La empresa asturiana Alimerka está dando un paso sin precedentes en el mundo de la distribución alimentaria al convertirse en la primera cadena de su sector en implantar una jornada laboral de cinco días y 37,5 horas semanales. Con esta medida innovadora, la compañía busca mejorar la calidad de vida de sus trabajadores y reforzar su compromiso con el bienestar laboral, marcando una diferencia significativa en la manera en que las empresas del sector gestionan los tiempos de trabajo.
Un modelo de trabajo pionero en el sector
A partir del próximo mes de junio, Alimerka implementará progresivamente la jornada laboral bajo el modelo "5+2", que consiste en trabajar cinco días a la semana y disfrutar de dos días consecutivos de descanso. Lo que distingue a este modelo es la rotación semanal del día de descanso, que ofrecerá a los empleados la posibilidad de disfrutar de varios periodos prolongados de tres días durante el año, garantizando que los trabajadores puedan descansar sábados, domingos y lunes en distintas fechas a lo largo del año.
Una medida adaptada a las necesidades del sector
El sector de la distribución alimentaria, que históricamente ha exigido un esfuerzo constante debido a su contacto directo con los clientes y a la necesidad de atención continua, enfrenta importantes desafíos a la hora de equilibrar las necesidades de servicio con las condiciones laborales. No obstante, Alimerka ha tomado la decisión de aplicar esta jornada laboral como parte de su firme apuesta por mejorar la organización interna. La compañía ha destacado que la medida no afectará la calidad del servicio que ofrecen a sus clientes, ya que se ha trabajado minuciosamente en una organización eficaz que permite satisfacer tanto las necesidades laborales como las comerciales.
Superando los acuerdos previos
Hasta diciembre de 2024, los empleados de Alimerka trabajaban 40 horas semanales, lo que ya había sido reducido a 38,5 horas gracias a un acuerdo firmado en enero de 2024. Con esta nueva iniciativa, la empresa va más allá de lo establecido en los acuerdos previos y da un importante paso adelante en la mejora de las condiciones laborales de sus trabajadores, demostrando su liderazgo y responsabilidad en el ámbito de los derechos laborales.
Un ejemplo de gestión innovadora en tiempos de cambio
La implantación de la jornada laboral de 37,5 horas no solo responde a una necesidad de adaptar los horarios de trabajo a las nuevas realidades sociales, sino que también se enmarca dentro de un contexto global donde las empresas empiezan a dar más prioridad al bienestar de sus empleados. Alimerka, con más de 6.000 empleados y 172 supermercados en Asturias, León, Valladolid, Burgos, Zamora y Lugo, se sitúa a la vanguardia de las empresas que entienden que un entorno laboral saludable y balanceado repercute positivamente en la productividad y en la retención del talento.
El impacto social de la medida
Este cambio en las condiciones laborales no solo es un avance para Alimerka, sino también un mensaje a otras empresas del sector sobre la posibilidad de mejorar las condiciones laborales sin sacrificar la calidad del servicio. La medida podría influir en un cambio cultural en el ámbito de la distribución, promoviendo una mayor conciliación familiar y profesional, en especial en un contexto en el que la satisfacción laboral juega un papel fundamental para las empresas que buscan atraer y mantener talento cualificado.
Una tendencia global en ascenso
Alimerka no está sola en este cambio. A nivel mundial, empresas de diferentes sectores han comenzado a explorar jornadas laborales más flexibles y con mayor equilibrio entre la vida personal y profesional, ante la creciente presión por mejorar la salud mental y emocional de los empleados. Este tipo de jornadas laborales son una respuesta directa a las demandas de una sociedad que ya no concibe el trabajo bajo el modelo rígido de jornadas maratonianas.