Esto va ser la receta más loca y cachonda que haya pasado nunca por la cocina de la Abuela Balbina, ¡pero allá vamos! Aquí tenemos la primera vez que la abuela Balbina intenta hacer sushi, desafiada por Asturias Mundial, y como buena paisana, se enfrenta al reto con más miedo que vergüenza…
"¿Cómo que arroz frío y pescado sin pasar pela sartén? Pero neni, ¿tamos locos o qué? Esto ye sushi, y vamos a intentalu, pero que conste que yo aviso: esto así, de primeras… da gana de llamalu veterinariu."
¡Hola cielinos míos! Hoy me metieron en un líu los de Asturias Mundial, y como ya me conocen más que al del tiempo, pues claro, les ha dado por retarme. ¿Y sabéis con qué? ¡Con el sushi ese! ¡El de los japoneses! Yo, que lo más raro que comí foi un langostín peludo en Noega.
Pero bueno, una ye valiente, y como dicen los modernos, pa’lante como los de Alicante (que bien podría ser pa’lante como los de L.luarca, pero bueno). Vamos allá con mi primera receta de sushi, que yo más que sushi, lo llamaría "empañau frío con sorpresa marina".
Ingredientes (según la güela Balbina)
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250 g de arroz especial pa sushi (o arroz de grano corto, que ye lo que tenía la tía Maruja en casa)
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3 cucharadas de vinagre (yo puse del de sidra, que pa algo ye de aquí)
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1 cucharadina de azúcar
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1 pizquina de sal
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1 lomo de salmón fresco (pero yo lo congelé primero, que no quiero yo que acabe esto en urgencias)
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1 aguacate madurín (como el nietu cuando le da por ver series coreanes)
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1 pepino pequeño, peláu y cortáu fino
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4 hojas de alga nori (esto nun sabía ni lo que era, pa mí parecía papel del que usaba mi Ramón pa liar tabacu)
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Salsa de soja (opcional, pero da prestu mojar)
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Esterilla pa enrrollar (yo usé un mantelín de caña que tenía del '77)
Preparación (o lo que pasó en la cocina)
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Lo del arroz...
Lavé’l arroz más de lo que lavo yo les greñes cuando voy a la pelu. Cuando ya salía l’agua clara, lo cocí con mimo y cuando estuvo, le puse el vinagre con azúcar y sal. Huelía raro, pero oye, ye lo que hay. -
Lo del salmón… ay madre.
¿Cómo se va comer uno’l pescáu crudo? Pero bueno, como soy obediente y me dijeron que lo congelara antes, eso hice. Luego lo corté finu, como si fuera jamón del güenu. -
Rellenos y enrolle.
Puse l’alga esa sobre’l mantelín, estendí’l arroz (con les manes mojaes, que si no ye una pegatina) y coloqué el salmón, el pepín y el aguacate. Enrollé eso con más fe que técnica. Aquello parecía más un fartón resobáu que otra cosa. -
Corte.
Corté’l rollu con cuchillu mojao y ¡tachán! ¡Siete rodajines de sushi! Algunes salieron como Dios manda, otres parecían accidentes de tráfico culinario.
Comentarios de la güela mientras cocinaba
"¡Pero cómo puede comer esta xente el pescáu frío! Si mi abuela levantara la cabeza, pensaría que ye cuelgue."
"Esto, con un culín de sidra, igual pasa... pero dame pan, por si acaso."
"Yo echo de menos un poco de chorizu o un poco de cabrales ahí nel medi, pero bueno, pal caso, ye cultura, ¿no?"
Y hasta aquí, queridos míos, la locura del sushi según la Balbina. No sé si esto me va abrir les puertes de la cocina japonesa o me va cerrar les del chigre, pero yo lo intenté, que ye lo importante.
Si algún xaponés me ta viendo, que sepa que lo hice con amor... y que esto con un toque de fabada, igual tendría futuro.
¡Hasta la próxima, cielinos! Y recordad: comáis lo que comáis, que vos siente bien… ¡y si puede ser caliente, mejor!