Crónica de un cielo en llamas: así fue el Festival Aéreo de Gijón que encandiló a 300.000 personas

Crónica de un cielo en llamas: así fue el Festival Aéreo de Gijón que encandiló a 300.000 personas

Ni el calor sofocante ni el estruendo de los motores disuadieron a las cerca de 300.000 personas que se dieron cita en la bahía de San Lorenzo para seguir uno de los espectáculos más esperados del verano gijonés: el Festival Aéreo, que celebraba este año su decimonovena edición en un ambiente electrizante. Desde primeras horas de la mañana, la ciudad comenzó a vestirse de festival. Familias enteras cargadas con sillas, mochilas, prismáticos y botellas de agua buscaban sitio en el Muro, en la arena de San Lorenzo, en las Chaponas o en el Cerro de Santa Catalina, donde no cabía un alfiler.

La jornada se desarrolló bajo un cielo raso y soleado, perfecto para un programa de vuelo que se extendió durante más de tres horas y media sin incidentes reseñables. La emisión por megafonía y radio local permitió a los espectadores conocer en detalle las aeronaves que desfilaban por el cielo asturiano. Se recordó una y otra vez que, más allá del metal y los instrumentos, cada aparato representaba el trabajo, la tecnología y la formación de cientos de profesionales.

Abrieron fuego los ultraligeros del aeródromo de La Morgal, seguidos por el equipo de paracaidismo de la Guardia Civil, cuya zona de aterrizaje estaba marcada junto a la escalera 13. La PAPEA, desde la base de Alcantarilla, ejecutó un programa preciso con estelas de humo y banderas de España y Gijón. Los aplausos del público acompañaron sus descensos, mientras los helicópteros AS365 Dauphin, EC-135 y Helimer Cantábrico mostraban sus capacidades de rescate y vigilancia con maniobras a ras de agua.

El programa también incluyó la intervención del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), que arrojó agua con sistemas "bambi bucket" antes de tener que atender una emergencia real en Peñamellera Baja. Esta salida inesperada demostró, una vez más, que la operatividad está siempre por delante del espectáculo.

Entre los momentos más fotografiados se contó la actuación del HA-200 "Super Saeta", primer avión a reacción construido en España, que surcó el cielo gijonés con una presencia imponente. La nota histórica abrió paso al despliegue de potencia del avión Extra 300, que ejecutó maniobras acrobáticas de alta dificultad acompañado por la banda sonora de "Piratas del Caribe".

A media tarde, los rugidos de los cazas F/A-18 Hornet y Eurofighter Typhoon rompieron la quietud de la bahía. El vuelo rasante del F-18 dejó sin aliento a muchos, mientras el Eurofighter demostraba su velocidad punta de 2.495 kilómetros por hora. Cerró el festival la siempre esperada Patrulla ASPA, con cinco helicópteros EC-120 Colibrí ejecutando maniobras como la rotura "Ballesta" o el cruce "Albaicín".

La organización destacó la ausencia de incidentes graves, salvo 16 atenciones sanitarias, la mayoría por golpes de calor. Con la vista puesta en el vigésimo aniversario del festival en 2026, Gijón volvió a consolidar su título de capital aérea del norte peninsular, con una edición impecable en lo técnico, espectacular en lo visual y multitudinaria en lo social. El cielo de Gijón, una vez más, se convirtió en escenario de asombro y emoción colectiva.

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