Los tres pecados de los ambiciosos "de boquilla"

Los tres pecados de los ambiciosos

En los aledaños de la Acrópolis de Atenas, cuando el sol aún no había despertado del todo y la temperatura obligaba a calentar las manos con el aliento, el viejo maestro Aeneas preguntaba a sus tres ojerosos discípulos si conocían el motivo por el que se habían levantado hoy.

 

-       Porque usted nos ha obligado maestro – se quejó Adelphos.

-       ¿Quién te obliga a vivir amigo mío? – respondió el viejo.

-       Nadie, maestro, pero hay cosas más importantes que hacer a estas horas – masculló.

-       No creo que tengas nada más importante que hacer ahora, después de haber dormido toda la noche, que aprender algo nuevo. No debéis prolongar demasiado el descanso porque caeréis en la pereza, como los conejos en el fango, y quizá no saldréis de ahí hasta la siguiente hora de acostarse.

 

Ninguno de los chicos se atrevió a contradecir al maestro. Ciertamente, no había nada más importante que hacer en ese momento y, si hubieran tenido la osadía de proponerlo, el viejo maestro lo hubiera despreciado porque poco hay más importante que aprender desde primera hora del día.

 

-       ¿Tenéis fe en mi palabra? ¿Creéis en mi experiencia? – preguntó Aeneas.

-       Totalmente maestro, tu eres nuestro oráculo de vida – respondió el pequeño Sofronio mirándolo directamente a los ojos.

 

Los cuatro griegos se encaminaron hacia los primeros peldaños que subían hasta los templos de la impresionante colina ateniense.

 

-       Escribid en estas losas aquello que más deseáis en la vida, todo para lo que queráis la intermediación benévola de los dioses – les pidió el maestro repartiendo las láminas de pizarra y unos trocitos de yeso para escribir.

 

Todos se esmeraron en concentrar en dos o tres palabras su deseo más anhelado y plasmarlo en la piedra.

 

-       Yo guardaré vuestros deseos y me uniré a la carrera para que aprendéis la lección de hoy.

-       ¿De qué se trata? – dijeron al unísono, expectantes.

-       Simplemente es una carrera – señaló-, debéis subir estas escaleras lo más rápido posible y, cuando lleguéis arriba, el primero en llegar ha de coger el pañuelo que está atado en el olivo. Ese trocito de tela garantizará su deseo.

 

Adelphos resopló con hastío. Odell intentaba situarse en mejor posición de salida que sus compañeros empujándolos hacia atrás con disimulo, mientras lanzaba una mirada altiva a los vecinos que se paraban a mirar en los límites de la escalera. Y, finalmente, Sofronio se aseguró de que la ampolla que tenía en el pie derecho no le molestara demasiado para subir.

 

¡Da comienzo la carrera!

 

Adelphos, atacado por la pereza, se apartó al poco de comenzar la subida simulando vomitar del esfuerzo sobrehumano que acaba de hacer.

 

Odell se adelantó en el primer tramo hasta que el maestro tiró del cordel de su túnica y prácticamente lo dejó desnudo ante la mirada cómica de los transeúntes, Odell avergonzado y lleno de rabia abandonó la carrera.

 

Finalmente, el viejo dio un fuerte pisotón a Sofronio en el pie malo y, aunque éste intentó seguir subiendo, acabó por pararse entre quejidos de dolor.

 

El viejo maestro Aeneas logró la cima triunfante entre aspavientos de héroe que incrementaban el victimismo de sus pupilos.

 

-       ¡Es injusto, maestro! ¡Hemos perdido porque ha hecho trampas! – le espetó Odell con la cara aún colorada de la vergüenza sufrida.

 

-       Os explicaré por qué nunca lograréis vuestros objetivos más ambiciosos:

 

Adelphos por pereza.

Odell por no dañar su orgullo con una supuesta vergüenza insoportable.

Y Sofronio por no soportar el agudo dolor de los imprevistos.

 

Son muy pocos los que realmente desean sus objetivos controlando la pereza, el orgullo y el dolor. Responde: ¿Tú por qué no logras los tuyos?

 

José Ángel Caperán

Psicólogo

Nº Col. O-01888

jacaperan@gmail.com

C/Magnus Blikstad nº21. Gijón

Telf. 984 052 925 (Cita previa)

2 comentarios

  • # Tato Responder

    14/12/2016 11:51

    Un escrito muy didáctico y muy moralizante, como las arengas de los políticos a la juventud reprochándoles que no alcanzarán nada en su puta vida... pero omitiendo que si no alcanzan más es porque el sistema polìticos que ellos mantienen axfisia todas las capacidades desde la infancia, en esas guarderías de niños mientras los padres no están en casa. Algunos tienen buenos padres y les inculcan buenos principios a pesar del sistema educativo y de los profes. Los psicólogos tienen una árdua labor de enmendar lo que no consiguió ni la familia ni la escuela.

  • # Fredo Responder

    20/12/2016 13:24

    muchas veces me me hace falta un coaching para alcanzar mis metas. Te llamo

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