El Carmín 2025: una romería histórica que rebosó alegría, tradición y civismo en La Pola de Siero

El Carmín 2025: una romería histórica que rebosó alegría, tradición y civismo en La Pola de Siero

Más de 50.000 personas llenaron los praos de La Sobatiella en una de las celebraciones más multitudinarias que se recuerdan, con un ambiente festivo ejemplar y sin incidentes graves


No fue una romería cualquiera. Fue El Carmín de los récords. Desde primeras horas de la tarde del lunes, una marea humana de camisetas blancas y pañuelos azules fluyó desde el casco urbano de La Pola hacia los praos de La Sobatiella. Allí, bajo un cielo amable y con una temperatura casi diseñada para la ocasión, se vivió una de las fiestas más concurridas, alegres y ejemplares de la historia reciente de Siero.

Miles de romeros, de todas las edades, acudieron con la energía contenida de un año esperando este día. La escena era imponente: familias enteras con empanadas, tortillas y neveras en mano; peñas con tambores, bombos y charangas; grupos de jóvenes coreando cantares; y un prau que, poco a poco, se convirtió en una alfombra de alegría asturiana.

Una comitiva interminable de folixa

El punto de partida volvió a ser la plaza de Les Campes, desde donde partieron peñas y grupos al ritmo de gaitas, tambores y charangas como Los Cascaos, transformando el recorrido hacia La Sobatiella en una auténtica procesión festiva. La imagen del reguero de romeros, caminando entre música y sidra, fue constante durante horas.

A las 19:00, el recinto ya estaba casi lleno, pero seguían llegando más y más personas por los accesos del Mercado de Ganado. La ampliación de aparcamientos permitió un flujo fluido de vehículos y evitó los colapsos de ediciones anteriores.

Seguridad y sostenibilidad como sello de éxito

El ambiente fue animado, intenso y, sin embargo, ejemplar. El dispositivo de seguridad desplegado fue uno de los más amplios que se recuerdan: Policía Local, Guardia Civil, Unidad de Intervención Policial (UIP), Cruz Roja, Protección Civil y un hospital de campaña velaron por la tranquilidad de los asistentes. No se registraron incidentes graves.

Además, el Ayuntamiento impulsó una romería más sostenible: se instalaron 17 puntos de reciclaje, servicios asistidos y controles para evitar el acceso con vidrio u objetos peligrosos. La limpieza y la conciencia ambiental marcaron la diferencia.

Tres generaciones compartiendo canción y merienda

En los praos, el tiempo parecía detenerse. Las nuevas generaciones tomaron el relevo de la tradición, pero sin dejar atrás a quienes la construyeron. Familias de tres generaciones compartieron mantel con peñas de millennials con espíritu fiestero pero responsable. La convivencia, la música, los cantares improvisados y el aroma a tortilla casera crearon un mosaico único de identidad asturiana.

Algunos veteranos del Carmín evocaban entre risas las romerías de antaño: menos multitud, más barullu y el mismo espíritu. Otros, más jóvenes, brindaban por seguir la tradición “sin desbarrar, pero pasándolo muy bien”. El equilibrio entre fiesta y respeto fue una constante.

Una fiesta que emociona y se supera

El Carmín de 2025 no solo ha sido uno de los más numerosos, sino también uno de los más emotivos y ordenados. La Pola se reafirma como uno de los corazones festivos de Asturias, capaz de reunir a decenas de miles de personas sin perder el alma de sus tradiciones.

La jornada cerró con tranquilidad y satisfacción general. El eco de la música, los cánticos y los brindis con sidra seguirá resonando en los prados y las calles durante días. Y el pueblo de Siero, una vez más, puede presumir de saber cómo se celebra la vida.

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