La Pola honra con fervor a la Virgen del Carmen en la antesala del Carmín

La Pola honra con fervor a la Virgen del Carmen en la antesala del Carmín

Vecinos y fieles reviven la tradición más arraigada de Siero con una emotiva procesión por el casco antiguo y una parada histórica en Les Campes

 

En La Pola, hay sentimientos que no pasan de moda. Cada julio, el pueblo entero detiene el tiempo para rendir homenaje a quien consideran mucho más que un símbolo religioso: la Virgen del Carmen. Este domingo, en la víspera de la gran romería del Carmín, las calles del casco antiguo volvieron a llenarse de devoción, solemnidad y orgullo colectivo.

Desde primera hora de la mañana, la iglesia de San Pedro se abarrotó para acoger la misa central. La eucaristía, oficiada por el párroco Fermín Riaño Menéndez, fue seguida desde fuera por decenas de personas que no encontraron sitio dentro. “Es la vecina más querida de La Pola”, afirmó Riaño, “la que muchos recuerdan a diario en sus casas”.

Un alto en Les Campes: historia y emoción

La procesión discurrió por las calles tradicionales hasta alcanzar el momento clave: la parada en la plaza de Les Campes, donde la tradición ubica la antigua capilla de la Virgen, destruida por los franceses en 1810. Al llegar, una salva de voladores rompió el silencio y el coro parroquial entonó cánticos marianos que emocionaron incluso a quienes miraban desde las terrazas.

Allí, la mezcla de memoria, religiosidad y comunidad alcanzó su cénit. Para los vecinos, ese lugar representa la raíz de la devoción polesa, el punto donde pasado y presente se funden. “Este es el verdadero espíritu del Carmín”, decía Vicenta García, emocionada. “El cariño a la Virgen y después, el encuentro ante el mantel en el prau”.

Tradición, fiesta y patrimonio

El recorrido continuó hasta regresar al templo, escoltado por la Sociedad Siero Musical, charangas y decenas de polesos que no quisieron faltar a esta cita. Algunos no participaron directamente, pero enmudecieron con respeto al paso de la comitiva. “No somos de ir a misa, pero la Virgen se merece un respeto”, murmuraba Inés Velázquez, sidra en mano, junto a un grupo de jóvenes en Les Campes.

Este acto pone el broche al primer tramo de una celebración que mezcla lo sagrado y lo festivo desde hace más de tres siglos. Y es que la devoción a la Virgen del Carmen en La Pola se remonta a 1695, cuando el matrimonio Quintanal construyó la primera ermita en su honor. Desde entonces, la fiesta evolucionó hasta convertirse en una de las más populares de Asturias.

Lunes de Carmín: la gran cita en La Sobatiella

Todo está ya preparado para el gran día. Hoy lunes, más de 50.000 personas se darán cita en el prau de La Sobatiella, en la llamada “gran romería asturiana”, una fiesta declarada de interés turístico.

Los accesos se abrirán por la mañana para reservar espacios y a partir de las cinco de la tarde comenzará la llegada de los romeros, acompañados de música, charangas, empanadas, juegos, bailes y tradiciones. Por la noche, el regreso será una verbena popular con DJs y orquestas por todo el centro de la villa.

Una devoción que no envejece

El Carmín no es solo una fiesta. Es un acto de identidad. Es fe y es celebración, es música y es memoria, es infancia y es herencia. Y la jornada de este domingo lo volvió a demostrar.

Porque en La Pola, hay muchas formas de ser devoto. Pero todas pasan por recordar que, cada julio, la Virgen del Carmen sigue siendo la vecina más respetada, aunque ya no tenga capilla en Les Campes.

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