Otra casa de los horrores en Asturias: condenados por castigos crueles y vejaciones a tres menores en Gijón

Otra casa de los horrores en Asturias: condenados por castigos crueles y vejaciones a tres menores en Gijón

 

Golpes, insultos, encierros, ayuno forzado y humillaciones sistemáticas
La jueza impone 21 meses de prisión, suspensión de la patria potestad y más de 5.000 euros en indemnizaciones
La hija mayor sufrió una agresión múltiple que le dejó secuelas estéticas y lesiones en rostro y torso

 

Gijón vuelve a sacudirse con una historia aterradora de maltrato infantil dentro del propio hogar. El Juzgado de lo Penal número 3 ha condenado este lunes a un hombre y a su pareja a 21 meses de prisión por un delito de maltrato habitual cometido contra los tres hijos del varón, menores de edad, a quienes sometieron de forma reiterada a castigos físicos y psicológicos "desproporcionados y humillantes".

Además, la jueza decreta la prohibición de comunicarse con los menores durante dos años y nueve meses y suspende la patria potestad del padre durante tres años, en una sentencia que puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial de Asturias.

Castigos crueles y humillantes en casa

Los hechos ocurrieron entre 2019 y 2020 en un domicilio del barrio de La Arena, en Gijón. Según la sentencia, que recoge el testimonio de las víctimas, dos mellizos nacidos en 2011 y su hermana mayor nacida en 2009 fueron objeto de correcciones físicas extremas, insultos constantes y castigos diseñados para producir miedo, dolor y sumisión.

Los menores eran obligados a arrodillarse durante largos periodos de tiempo frente a la pared, en ocasiones dentro de un baño sucio, y se les privaba de alimento como forma de castigo. También sufrían encierros en habitaciones y exposición al frío. Uno de los niños declaró que su padre le golpeó la cabeza contra una mesa por no saber hacer los deberes, lo que le provocó vómitos inmediatos.

El tribunal considera acreditada la habitualidad y gravedad de los castigos, sustentada por informes médicos, relatos consistentes de los menores y el testimonio de la acusación particular, ejercida por la letrada Sylvia Garrido.

La hija mayor, agredida por dos mujeres adultas

El caso tiene un agravante adicional: la hija mayor del acusado, de 17 años en el momento de los hechos, fue víctima de una brutal agresión por parte de la pareja del padre y la hija de ésta durante una discusión por una prenda de ropa. Ambas mujeres han sido condenadas a tres meses y veintidós días de prisión por un delito de maltrato en el ámbito familiar.

La joven sufrió mordeduras, contusiones, hematomas en cara, brazos y torso, heridas que requirieron atención médica inmediata y que le dejaron secuelas estéticas permanentes. Por ello, las agresoras deberán indemnizarla con 2.508,89 euros, además de afrontar el coste de la asistencia sanitaria prestada por el Servicio de Salud del Principado (SESPA).

Indemnización simbólica y patria potestad retirada

La jueza también ha establecido una indemnización de 3.000 euros para los tres menores, que serán gestionados por los servicios sociales competentes. La suspensión temporal de la patria potestad y la prohibición de acercarse a los niños reflejan el nivel de alarma generado por los hechos.

Negación de los acusados

Durante el juicio, los adultos acusados negaron los hechos, alegando que los castigos eran necesarios para mantener el orden familiar y que nunca causaron lesiones graves. Sin embargo, el tribunal considera que sus versiones carecen de credibilidad frente a la solidez de las pruebas presentadas.

Un caso distinto, pero con ecos del horror

Aunque mediáticamente se ha asociado este caso con la llamada “casa de los horrores de Oviedo”, donde otros menores fueron hallados en condiciones de insalubridad y abandono, se trata de casos diferentes, con acusaciones separadas y contextos distintos. Ambos, sin embargo, han sacado a la luz un mismo problema: el maltrato infantil oculto entre las paredes del hogar, a veces amparado por el miedo, el silencio y la falta de denuncia inmediata.

La sentencia es un paso, pero no un cierre. Los menores, ahora bajo tutela, deberán comenzar un largo camino de recuperación emocional. Mientras tanto, Asturias sigue enfrentando una realidad dolorosa: no siempre los monstruos están fuera de casa.

Dejar un comentario

captcha