. La natalidad cayó a niveles dramáticos y la región tiene hoy la población más envejecida de España, con más muertes que nacimientos desde hace décadas.
Pese a las dificultades, la autonomía trajo avances institucionales y culturales. Se puso en marcha el parlamento regional, el Gobierno del Principado y se creó la Academia de la Llingua Asturiana. A finales de los 80 nació el lema turístico “Asturias, paraíso natural”, que sigue siendo la marca identitaria de la región. En 1988 se creó el Parque Natural de Somiedo y, en los 90, Asturias multiplicó sus Reservas de la Biosfera.
Los 90: modernización, política y tragedias que marcaron época
En 1991, el escándalo del Petromocho sacudió la política asturiana, provocando la dimisión del presidente Juan Luis Rodríguez-Vigil. Cuatro años después, Sergio Marqués llevó por primera vez al PP al gobierno asturiano, rompiendo trece años de hegemonía socialista. Su mandato, sin embargo, estuvo marcado por tensiones internas y la creación de su propio partido, URAS.
Los 90 también trajeron infraestructuras clave como el desdoblamiento completo de la Autopista del Huerna en 1997, que conectó de manera definitiva Asturias con la Meseta, y el avance de la Autovía del Cantábrico, que mejoró las comunicaciones con Galicia y Cantabria.
Pero fueron años de tragedias mineras, siendo el accidente del Pozo Nicolasa, en Mieres, el más dramático: el 31 de agosto de 1995 una explosión de grisú mató a 14 mineros. El suceso, con funeral presidido por el entonces Príncipe Felipe, quedó grabado en la memoria colectiva. El Monumento al Minero en Mieres recuerda desde entonces aquel sacrificio.
A pesar de los golpes, Asturias consolidó su proyección internacional con los Premios Príncipe de Asturias, que atrajeron cada año a personalidades de todo el mundo, situando Oviedo en el mapa cultural.
El nuevo milenio (2000–2010s): diversificación y cultura
Con el cambio de siglo, el Principado apostó por grandes proyectos culturales y tecnológicos. Vicente Álvarez Areces, presidente entre 1999 y 2011, impulsó la Ciudad de la Cultura en Gijón y el Centro Niemeyer en Avilés.
La minería del carbón cerró definitivamente en 2018, poniendo fin a más de siglo y medio de historia. En paralelo, la industria se modernizó con empresas como ArcelorMittal, y el turismo rural y gastronómico creció de forma imparable. En 2020, más del 65% de la población activa trabajaba en servicios.
En el plano político, la aparición de Foro Asturias en 2011 rompió el bipartidismo, aunque el PSOE recuperó pronto el poder. Se intensificó el debate sobre la oficialidad del asturiano, que sigue pendiente tras fracasar la reforma estatutaria de 2022.
También se reforzaron los vínculos con la diáspora: más de 140.000 asturianos viven fuera de España y celebran el Día de Asturias en países como Argentina, México o EE.UU., manteniendo viva la identidad regional.
Asturias hoy: el reto demográfico y la modernización
En 2025, Asturias cuenta con alrededor de 1,01 millones de habitantes, frente a los 1,13 millones de 1981. Es la región más envejecida de España, con más del 28% de mayores de 65 años. La caída de la natalidad y la emigración juvenil suponen un desafío histórico.
En contrapartida, Asturias ofrece una calidad de vida alta, baja criminalidad y un entorno natural privilegiado. La mentalidad social se ha vuelto más ecológica y abierta, con demandas de aire limpio, igualdad de género y modernización.
En 2023, la llegada del AVE a través de la Variante de Pajares rompió el histórico aislamiento ferroviario. Asturias está ahora mejor conectada que nunca: autovías, puerto ampliado de El Musel, aeropuerto internacional y alta velocidad han acortado distancias y favorecido su proyección exterior.
Cada 8 de septiembre, el Día de Asturias recuerda tanto las raíces como el futuro. La región que un día vivió del carbón y del acero es hoy un paraíso natural, cultural y tecnológico que lucha por rejuvenecerse y mantenerse vivo.