Tiremos voladores

Me consta que el consejero de Sanidad del Principado Francisco del Busto tiene verdadera obsesión por reducir las listas de espera lo que no logró su antecesor Faustino Blanco. En una autonomía con un millón de habitantes y más de diez hospitales, entre públicos y privados, de primer orden resulta incomprensible que existan las listas de espera para que un ciudadano pueda ser recibido por un especialista u operado de cataratas o de una cadera, por citar. Precisamente hoy un amigo mío que lleva tiempo sufriendo de la espalda, por lo que los especialistas le han aconsejado finalmente que tiene que pasar por el quirófano, lo que hará, por cierto, por lo privado, solicitó el pasado invierno un scanner en el HUCA como paso previo a que le metan el bisturí. Contaba el buen hombre, tal como van las cosas, que hasta el próximo invierno no sería citado cuando hace unos días recibió la comunicación de que el segundo domingo de febrero se lo harían. Supongo que ello quiere decir que la Consejería de Sanidad ha convencido a los profesionales del HUCA a que se logre rendimiento máximo a estos aparatos incluido domingos y fiestas de guardar.

Si continuamos los asturianos pagando el mal llamado céntimo sanitario a la hora de pasar por la gasolinera, queremos, por lo menos, tener una sanidad pública eficiente. Que nuestra población sea una de las más envejecidas de Europa no es excusa para la existencia de las famosas lista de espera. Con un modernísimo HUCA dotado de medios y con una cualificada plantilla de profesionales, una nueva residencia en Mieres y el anuncio de la ampliación del hospital gijonés de Cabueñes, no tendrían por qué producirse los retrasos y angustias al paciente habituales en los últimos años.

Además Asturias cuenta también con centros privados de primera división en su mayoría concertados con la Seguridad Social y que en el buen sentido de la palabra echan una buena mano a la Administración pública en materia sanitaria.

Creo que las listas de espera en la sanidad pública están empujando a muchos ciudadanos a darse de alta en un seguro médico que les permite acceder de manera rápida y eficaz a los centros médicos privados. Precisamente el grupo empresarial Masaveu, reciente medalla de oro del Principado aunque le observo últimamente algo despegado de nuestra tierra que es la suya, donde se fundó, y cuyo actual cabeza, Fernando Masaveu, reside en Suiza, dicho grupo, digo, sí está apostando a fondo por potenciar una de las empresas en las que es socio mayoritario, el Centro Médico de Asturias, en el que ha iniciado una serie de reformas para modernizarle que están a punto de finalizar. No voy descaminado si me refiero a unos dos millones de euros de inversión, renovando fachada, interiores, informatizando los servicios y agilizando las gestiones para eliminar las colas que últimamente por el aumento de usuarios se formaban ante el mostrador de autorizaciones para consultas. Solo queda, en mi opinión, resolver el problema del aparcamiento pero sé que en ello está la dirección ya que por lo visto el Centro Médico de Asturias acaba de adquirir un prado colindante a los actuales aparcamientos por lo que es de esperar que a la mayor brevedad posible el problema se solucione.

El Centro Médico de Asturias, fundado en la década de los 70 por un grupo de profesionales de la medicina y impulsado durante años por quien fue su director, curiosamente no era médico sino librero, José María Richard Grandío, cuenta con una excelente plantilla de profesionales en la que se combina juventud y experiencia ya que se da esa paradoja de la Administración pública de jubilar en edad aún de merecer a sus médicos quienes en su mayoría pasan a ejercer su actividad profesional en el Centro Médico o en otros centros privados para beneficio de los ciudadanos que utilizan los seguros privados o simplemente son privados.

No descubro, pues, nada nuevo si digo que el Centro Médico de Asturias tiene un gran nivel que con el nuevo año se incrementa por las mejoras que le están aplicando, pero no debemos de olvidar otros centros como Instituto Oftámológico de los Fernández-Vega, verdadera referencia mundial de su especialidad con unos 100.000 pacientes de todo el mundo tratados al año, el Hospital Jove de Gijón en el que se acaba de jubilar su gerente, mi buen amigo el economista José Luis San Miguel, el hospital de la Cruz Roja también en Gijón, el Covadonga, la Clínica Asturias en Oviedo y algunos más que forman una tela de araña positiva al gran portaviones de la medicina del Principado que es el Hospital Universitario de Asturias (HUCA).

Pese a la prórroga presupuestaria y a la mediocridad de casi todos nuestros dirigentes políticos confío en el actual consejero de Sanidad, Francisco del Busto, profesional de la medicina y a priori gestor mucho menos sectario, políticamente hablando, que su antecesor. Me parece bien la técnica de optimizar todos los días de la semana las instalaciones sanitarias públicas. Si con ello se contribuye a disminuir, que no desaparecer, las listas de espera, tiremos voladores.



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