Tras la rebelión de los profesores, los médicos asturianos amenazan con una huelga igual de contundente por salarios y traslados

Tras la rebelión de los profesores, los médicos asturianos amenazan con una huelga igual de contundente por salarios y traslados

El SIMPA lanza un ultimátum al Gobierno del Principado: si no hay avances reales, se unirán al paro nacional del 10 de octubre y activarán su propio comité de huelga


Primero fueron los profesores. Nueve días de huelga, manifestaciones masivas y presión sostenida dejaron claro que el sector educativo asturiano había dicho basta. Ahora, el turno es de los médicos. La luna de miel entre el colectivo sanitario y el Gobierno del Principado parece estar tocando a su fin, y el riesgo de un otoño caliente para la sanidad pública asturiana es cada vez más real.

El Sindicato Médico de Asturias (SIMPA) ha lanzado esta semana un ultimátum al Ejecutivo regional: si no se desbloquean de inmediato los asuntos “empantanados desde hace meses o incluso años”, los facultativos se sumarán a la huelga nacional del próximo 10 de octubre, convocada por la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM). Pero la amenaza no se queda ahí: el SIMPA ha anunciado que constituirá su propio comité de huelga autonómico para negociar “de forma más contundente” con la Consejería de Salud. En otras palabras, Asturias puede enfrentarse a una huelga sanitaria tan potente como la educativa.

La mecha ya está encendida

En junio, una jornada de huelga nacional ya anticipó el creciente malestar en las batas blancas. En Asturias, según el Sespa, el paro fue secundado por un 11,7 % del colectivo médico, es decir, entre 450 y 500 profesionales. Ese día, unos 200 médicos, en su mayoría jóvenes, se concentraron frente al HUCA al grito de “Sin descanso no hay sanidad” y “No hay vocación, es explotación”. Aunque entonces el SIMPA no secundó oficialmente el paro, ahora anuncia su incorporación activa al calendario de movilizaciones.

Una lista de agravios que no deja de crecer

El malestar no es nuevo, pero sí más profundo. El SIMPA denuncia reivindicaciones laborales y salariales históricas que siguen sin respuesta, entre ellas:

  • Un aumento de sueldo para los médicos del SAMU, que actualmente ganan entre 300 y 400 euros menos que enfermeras con jornadas similares.

  • La restitución de la paga extra íntegra para los médicos residentes (MIR), aprobada en abril de 2023 y aún sin aplicar.

  • La supresión de las movilidades forzosas, que rotan a médicos cada dos meses para cubrir zonas de difícil cobertura.

  • La aprobación de un decreto estable para plazas con baja demanda.

  • La compensación justa por maternidad y paternidad en el pago de guardias.

  • La rebaja del castigo salarial por compatibilizar medicina pública y privada.

A estas demandas se suma el malestar con el anteproyecto del Estatuto Marco del Ministerio de Sanidad, que, según el colectivo, pone en riesgo su clasificación profesional y deteriora sus condiciones laborales. Aunque es una cuestión de ámbito estatal, el SIMPA recalca que los problemas más graves son de competencia autonómica y dependen directamente del Gobierno del Principado.

¿Una segunda revuelta? Asturias, en el epicentro de la presión médica

Desde el SIMPA ya se vislumbra un otoño conflictivo, con un programa de protestas progresivo si no hay avances. El anuncio del comité de huelga propio marca un cambio de estrategia: los médicos asturianos se preparan para liderar la presión desde su comunidad, como ya hicieron los docentes hace apenas unas semanas.

“El clima de indignación va en aumento”, reconocen fuentes del sindicato. Los médicos no solo se sienten infravalorados salarialmente, sino expuestos a una sobrecarga laboral crónica agravada por la falta de personal, las guardias interminables y la rotación constante por falta de estabilidad.

El espejo de los profesores

El precedente de la huelga educativa ha marcado un antes y un después. La capacidad de movilización de los docentes, sumada al respaldo popular que obtuvieron en sus marchas por Oviedo y Gijón, ha encendido las alarmas en otros sectores públicos. Y la sanidad, clave en el estado de bienestar, es el siguiente frente de batalla.

En este escenario, si el Gobierno del Principado no reacciona pronto, la huelga del 10 de octubre puede ser solo el principio. La misma sociedad asturiana que apoyó a los profesores podría ver pronto pancartas sanitarias recorriendo las calles. Con un añadido: una huelga médica tiene un impacto directo sobre la asistencia sanitaria y la vida diaria de miles de ciudadanos.

¿Y ahora qué?

El SIMPA se mantiene a la espera de una respuesta formal por parte de la Consejería de Salud. Si esta no llega en los próximos días, activarán su plan de movilizaciones y entrarán de lleno en el calendario de huelgas estatal.

Mientras tanto, la sanidad asturiana se adentra en un terreno delicado. La pérdida de confianza entre profesionales y Administración, el estancamiento de los compromisos firmados, y la falta de inversión estructural, amenazan con romper el equilibrio que aún mantiene en pie el sistema.

En Asturias, la tensión crece en los hospitales. Y el otoño aún no ha empezado.

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