El verano asturiano ha dejado una imagen paradójica: hoteles llenos, turistas que siguen viendo el Principado como refugio climático y cifras de ocupación que rozan el 90 %, pero un sector hostelero que, lejos de celebrarlo, denuncia una caída en la rentabilidad y pide medidas urgentes. La patronal OTEA advierte de que el auge de los pisos turísticos y la proliferación de festivales y fiestas populares está mermando sus beneficios y debilitando el tejido hostelero.
En una rueda de prensa encabezada por José Luis Almeida —también presidente de Hostelería de España—, junto a los vicepresidentes Fernando Corral y Javier Martínez, los representantes de OTEA reclamaron “las mismas reglas del juego para todos” y una reforma inmediata de la normativa sobre viviendas de uso turístico, que consideran “laxa” y “perjudicial” para el equilibrio del sector.
Cifras récord de ocupación, pero menos ingresos
Los datos confirman un verano potente en número de visitantes. Según el Observatorio Turístico de OTEA, la ocupación hotelera alcanzó el 82,6 % en julio, 92,4 % en agosto y 55 % en septiembre. Los cámpings se consolidan como alternativa al alza, con 96 % de ocupación en agosto.
Pero, tras el brillo de las cifras, la patronal alerta de que el gasto medio ha bajado:
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Los turistas pernoctan menos noches y gastan menos en restauración.
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La rentabilidad hotelera cayó un 9,4 % en Oviedo, mientras que Gijón apenas creció un 1,4 % .
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Muchos negocios sufrieron problemas de absentismo laboral y falta de personal cualificado.
“Tenemos buenas cifras de visitantes, pero eso no se traduce en beneficios para el sector”, subrayó Almeida.
El auge de los pisos turísticos: un reto sin freno
Asturias vive un boom histórico de viviendas de uso turístico (VUT). En mayo de 2025 había 7.697 viviendas registradas, un 58 % más que en 2020.
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Oviedo: 3.359 plazas en pisos turísticos (+3,5 % respecto a 2024), mientras las plazas hoteleras cayeron un 3,4 %.
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Gijón: 5.546 plazas en VUT, con un leve descenso tras la moratoria de licencias aprobada en 2024.
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En ambas ciudades también disminuyeron las plazas hoteleras.
El Principado ultima una nueva ley autonómica de pisos turísticos, que exigirá:
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Certificado de acuerdo vecinal para abrir nuevas VUT.
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Número de registro obligatorio en todas las plataformas.
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Requisitos técnicos equiparables a hoteles (plan de seguridad y salubridad).
Para OTEA, estas medidas son “un buen comienzo” pero insuficientes: “Necesitamos una normativa clara que ponga coto a un fenómeno que está desequilibrando el mercado”, señaló Martínez.
Festivales y fiestas de prao: diversión que divide
Los hosteleros también apuntan a los festivales de música y fiestas populares como competencia desleal.
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Un 38 % de los encuestados por OTEA asegura que estos eventos reducen su facturación entre un 12 y un 15 %.
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En Gijón, donde proliferan las fiestas de barrio y grandes festivales, el dato asciende al 52 %.
Martínez defendió que “no estamos en contra de las fiestas, pero sí de que puedan abrir hasta las cuatro de la mañana sin controles sanitarios, mientras a nosotros se nos exige mucho más”.
Turismo rural: resiliencia frente a incendios y masificación
Mientras el sector urbano se debate entre pisos turísticos y festivales, el turismo rural ha sido uno de los grandes triunfadores del verano.
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Alcanzó un 60 % de ocupación en agosto, incluso tras los incendios que afectaron zonas del suroccidente.
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La estancia media aumentó un 4,8 % en julio.
El modelo rural, basado en experiencias personalizadas, se perfila como alternativa estable y de mayor valor añadido frente al turismo de masas.
Un sector en transformación
El verano de 2025 confirma que Asturias es ya un destino de moda: su clima suave y sus paisajes naturales la convierten en refugio para quienes huyen del calor extremo en otras regiones de España y Europa. Pero ese atractivo trae consigo nuevos desafíos:
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Competencia de plataformas de alquiler turístico.
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Saturación de zonas urbanas y eventos masivos.
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Necesidad urgente de mano de obra cualificada.
Para OTEA, la solución pasa por un gran pacto de sector turístico asturiano, que combine la atracción de visitantes con la protección del tejido hostelero y vecinal. “Asturias no puede convertirse en un parque temático; necesitamos equilibrio, sostenibilidad y reglas claras para todos”, concluyó Almeida.