Asturias, motor turístico y refugio climático: el auge del empleo turístico en la región

Asturias, motor turístico y refugio climático: el auge del empleo turístico en la región

El turismo se ha convertido en uno de los pilares económicos más dinámicos del Principado de Asturias. En un contexto nacional marcado por el auge de la actividad turística —que ha superado los 2,95 millones de afiliados a la Seguridad Social en el sector durante el mes de junio de 2025—, Asturias no solo acompaña esta tendencia, sino que la lidera en términos relativos. Con un crecimiento interanual del 2,3 % en el número de asalariados vinculados a actividades turísticas, se posiciona como la tercera comunidad autónoma con mayor incremento, solo por detrás de Cantabria y Canarias.

Una fotografía del empleo turístico en Asturias

Los datos publicados por el Ministerio de Industria y Turismo indican que en junio de 2025 había 38.162 trabajadores afiliados en el sector turístico asturiano: 29.100 asalariados y 9.062 autónomos. La tasa de asalariados se sitúa en el 79,8 %, ligeramente por debajo de la media nacional (82,7 %), pero en ascenso respecto al ejercicio anterior.

El turismo representa ya un 12,6 % del empleo total en el Principado, lo que evidencia su consolidación como sector estratégico. El empleo autónomo se mantiene estable, aunque con matices: cae un 0,4 % en hostelería, pero crece ligeramente en agencias de viajes y actividades recreativas, reflejando una tendencia hacia el emprendimiento especializado y la diversificación del tejido empresarial.

Estacionalidad, un reto aún vigente

Pese al buen comportamiento del empleo en los meses de verano, persiste una clara dependencia estacional. La mayor parte del empleo turístico se concentra en los meses de julio y agosto, impulsado por un modelo de turismo intensivo y costero. Esta realidad plantea retos en cuanto a la estabilidad laboral, la rotación de personal y la precariedad de muchos contratos temporales.

No obstante, el Gobierno asturiano ha comenzado a implantar políticas para fomentar la desestacionalización, como los bonos turísticos para la temporada baja o las campañas promocionales centradas en el turismo rural interior. Estas medidas, sumadas a los cambios en los hábitos del turista post-pandemia, están empezando a dar resultados.

El turismo rural: entre el éxito y el estancamiento

El turismo rural ha sido uno de los ejes estratégicos del Principado para equilibrar la presión en la costa y favorecer el desarrollo del interior. En el primer trimestre de 2025, el número de visitantes creció un 32,6 % respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, el dato de pernoctaciones descendió un 3,3 % entre enero y mayo, lo que evidencia una ocupación más corta o menos rentable.

A pesar de estos altibajos, el sector ha mejorado sus cifras fuera de temporada alta: noviembre de 2024 fue un mes histórico con un 17,2 % más de turistas rurales. Las campañas bajo el lema "¿Seguro que conoces Asturias?" están comenzando a diversificar la oferta, destacando espacios menos saturados y proponiendo experiencias ligadas a la naturaleza, la gastronomía y el bienestar.

El "refugio climático" y el turista que huye del calor

Una de las claves del auge turístico de Asturias en los últimos años tiene que ver con un fenómeno que excede lo estrictamente turístico: el cambio climático. Las olas de calor que azotan la mayor parte del país cada verano están consolidando a Asturias como un refugio climático natural. Con temperaturas suaves, paisajes verdes y buena conectividad, la región ha experimentado un fuerte aumento de reservas cuando en el resto de España el termómetro roza los 40 °C.

El verano de 2025 apunta a ser uno de los más intensos: la ocupación hotelera prevista para julio y agosto supera el 90 %, tanto en zonas costeras como en el interior. Este fenómeno, lejos de ser puntual, se ha repetido en los últimos veranos y está moldeando una nueva estacionalidad basada en el confort climático.

Una visión multidisciplinar del fenómeno

El auge del turismo y del empleo turístico en Asturias no puede analizarse únicamente desde una óptica económica. Es un fenómeno transversal que toca múltiples áreas:

  • Sociología: El turismo está cambiando el perfil de muchos pueblos, atrayendo nuevos residentes, modificando los patrones de consumo y generando tensiones entre la población local y la estacional.

  • Urbanismo y vivienda: La conversión de viviendas tradicionales en alojamientos turísticos ha tensado el mercado del alquiler en ciertas zonas como Cudillero, Llanes o Taramundi, donde los precios se disparan en verano.

  • Medio ambiente: Si bien el turismo en Asturias es percibido como más sostenible que en otros destinos, también hay un impacto en términos de residuos, movilidad y presión sobre espacios protegidos.

  • Educación y formación: La falta de profesionales cualificados en hostelería, guía turística y gestión de alojamientos está generando una brecha entre oferta y demanda. Las escuelas de hostelería y los centros de FP especializados están redoblando esfuerzos para formar nuevos perfiles.

  • Innovación y tecnología: Asturias se está sumando a la digitalización turística mediante la incorporación de herramientas de gestión inteligente, seguimiento de flujos de visitantes, y estrategias de promoción digital.

Un modelo que se redefine

Asturias se encuentra en un punto de inflexión. Su consolidación como destino turístico nacional y europeo, su atractivo como refugio climático y su modelo mixto de turismo litoral e interior le ofrecen una posición ventajosa. Sin embargo, los retos son múltiples: estacionalidad, formación, equilibrio territorial, sostenibilidad y empleo de calidad.

Convertir el turismo en una palanca de desarrollo sostenible, que genere empleo estable, impulse la innovación y respete el medio ambiente, será el gran desafío de la próxima década.

El paraíso natural no solo se visita: se construye.

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