Asturias desentierra la verdad: reanudan las exhumaciones de víctimas del franquismo en Grado y Valdés tras décadas de silencio

Asturias desentierra la verdad: reanudan las exhumaciones de víctimas del franquismo en Grado y Valdés tras décadas de silencio

El Gobierno asturiano impulsa nuevas excavaciones para recuperar los restos de jóvenes represaliados, algunos integrantes de una charanga que tocaba el Himno de Riego en fiestas populares

 

"Es un acto de justicia, de verdad y de dignidad", afirma la viceconsejera Beatriz González Prieto

 

Asturias volverá a abrir la tierra en busca de la memoria. En los próximos días, el Gobierno del Principado reanudará las exhumaciones de víctimas del franquismo con la apertura de dos nuevas fosas comunes: una en Santianes de Molenes (Grado) y otra en Carcéu (Valdés). Se trata de dos enclaves silenciados por el miedo y el olvido, que ahora serán intervenidos con el objetivo de identificar a los asesinados, devolver los restos a sus familias y restituir la dignidad de quienes fueron represaliados sin juicio ni sepultura.

La intervención forma parte del Plan de Exhumaciones 2025, coordinado por la Dirección General de Memoria Democrática y ejecutado por el equipo arqueológico Arqueos de la Universidad de Oviedo, gracias al convenio de colaboración vigente con el Gobierno del Principado.

La viceconsejera de Derechos Ciudadanos, Beatriz González Prieto, ha sido la encargada de anunciar el inicio de los trabajos tras una reunión telemática del Comité Técnico de Memoria Democrática celebrada este martes. “Durante demasiado tiempo no se pudo saber la verdad ni dar respuesta a las familias. Hoy, con estas exhumaciones, hacemos un ejercicio de verdad, justicia y dignidad”, ha subrayado.

Una charanga convertida en símbolo de represión

Uno de los casos más impactantes es el de la fosa de Carcéu, en Valdés, donde se cree que fueron enterrados seis o siete jóvenes de entre 17 y 21 años, integrantes de una charanga musical que tocaba el Himno de Riego, himno de la Segunda República, durante sus actuaciones en fiestas populares.

El relato fue reconstruido a partir del testimonio de un hermano de una de las víctimas, que con apenas 9 años presenció cómo se llevaban a los músicos en un camión, “engañados por los falangistas”, según narró con crudeza la directora general de Memoria Democrática, Begoña Collado. El testimonio fue clave para localizar el lugar y planificar la excavación.

En Grado, una fosa con hasta once víctimas

La fosa de Santianes de Molenes, en el concejo de Grado, podría albergar los restos de entre siete y once personas represaliadas durante los primeros meses de la represión franquista. En este caso, la iniciativa para la exhumación partió de sobrinos y sobrinos-nietos de los desaparecidos, que solicitaron formalmente al Principado su búsqueda.

Ambos casos reflejan el papel activo que las familias de las víctimas están jugando en la recuperación de la memoria. Muchas de ellas, tras décadas de silencio impuesto, comienzan ahora a levantar la voz y a exigir el derecho básico a saber dónde están los suyos.

Excavaciones con método científico y respeto institucional

Los trabajos serán dirigidos por el grupo Arqueos de la Universidad de Oviedo, especializado en arqueología forense y memoria histórica. Su tarea no se limita a la excavación, sino que incluye la documentación, análisis antropológico, cotejo de datos y eventual identificación genética si es posible.

La Consejería de Ordenación del Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos, a la que está adscrita la Dirección de Memoria Democrática, considera estas intervenciones un pilar fundamental del compromiso institucional con los derechos humanos y la historia. La Ley de Memoria Democrática del Principado establece este tipo de actuaciones como obligación legal y moral.

El mapa de la represión en Asturias sigue revelando historias ocultas

Estas nuevas exhumaciones se suman a las ya realizadas en los últimos años en otros puntos de la geografía asturiana, donde se han localizado y recuperado decenas de cuerpos de represaliados. En muchos casos, las fosas están ocultas en montes, cunetas o fincas privadas, lo que añade complejidad al proceso.

Pero la dirección general insiste: la localización de las víctimas no puede depender del azar ni del olvido. “Cada cuerpo recuperado es un acto de reparación colectiva, no solo para una familia, sino para toda la sociedad que decide enfrentarse a su pasado con valentía”, afirma Begoña Collado.

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