El sector crece y se moderniza, pero la falta de relevo generacional, formación técnica y juventud amenaza su viabilidad. El perfil más demandado: soldador con FP y experiencia.
El reto de seguir soldando el futuro
Asturias, tierra de siderurgia, calderas y acero, se enfrenta hoy a una paradoja inquietante: su potente sector del metal —clave para la economía regional— no encuentra a quién lo sostenga. Mientras la actividad industrial repunta con fuerza, casi la mitad de las empresas tiene puestos vacantes que no consigue cubrir, según revela un informe del Servicio Público de Empleo del Principado (Sepepa). Y lo más preocupante: no es un problema coyuntural, sino estructural.
Datos que alarman: 1 de cada 2 empresas busca personal y no lo encuentra
Una encuesta realizada a 73 compañías metalúrgicas por el Sepepa muestra que el 48 % tiene vacantes sin cubrir. ¿Los perfiles más buscados? Oficios tradicionales: caldereros, soldadores, tuberos, electromecánicos. Todos ellos con un denominador común: se exige formación profesional (FP), experiencia y especialización, pero no idiomas ni titulaciones universitarias.
Las causas del déficit, según las propias empresas:
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51 %: Aumento de la actividad productiva.
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25 %: Falta de relevo generacional.
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8 %: Nuevos proyectos o mejora del nivel formativo.
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4 %: Adaptación a nuevas tecnologías.
Y, en sentido inverso, los obstáculos para contratar son claros: ausencia de candidaturas, déficit de formación técnica específica y escasa experiencia laboral.
Un sector que no para de crecer, pero envejece
El diagnóstico se ve reforzado por los datos del informe de coyuntura de FEMETAL: en el segundo trimestre de 2024, el empleo en el sector creció un 18,9 %, pasando de 27 200 a 31 800 trabajadores. También la producción se recuperó con fuerza tras una caída inicial.
Pero hay un problema de fondo: el sector está envejecido. Solo un 20–22 % de los trabajadores tiene menos de 35 años, según Randstad Research. El resto pertenece a franjas más altas de edad, y muchos se acercan a la jubilación.
FP, experiencia y más colaboración
Las conclusiones del estudio del Sepepa, corroboradas por agentes clave como sindicatos, centros de formación profesional o asociaciones empresariales, apuntan a una misma dirección: urge una mayor conexión entre las empresas y el sistema educativo.
Entre las propuestas destacadas:
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Mejorar la formación del profesorado en nuevas tecnologías.
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Modernizar los talleres y medios en los centros de FP.
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Fomentar los convenios directos entre empresas e institutos.
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Acercar el sector a los jóvenes, que desconocen o desprecian estos oficios por una imagen obsoleta.
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Luchar contra la masculinización del sector y promover la entrada de mujeres y trabajadores inmigrantes.
“Nos falta cantera, no clientes”
El sector del metal asturiano no se queja de demanda ni de pedidos. La preocupación es otra, como resume un empresario de Gijón:
“Tenemos proyectos y trabajo. Lo que no tenemos es gente que lo haga. Nos falta cantera, no clientes”.
En 2023, según el IDEPA, había 961 empresas del metal en Asturias, lo que representa cerca del 1,7 % del total nacional, con un peso económico notable en exportaciones, naval, energía y bienes de equipo.
El riesgo de no actuar: una Asturias sin operarios
La Fundación del Metal para la Formación y el Empleo (FMF) ya ha advertido que en los próximos años faltarán más de 350 000 profesionales en toda España. La situación de Asturias, con una población más envejecida y un menor atractivo para la juventud industrial, podría volverse crítica si no se reacciona a tiempo.
Iniciativas como “Generación del Metal” tratan de cambiar esa tendencia, impulsando vocaciones industriales desde la ESO, apoyando la FP Dual e implicando al tejido empresarial en el proceso educativo.
Pero queda mucho por hacer. El desajuste entre la oferta educativa y las necesidades reales del mercado laboral sigue siendo profundo.
Soldar presente y futuro
El metal asturiano es sinónimo de identidad industrial. Ha sobrevivido a reconversiones, crisis siderúrgicas, globalización y deslocalizaciones. Hoy, su amenaza no es económica, sino demográfica y formativa.
Formar soldadores, caldereros o electromecánicos no es solo una cuestión de empleo. Es una cuestión de supervivencia para un modelo industrial que ha hecho fuerte a Asturias durante décadas. Si no se actúa ya, habrá máquinas, habrá pedidos... pero no habrá manos.