Tras un verano abrasador y una oleada de incendios, los meteorólogos advierten que el Principado podría enfrentar un otoño más húmedo e inestable de lo habitual
Asturias encara el otoño con un doble temor: que las lluvias torrenciales vuelvan a golpear con fuerza y que se repitan fenómenos extremos como las danas (depresiones aisladas en niveles altos) que en el Mediterráneo dejan cada año graves inundaciones.
El verano que termina ha sido histórico por el calor y por los incendios, con el occidente asturiano arrasado en varias zonas. Ahora, el foco se traslada al cielo: la transición hacia el otoño trae descensos de temperatura, noches más largas y, en el norte de España, una temporada de precipitaciones que suele marcar el ritmo de la vida rural y urbana.
Un Principado pendiente del clima
El climatólogo Samuel Biener, de Meteored, advierte que este otoño podría ser más húmedo en buena parte del norte peninsular, incluida Asturias. Aunque el oeste del país apunta a condiciones más secas, los modelos sugieren que la cornisa cantábrica vivirá episodios de inestabilidad y chubascos más frecuentes.
Para una región acostumbrada a la lluvia, la amenaza no es tanto la cantidad de agua, sino el riesgo de que se concentre en pocas horas y provoque riadas en ríos y cauces de montaña. El recuerdo de episodios recientes en Asturias y Galicia sigue muy presente.
Contexto global: de Asturias a Australia
Lo que ocurre en Asturias conecta con un desafío global: cómo regiones húmedas y montañosas se adaptan a fenómenos extremos cada vez más intensificados por el cambio climático. Igual que Australia enfrenta temporadas de ciclones e inundaciones en Queensland o Nueva Gales del Sur, Asturias se ve obligada a reforzar su prevención frente a lluvias torrenciales en otoño.
El mar Cantábrico, menos cálido que el Mediterráneo, no es inmune: la humedad oceánica combinada con vaguadas atlánticas puede desencadenar precipitaciones súbitas de enorme intensidad.
Asturias, entre el fuego y el agua
En solo unos meses, Asturias ha pasado de luchar contra incendios forestales devastadores en Ibias, Degaña y Tineo a prepararse para riadas y desprendimientos en los valles mineros y las alas rural y costera. Es la paradoja del norte: un territorio verde, fértil y montañoso que ahora se encuentra en la primera línea de batalla del clima.
“Este año será clave para medir nuestra capacidad de respuesta ante fenómenos extremos”, apuntan desde Meteored, en un mensaje que resuena tanto en Asturias como en regiones del otro lado del planeta.