Un coche robado, una tapa de alcantarilla como ariete y un golpe quirúrgico grabado por las cámaras marcan el último episodio delictivo en el área rural de Oviedo
No eran ni las cinco de la madrugada cuando un coche gris, robado tan solo unas horas antes en Colloto, se detenía frente a La Parrilla de Jose, un conocido establecimiento hostelero de San Claudio (Oviedo). Del vehículo descendieron cinco hombres encapuchados, con guantes de obra y movimientos sincronizados. Iban a por dinero, y lo hicieron como si hubieran ensayado cada paso.
Uno de ellos se apostó en el exterior con una capucha amarilla, vigilando. Otro se quedó al volante con el motor encendido. Los tres restantes se dirigieron a la entrada. En apenas unos segundos, uno de ellos reventó la puerta de cristal utilizando una tapa de alcantarilla como ariete, abriendo el paso para lo que sería un robo perfectamente ejecutado en menos de dos minutos.
Dentro del local, las cámaras de seguridad grabaron con claridad la escena: uno de los encapuchados se dirigió directamente a la barra, donde localizó un bote con 2.800 euros preparados para pagar a los proveedores que ese día festivo hacían un esfuerzo por entregar mercancía. Otro individuo forzó la tragaperras mientras el tercero arrancaba la caja registradora, cogía el bote de las propinas y se llevaba incluso el datáfono.
A las 4:37 de la madrugada, los cinco ladrones ya estaban fuera, y el coche gris emprendía la huida.
Lo que no sabían es que el estruendo despertó a una vecina que, desde la ventana, logró anotar la matrícula del vehículo. Gracias a ese dato, los agentes comprobaron que el coche figuraba como robado desde la noche anterior en Colloto. La investigación, que lleva la Guardia Civil en coordinación con la Policía Nacional, también ha verificado que ninguna tapa de alcantarilla fue sustraída en San Claudio, lo que sugiere que los ladrones llegaron preparados con su propio "instrumental".
Las imágenes de las cámaras —una de las cuales muestra a uno de los ladrones encapuchados rebuscando tras la barra— están siendo analizadas por los cuerpos de seguridad, que no descartan que esta banda esté detrás de otros robos recientes en establecimientos rurales de Asturias.
“Nos destrozaron el esfuerzo de años en solo dos minutos”
Ángela Castillo, propietaria de La Parrilla de Jose, no podía disimular la mezcla de impotencia, rabia y agotamiento al repasar lo sucedido. “Cuando vi en las cámaras cómo sacaban el dinero del bote, me mareé”, reconoce. Ella y su familia llevan cinco años sacando adelante el negocio, un bar de ambiente familiar que ha ido ganando clientela y prestigio en la zona.
“Lo de dejar el dinero fue una excepción”, explica. “Era festivo, y varios proveedores accedieron a venir a entregarnos producto. Teníamos todo preparado para pagarles en mano, como agradecimiento. Fue un gesto bonito... que los ladrones nos arrebataron”.
A los 3.200 euros robados hay que añadir los daños materiales en la puerta y la maquinaria del bar, lo que obligó a cancelar todas las reservas del Día del Trabajador, una jornada en la que “íbamos a estar hasta arriba”, lamenta Castillo.
“No sé si fue casualidad o si sabían que ese día tendríamos dinero dentro. Pero lo que tengo claro es que la inseguridad va en aumento, y los pequeños hosteleros estamos desprotegidos”, denuncia la empresaria, que confía en que la investigación avance y se identifique a los autores.
“No fue un robo improvisado, fue un golpe preparado al milímetro”
El perfil del asalto ha hecho saltar las alarmas entre otros negocios del concejo. “No fue el típico robo por oportunidad: venían con tapa, guantes, coche robado, roles definidos... y sabían dónde buscar”, señala un agente vinculado al caso.
Por ahora, los cuerpos de seguridad analizan todas las pistas disponibles y trabajan con la hipótesis de una banda organizada con experiencia en robos exprés en zonas rurales, donde la presencia policial durante la noche es menor y la respuesta de las alarmas puede verse afectada, como en este caso, en el que la conexión con la central de alarmas falló.