Explicación sobre el rescate griego

Es un día tranquilo en un pueblo griego. Llueve copiosamente y las calles aparecen desiertas. Son tiempos duros. Todo el mundo es deudor. Todo el mundo vive de fiado.

Pero este día es especial porque un rico turista alemán entra en el pueblo conduciendo su coche, se detiene delante del hotel que existe en el mismo, entra, deja un billete de 100 euros encima del mostrador y le dice al propietario del establecimiento que desea ver algunas habitaciones y si alguna de ellas le gusta pasará allí la noche.

El dueño del hotel le entrega algunas llaves y nada más el visitante empieza a subir las escaleras que conducen a las habitaciones, toma el billete de 100 euros y corre a casa de su vecino el carnicero y le paga la deuda que tiene contraída con él. El carnicero sale corriendo con el billete de 100 euros y le paga al porquero la carne de cerdo que le debe. El porquero sale corriendo y paga lo que le debe al que le suministra pienso y combustible. Éste sale corriendo, llega a la taberna y paga lo que debe al tabernero. El tabernero sale corriendo con el billete de 100 euros, llega al prostíbulo y paga a la dueña los servicios que ella le ha dado a crédito. La dueña del prostíbulo sale corriendo a pagarle al dueño del hotel lo que le debe por su alojamiento en el mismo. Éste deja el billete de 100 euros encima del mostrador para que el visitante no sospeche nada. El alemán le devuelve las llaves, recoge el billete de 100 euros, se lo guarda, dice que no le han gustado las habitaciones, sube a su coche y abandona el pueblo.

En este pequeño pueblo nadie produce nada. Nadie gana nada y, sin embargo, el pueblo entero ha dejado de estar en deuda y permanece mirando al futuro con optimismo.

Y así, damas y caballeros, como funciona un rescate. Así de sencillo.



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