En menos de 10 años, millones dejarán de trabajar. La inteligencia artificial no viene a ayudarte: viene a quedarse con tu puesto.
• El 50 % de los empleos actuales serán reemplazados por IA antes de 2035
• No se trata de ciencia ficción: ya está ocurriendo
• ¿La única salida? Una renta básica universal… si alguien decide pagarla
A esta hora, mientras lees esto, una inteligencia artificial está aprendiendo a hacer tu trabajo. No el de dentro de 50 años. El de dentro de 10. Y lo hará más rápido, más barato y sin cobrar vacaciones.
¿Eres redactor? Ya hay modelos que escriben mejor que tú.
¿Eres abogado? Ya hay IAs que resuelven casos en segundos.
¿Eres contable, médico, diseñador, programador, traductor, recepcionista, gestor, agente comercial o conductor?
Tienes los días contados.
El tsunami ha comenzado
Según un estudio de la consultora McKinsey, el 60 % de las tareas laborales será automatizable antes de 2035. Otro informe de Goldman Sachs cifra en 300 millones los empleos que desaparecerán en todo el mundo por la IA. No hablamos de robots en fábricas. Hablamos de cerebros digitales que ya están haciendo campañas publicitarias, gestionando bufetes, generando informes médicos o componiendo música.
Y esto es solo el principio.
El investigador Adam Dorr lo dice claro: "En 2045, casi ningún trabajo humano será necesario. Solo sobrevivirán profesiones que dependan de la emoción humana: políticos, cuidadores, artistas o prostitutas.”
¿Y entonces, de qué vamos a vivir?
Aquí viene la parte que inquieta (o ilusiona):
No vamos a trabajar, pero podremos seguir consumiendo gracias a una renta básica universal.
La hipótesis es clara:
La IA y los robots generarán toda la riqueza.
Los humanos recibiremos una renta mensual para seguir comprando, viajando, viviendo.
Esa renta será el nuevo salario universal.
No es una utopía. Ya se ha probado en ciudades como Stockton (EE. UU.), Helsinki, Barcelona o Kerala (India).
Y los resultados son impactantes: menos estrés, más salud, más emprendimiento, más educación.
Pero el dilema es otro.
¿Quién pagará esa renta?
El modelo ideal propone que los beneficios de la IA sean gravados con impuestos especiales, y ese dinero se reparta entre la población.
Según un estudio publicado este mismo año por ArXiv, con una tributación justa sobre la productividad de la IA, se podría sostener una renta básica equivalente al 11 % del PIB de un país sin necesidad de subir otros impuestos.
Es decir: sí, es posible vivir sin trabajar, siempre que los gobiernos tengan el valor de redistribuir el beneficio digital.
Pero hay dos escenarios:
El optimista: los estados aplican impuestos sobre la IA, y el trabajo se vuelve opcional. Vivimos con dignidad.
El pesimista: las grandes tecnológicas se quedan con toda la riqueza. Y los excluidos forman una nueva clase social sin futuro ni ingresos.
Ya no hablamos de “algún día”
La IA ya hace portadas, diagnósticos, guiones, software, ventas, atención al cliente, contabilidad, informes jurídicos…
Lo hace ya. No en Silicon Valley. También en empresas asturianas.
Y lo que viene no es una evolución. Es una ruptura total del modelo laboral y social.
Los sindicatos no lo ven venir. Los gobiernos miran hacia otro lado. Y la mayoría de la población cree que esto no va con ellos.
Pero la ola ya ha llegado. Solo te queda decidir:
¿Te vas a quedar esperando o vas a empezar a pensar qué harás cuando la IA te sustituya?
2035: la fecha en que el trabajo dejará de ser obligatorio
El calendario es claro:
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2025–2030: pérdida masiva de empleos rutinarios y de cuello blanco.
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2030–2035: desaparición del trabajo como estructura central del sistema.
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2035–2045: transición hacia una economía sostenida por IA y renta universal.
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¿2045?: el mundo será irreconocible. O un paraíso… o un campo de batalla social.
Conclusión
Tu puesto de trabajo no está en peligro.
Está sentenciado.
La pregunta ya no es si ocurrirá.
Es:
¿Cómo vas a sobrevivir sin salario?
¿Tendrás derecho a una renta básica?
¿O formarás parte de la generación expulsada por el algoritmo?
Bienvenido a la nueva era.
Ya no es ciencia ficción. Es tu futuro inmediato.