Asturias ondeará 14 banderas azules este verano: dos playas pierden el distintivo por no cumplir los exigentes criterios de calidad

Asturias ondeará 14 banderas azules este verano: dos playas pierden el distintivo por no cumplir los exigentes criterios de calidad

San Pedro Bocamar, en Cudillero, y Anguileiro, en Tapia de Casariego, se caen de la lista. El resto de arenales galardonados resisten gracias a su compromiso con el medioambiente, la seguridad y los servicios al visitante.


El mar Cantábrico volverá a vestir de azul en catorce rincones de la costa asturiana este verano. Así lo ha decidido la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), entidad encargada de otorgar las Banderas Azules, un distintivo internacional que reconoce la excelencia de playas y puertos deportivos en materia de calidad ambiental, seguridad, accesibilidad y servicios. Sin embargo, la edición de 2025 trae consigo un sabor agridulce: Asturias pierde dos galardones respecto al año pasado, quedándose en catorce playas reconocidas.

Los dos arenales que este verano no lucirán la bandera azul son San Pedro Bocamar (Cudillero) y Anguileiro (Tapia de Casariego). Aunque las razones concretas no han sido detalladas por ADEAC, se sabe que la retirada del distintivo suele obedecer a incumplimientos en los rigurosos requisitos de calidad del agua, equipamiento sanitario, accesibilidad o educación ambiental.

Un mapa azul que aún resiste

A pesar del retroceso, la lista de playas asturianas que conservan este símbolo de excelencia sigue siendo notable y representativa de la diversidad y riqueza del litoral del Principado. Son las siguientes:

  • Castrillón: Arnao, Salinas, Santa María del Mar

  • Castropol: Arnao

  • Castropol-Tapia de Casariego: Peñarronda

  • Cudillero: Concha de Artedo

  • Muros de Nalón: Aguilar

  • Navia: Frejulfe

  • Valdés: Cadavedo, Cueva, Otur, Salinas o Tercera de Luarca

  • Villaviciosa: La Ñora, Rodiles

La playa de Cueva, en Valdés, que el año pasado debutó con este galardón, repite en 2025 gracias a su magnífico estado de conservación, sus aguas limpias y su ubicación privilegiada en el Paisaje Protegido de la Costa Occidental. Es un ejemplo de cómo los entornos menos masificados y bien gestionados pueden mantenerse en la élite del turismo sostenible.

Lo que exige una bandera azul

Para obtener la bandera azul, una playa debe superar una evaluación exigente: debe garantizar la calidad del agua de baño (sin contaminación), la disponibilidad de socorristas, accesos adaptados, limpieza continua, servicios higiénicos adecuados, y programas de educación ambiental que promuevan el respeto al entorno. Basta con que uno solo de estos criterios no se cumpla para que el distintivo se pierda.

La retirada de las banderas a San Pedro Bocamar y Anguileiro, aunque puntual, lanza una señal de advertencia sobre lo frágil que puede ser este reconocimiento. Mantenerlo no es un logro estático, sino un compromiso diario con la excelencia, la vigilancia ambiental y el servicio público.

Asturias, aún en el podio de la sostenibilidad

Pese al descenso de dos distintivos, Asturias sigue estando entre las comunidades que más cuidan sus playas en términos relativos. Frente a la masificación y urbanización de otros litorales, el modelo asturiano, con su apuesta por la naturaleza, el paisaje protegido y la calidad frente a la cantidad, resiste el paso del tiempo y los filtros de evaluación.

En un momento en el que el turismo sostenible gana terreno y los visitantes valoran cada vez más la limpieza, la seguridad y la tranquilidad, las banderas azules son más que un símbolo: son una carta de presentación ante el mundo, una forma de decir que en estas playas no solo se puede tomar el sol, sino también respirar responsabilidad, belleza y cuidado.

Asturias ondeará menos banderas azules este verano, sí. Pero en cada una de esas catorce playas aún flamea el esfuerzo de los municipios, de los vecinos y de quienes creen que el mar no es solo un escenario para la foto, sino un legado que se debe proteger.

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