Rajoy: “Isabel es lo nuevo, lo distinto, la renovación y el cambio”

Rajoy: “Isabel es lo nuevo, lo distinto, la renovación y el cambio”

“Isabel es lo nuevo, lo distinto, la renovación y el cambio”. El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, presentó con estas palabras a la candidata del PP a la Presidencia del Principado, Isabel Pérez-Espinosa, durante una conferencia en Madrid organizada por Nueva Economía Fórum (Organización Independiente de Debate). Rajoy señaló que Pérez-Espinosa “pertenece a una nueva generación de políticos del PP que han accedido al liderazgo de las candidaturas autonómicas –Cospedal, Feijoo, Bauzá, Sánchez Camacho…-“.

El presidente del PP afirmó que “Asturias necesita lo mismo que el resto de España y algo más, por sus cifras de paro y ausencia de oportunidades; necesita competitividad y crecimiento económico. Y el PP e Isabel Pérez-Espinosa son ese algo más”.

La conferencia, que se celebró en uno de los salones del hotel Ritz, contó con la asistencia de numeroso público y una nutrida representación asturiana. Entre los asistentes, Martín González, del Valle, Manuel Menéndez, Jorge Cosmen, Nicanor Fernández, Pablo Junceda, Severino García Vigón, Severino Álvarez Zaragoza, Teresa Sanjurjo, Alberto Ruíz Gallardón, Ana Mato, Miguel Arias Cañete, Pío García Escudero, Salvador Garriga, Ovidio Sánchez, Fernando Goñi, Joaquín Aréstegui, Carmen Rodríguez Maniega, Susana López Ares, María Teresa Mallada, José Agustín Cuervas-Mons, Carlos Galcerán, Jaime Reinares o Alfonso Román López.

Intervención de Isabel Pérez-Espinosa:

“Muchas gracias, querido Presidente, por tus palabras y por tu apoyo. Por tu apoyo y el de todo el Partido Popular que me permite estar hoy aquí representando el proyecto del cambio para Asturias, proyecto que, en cualquier caso, estaría apoyando desde una de estas mesas, demostrando lealtad, política y personal y  apoyo incondicional a quien mi partido hubiese elegido para asumir este gran reto.

Muchas gracias a todos ustedes por estar aquí para hablar de Asturias que, les confieso, es mi pasión y mi preocupación.

Y creo que Asturias y los asturianos merecemos que nuestras preocupaciones sean compartidas y asumidas por el resto de un país al que siempre hemos contribuido con lealtad, siendo un perfecto ejemplo de cómo se puede compartir, vincular y compaginar la doble condición de sentir el amor por nuestra patria chica y, en la misma medida, por nuestra patria común, que es España.

Decía Bertolt Brecht que “las revoluciones se producen en los callejones sin salida”. Y hoy Asturias, como España, está en un callejón sin salida.  Y ambas necesitan la mejor y la única revolución posible: un profundo cambio en nuestra realidad política, económica y social.

Asturias necesita urgentemente un cambio de rumbo. Asturias camina cuesta abajo en un lento declive en el que nuestra región cada vez cuenta menos en el conjunto de España.

No voy a presentarles un aluvión de cifras para describir la actual situación de Asturias, porque estoy convencida que las conocen tan bien como yo. Y además creo que cualquier debate sobre si nuestros males son un 1 % más graves o menos graves que los males de otras regiones o que la media estadística de nuestro país, más que a la esperanza llaman a la resignación. Y la resignación es la primera cara del fracaso en todos los terrenos.

En Asturias la percepción de la crisis y, lo que es aún peor, la constatación de un clima de falta de confianza, de resignación y, en muchos casos, de claro pesimismo, se refleja mucho más allá de las estadísticas. Y esa es una realidad que no se puede disfrazar, aunque algunos lo intenten, manejando sesgadamente los números y que apunta a que estamos, probablemente, en el peor momento de la historia reciente de Asturias.

Pero creo que sí es importante, a modo de definición básica del escenario en el que nos encontramos, trasladarles algunos datos: Asturias es la comunidad española con menor crecimiento en los últimos 10 años; hemos perdido más de 4,2 puntos del PIB; tenemos la tasa de actividad más baja de España; estamos liderando las estadísticas de crecimiento del desempleo; somos la decimotercera región de Europa con mayor tasa de paro juvenil; tenemos una de las poblaciones más envejecidas del país; cada mes 600 jóvenes más abandonan Asturias para buscar vida y trabajo y dentro de diez años sumarán 85.000 en una región de un millón de habitantes; casi un tercio de la población de Asturias -295.000 personas- son pensionistas; 140.000 asturianos viven con unos ingresos inferiores a 500 euros al mes; más de 7.000 familias viven exclusivamente del salario social; desde 2008 casi 5.000 autónomos se han visto obligados a cerrar sus negocios; 1.470 empresas del sector de la construcción, 1.500 del sector servicios y 250 del sector industrial han cerrado desde el año 2008; todas las obras de infraestructuras (los cinco tramos pendientes de la autovía del cantábrico, un proyecto que ya va a cumplir 30 años; Salas-La Espina, el AVE…) todas, las que estaban en marcha y, por supuesto, las que no pasaron de meras promesas están paralizadas; los impuestos se han incrementado por encima de la media: el tramo autonómico del IRPF entre dos y tres puntos; en casi dos puntos el impuesto de sucesiones y donaciones; un 20% el impuesto sobre trasmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados; …

Y para concluir este bosquejo de la situación que vivimos quiero referirme a nuestro gravísimo problema demográfico: el de una comunidad envejecida, estancada demográficamente y camino del despoblamiento. Asturias es la única comunidad que perdió habitantes en la última década en un momento en que España crecía en 4 millones de habitantes. Somos la comunidad con la más baja natalidad de España; y somos la tercera comunidad autónoma con menos inmigrantes. Los jóvenes entre 16 y 35 años suponen el 25,1 % de la población cuando la media española es del 30,4% y la propia Comunidad Europea ya prevé que en 2030 Asturias será la octava región más envejecida de Europa.

Esta situación se hace más angustiosa en la Asturias rural. Tenemos una población descompensada. Hoy 47 de los 78 concejos asturianos tienen menos de 5.000 habitantes y de las 6.939 entidades de población 638 están deshabitadas y 758 perdieron población desde 1991. En el año 2008 en 7 concejos asturianos no hubo NINGÚN nacimiento y en 32 nacieron menos de diez niños.

Hoy, el Sarre es la única región de la UE con la natalidad más baja que Asturias.

Esa situación tiene sus consecuencias en la tasa de actividad, que sigue siendo de las más bajas de España, un 51’40% frente a un 60’11% de la media nacional. Tiene sus consecuencias en el mercado de trabajo que está cada vez más envejecido y con menos posibilidad de reemplazo, lo que hace pronosticar que en 2018 se jubilarán más personas de las que se incorporen al mercado de trabajo.

Y tiene consecuencias porque tenemos y tendremos una población cada vez más dependiente con todo lo que eso conlleva. Y tendrá también sus consecuencias en lo que se refiere al coste de las pensiones, cuando ya llevamos siete años seguidos con desequilibrio entre los ingresos por cotizaciones y el gasto en prestaciones.

Y ante esa realidad sólo nos hemos encontrado otro ejemplo más  de la falta de respuesta y de la actuación irresponsable del gobierno socialista.  Hace unos meses estuvo en este mismo Foro el candidato del PSOE a la Presidencia de Asturias. Entre otras cosas, planteó la urgente necesidad de un plan demográfico en Asturias. Eso lo dice aquí y no lo hacen allí. Hace un año, el Partido Popular presentó en el parlamento asturiano una excelente propuesta de plan de recuperación demográfico. El Gobierno socialista, del que ese mismo candidato formaba parte como máximo responsable de su partido, lo rechazó y el argumento no fue que no fueran buenas las medidas propuestas y presentaron una alternativa, sino porque en ese momento, hace un año, no veía su necesidad, a pesar de que los datos, como podrán imaginarse, eran tan negativos como lo son hoy.

Es uno de los muchos ejemplos de la falta de capacidad e iniciativa de nuestro gobierno.

Como lo es de su ineficacia en la gestión, que podemos contrastar con dos cifras similares. Las obras públicas acumulan en Asturias en los últimos años cerca de 1.000 millones de euros de sobrecostes, más si le sumamos los 200 millones que acabamos de conocer en la obra de la Variante de Pajares  Las excusas dadas son variadas, como siempre: que no se tuvieron suficientemente en cuenta las mareas, en el puerto, o las filtraciones de agua. Eso es simple y llanamente una prueba de ineficiencia y de dejadez. Y más si a ese despilfarro millonario en sobrecostes podamos contraponer la paralización de otros casi 1000 millones de euros de los Fondos Mineros por falta de  de proyectos en los que para invertirlos y con el riesgo más que probable de perderlos. No hay recursos y nosotros los desperdiciamos.

Este es el escenario en el que hoy se encuentra Asturias, la situación que vivimos los asturianos. Sin duda puede parecer dramática, y quizás lo es, pero no sin solución.

A mí, utilizando palabras de Thomas Jefferson, me gustan “más los sueños del futuro que las historias del pasado”. Y creo que este escenario tiene que pasar a ser parte de esas historias del pasado porque nosotros podemos y debemos dar un giro a nuestro destino. Es posible. Y lo es porque, en su mayor parte, esta situación en la que se encuentra Asturias no es irreversible; no es la consecuencia de una influencia externa incontrolable; ni es el resultado de una falta de capacidad de nuestra región para que las cosas puedan ir mejor. No. Esta situación es la herencia de una gestión política ineficiente, sin visión de futuro, sin estrategias ni objetivos, sin capacidad para liderar la renovación y la reconstrucción del tejido económico, social y político de nuestra comunidad.

En buena medida la problemática situación que atraviesan las empresas, la actividad económica y el empleo en Asturias se debe a medidas concretas que han tomado o han dejado de tomar los gobiernos nacional y regional: parón de las infraestructuras, falta de desarrollo de proyectos industriales, subidas de impuestos, morosidad de las administraciones, absoluta incapacidad para fomentar la investigación y la innovación, nulo apoyo a los emprendedores y a las empresas, falta de visión para incentivar nuevos sectores de actividad y una política de apoyo a la exportación que cuenta sus éxitos en viajes y no en resultados.

¿Realmente no creen ustedes que estos datos y algunos ejemplos avalan que una parte importante de la crisis que padecen los asturianos tiene una clara y determinada responsabilidad política?

Yo sí lo creo. Estoy convencida de ello y por eso creo que la situación de Asturias tiene solución.

Tiene solución con un cambio del modelo político que gobierna Asturias desde hace demasiados años y que se ha convertido en un parásito que absorbe y malgasta los recursos que deberían utilizarse para incentivar a la sociedad asturiana en la búsqueda de soluciones para su fututo. En convertir a Asturias en una región emprendedora en la que se cree empleo en vez de destruirlo.

Se dice que “la economía es la ciencia de cercenar los gastos superfluos”. Y esa es la primera medida de la revolución del cambio en Asturias. La primera medida para cambiar el negro escenario que les dibujaba hace unos minutos.

Hay que reducir las administraciones a una sola administración que imponga como norma de funcionamiento la austeridad, la eficiencia, la transparencia y el máximo respeto a la legalidad. Que reduzca el gasto y racionalice el sector público mejorando su grado de eficiencia. Porque las instituciones tienen que ser ejemplo y dar ejemplo de que se puede hacer más con menos.

En Asturias ahora mismo hay “muchas administraciones”. Está la oficial y están las que integran los organismos, entes, fundaciones y empresas que funcionan de forma paralela a aquella y en los que se despilfarran los fondos públicos, los recursos de todos, sin control y, lo que es aún peor, sin objetivos.

Una sola administración que no distraiga ni un solo euro de nuestro horizonte prioritario que es generar actividad económica y empleo. Que esté volcada en favorecer el entorno empresarial y convertirnos en una región en la que sea fácil “hacer empresa”.

Una sola administración que tenga claro un plan de choque para Asturias y una estrategia a corto, medio y largo plazo.

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Antes de exponerles algunas propuestas concretas de nuestro proyecto me gustaría hacer una consideración general. Creo en el diálogo y creo en el consenso. Y ello implica que buscaré en todas las actuaciones el mayor acuerdo posible con todos los agentes sociales, económicos y políticos. Pero partiendo de un punto innegociable: hay que cambiar el concepto de lo que hasta hoy se presentaba como acuerdos, como consensos, como pactos sociales. Estos acuerdos no pueden ser la expresión de un mero reparto de subvenciones o fondos, sino que tienen que explicitar compromisos reales en la dirección de generar prosperidad para Asturias. Empresarios, sindicatos, Gobierno y toda la sociedad debemos trabajar en la misma dirección: una dirección que tiene que estar avalada por objetivos concretos y cuantificables en incremento de la actividad, en empleo y en dinamismo económico. Todos tenemos que ser protagonistas de esos acuerdos y todos tendremos que asumir la responsabilidad que conlleven. El tiempo de pedir y no dar forma parte ya del pasado. Ahora hay que dar y hay que exigir.

Hace más de dos años publiqué un artículo en La Nueva España que titulaba “De la Asturias S.L. a la Asturias S.A.”. Y en él ya exponía este convencimiento: tenemos que pasar de la Asturias S.L. en la que los acuerdos parecen cosa de unos pocos para mantener sus prebendas ajenos a todos los males y escándalos, a una Asturias S.A. en la que todo se someta al riguroso e innegociable criterio de que cada actuación debe revertir a favor de todos los asturianos, de toda la sociedad asturiana.

Y quien debe defender, alentar y dirigir ese cambio es un Gobierno comprometido con el cambio. Un gobierno que ponga en marcha los mecanismos necesarios para incentivar y facilitar y que convierta el apoyo a la empresa, las PYMES, autónomos y emprendedores uno de sus ejes centrales. 

Un gobierno que ponga en marcha un plan de actuaciones para mejorar la fiscalidad.  Un sistema tributario que garantice la financiación de los servicios públicos y que fomente la actividad empresarial, la innovación, la internacionalización y el ahorro. Un plan que suprima el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que mejore la fiscalidad de las rentas del trabajo y familias en el IRPF; que mejore el tratamiento del acceso a la vivienda, que mantenga la deducción para inversión en vivienda habitual para todos los contribuyentes; que cree una nueva deducción en el IRPF para el fomento del autoempleo y que establezca deducciones en la cuota del IRPF para quienes se den de alta en el censo de empresarios profesionales en Asturias; un plan que cree la Cuenta de Compensación Fiscal que compense automáticamente facturas por impuestos de competencia autonómica para evitar la asfixia que sufren la mayoría de las pymes y autónomos por la morosidad de la Administración; que establezca fórmulas de aplazamiento y fraccionamiento de pago de las deudas tributarias para los autónomos y pymes más flexibles, permitiendo que las obligaciones reconocidas pendientes de pago por parte de la Administración tengan la consideración de aval en estos casos, que elimine los recargos de apremio en los supuestos de fraccionamiento y aplazamiento de pago de tributos como consecuencia de la crisis, aplicando como máximo el interés legal del dinero; que aplique el Coste Cero en la constitución de una nueva empresa a menores de 35 años.

Un Gobierno que impulse un plan de simplificación regulatoria y administrativa para eliminar trabas burocráticas y los trámites innecesarios que dificultan el funcionamiento de las empresa e impiden destinar recursos a la creación de empleo y a la inversión productiva.

Un gobierno que se preocupe de facilitar más suelo y más techo para las empresas; reorientando la política de suelo hacia una estrategia de desarrollo de espacios empresariales distribuidos en el conjunto de la región, con un Plan de Áreas Empresariales Especializadas en las alas de la región dirigido a sectores propios de la zona y un Plan urgente de suelo industrial en las cuencas mineras que permita desarrollar de forma inmediata los polígonos planificados con fondos mineros y ahora estancados; apoyando la promoción privada de suelo industrial allá donde la promoción pública no pueda llegar; potenciando la creación de nuevos Parques Tecnológicos; coordinando las políticas de suelo con los ayuntamientos para facilitar el desarrollo urbano de espacios de empresa destinadas a actividades de alto valor añadido e innovación.

Un Gobierno comprometido con el cambio que realice un Plan de Financiación de PYMES que ofrezca condiciones preferentes a empresas y autónomos con necesidades de liquidez mediante fórmulas ágiles y productos específicos como pólizas de crédito, préstamos de tesorería, refinanciación de corto plazo y largo y anticipo de subvenciones; que aplique el recurso al Aval Público para las empresas con dificultades de acceder al crédito y mantener su actitud; que vele porque se cumplan escrupulosamente los convenios firmados con Bancos y Cajas para que el dinero público llegue a las empresas, impulsando las medidas de control y seguimiento de ese capital cedido desde la Administración; que implante apoyos financieros desde el inicio de la actividad empresarial a las empresas en plena actividad con Capital semilla para proyectos de impulso a las microempresas, con capital crecimiento para incentivar la actividad de las PYMES, con capital Riesgo para proyectos de gran inversión y con la introducción en Asturias de Fondos de Capital Riesgo nacionales e internacionales que permitan incluir al Principado en las estrategias de inversión de los principales operadores de capital-riesgo internacional, multiplicando el acceso a la financiación privada de las empresas regionales.

Un Gobierno que desarrolle un Proyecto de consolidación y mejora competitiva de las micropymes en colaboración con las principales entidades de promoción; que desarrolle un programa de crecimiento de PYMES que impulse la dimensión de las empresas, especialmente las de sectores de futuro y las que, perteneciendo a sectores tradicionales, tienen una posición consolidada; que impulse los holding asturianos con incentivos fiscales a las operaciones de concentración empresarial, capital riesgo para financiar el crecimiento y subvenciones para la implantación de sistemas de gestión avanzada; que reestructure los instrumentos de apoyo a la actividad empresarial creando una Agencia de Apoyo a las PYMES que concentre en un único interlocutor las funciones clave de apoyo en áreas críticas para el dinamismo de las PYMES, tal como ha hecho la Comisión Europea

Un Gobierno que cree una Red de recursos de apoyo a la comercialización; que establezca acuerdos con entidades financieras para la financiación y cobertura de riesgos; que desarrolle un programa de acceso a los canales y redes de distribución; que realice un programa de asesoramiento y apoyo a las PYMES para generar estructuras de desarrollo exterior; que cree instrumentos (seguros, avales…) de cobertura para acceder a mercados emergentes; que establezca una red asturiana de viveros de empresas internacionales en los mercados de mayor crecimiento; que impulse un intenso y completo plan de apoyo a los autónomos, con incentivos a la formación y a la contratación de trabajadores, a la implantación de sistemas de gestión de calidad, con instrumentos de financiación pública para este colectivo.

Un Gobierno eficiente que premie e incentive fiscalmente la inversión; que realice un plan estratégico comercial para nuestras empresas; que impulse un sector de futuro como el turismo; que apoye a los sectores tradicionales dentro de un ambicioso plan demográfico; que desarrolle un plan de fomento de las TIC y que duplique la inversión en I+D+I con el objetivo de llegar al 2% del PIB; que complete la red  de centros tecnológicos asturianos con la creación de nuevos centros; y que desarrolle un intenso plan de fomento del empleo, tanto con medidas e incentivos para facilitar la contratación, formación y consolidación en el puesto de trabajo de los jóvenes como para facilitar la empleabilidad de los otros sectores de población peor tratados por la crisis: mujeres, parados de larga duración y mayores de 45 años.

Me gustaría extenderme en esas medidas y en muchas más, como las políticas sociales y de solidaridad, unos servicios sanitarios de calidad y a una asistencia adecuada a las personas dependientes. Una buena política económica es la mejor política social porque es la que garantiza nuestro sistema de bienestar, que garantiza  su mantenimiento. Todas ellas forman parte de nuestro compromiso con los asturianos si nos dan la responsabilidad de Gobierno.

Y quisiera referirme, aunque sea brevemente, a los otros dos ámbitos de actuación en los que, en mi opinión, debe incidir el Plan de choque que Asturias necesita: el Educativo y el Político.

La Educación es la clave del futuro. Nuestra capacidad de propiciar oportunidades y empleo y de incrementar la cohesión social depende del nivel de formación. Por ello, el cambio en Asturias pasa por una intensa, profunda y decidida actuación sobre todos los niveles del sistema educativo, para imponer el mérito y el esfuerzo como criterios de éxito, para abordar las altas tasas de fracaso escolar, porque no nos conformamos con ser los menos malos de los peores; para garantizar el bilingüismo en todas las etapas educativas; para fomentar la cultura emprendedora; para vincular el sistema educativo a las necesidades del mercado laboral y de los sectores con mejores posibilidades de desarrollo; para fomentar la formación y la práctica en las empresas porque entendemos como fundamental la participación de las empresas en el proceso formativo de nuestros jóvenes; para lograr una Formación Profesional que mejore su calidad y su imagen social, alejándola del riesgo de ser percibida como una alternativa devaluada o vía de segundo orden, con un sistema basado en el modelo dual.

Y en el cambio en Asturias la Universidad tiene que ser  protagonista principal porque no hay mayor impulso renovador que el que surge del conocimiento la Universidad debe ser uno de los principales motores del cambio en su triple función como proveedora de formación, investigación avanzada e innovación puntera.

La formación, la investigación y la transferencia tecnológica son claves para que Asturias salga de la crisis.

Con una educación de calidad seremos capaces de formar a los futuros profesionales que creen valor. Con una investigación de excelencia seremos capaces de mejorar el tejido productivo.

El tercer ámbito de actuación que les citaba es el político. Evidentemente en todo lo expuesto queda ya reflejado la necesidad de un cambio en el modelo de hacer política, de gobernar, y en la proyección política de las instituciones. Un nuevo modelo de  que sume y no reste.

El cambio de la cultura de la confrontación, que tanto limita la efectividad de nuestros recursos, por el de la complementariedad… un cambio de mentalidad que Asturias y los asturianos necesitamos para superar, de una vez por todas, el lastre del localismo, de la confrontación entre municipios, de la incapacidad para complementarnos y pelear en la misma dirección. Sin duda, hay una motivación política en la existencia de ese lastre que tenemos que superar.  Es el reflejo de una acción de un Gobierno sin horizontes, sin proyectos, pendiente más del amiguismo y el sectarismo que de construir un futuro mejor.

Pero, además, de lo dicho, el ámbito político al que me refiero engloba otras líneas de actuación.

Y en esas líneas sitúo en un lugar prioritario fortalecer el papel de Asturias en el contexto político del Estado. Los asturianos hoy se sienten marginados, y es posible que a esa sensación se le puedan poner algunos reparos, pero lo cierto es que durante los últimos años Asturias se ha visto alejada, no ya de los centros de decisión, sino también de los beneficios de esas decisiones.

Querido presidente, temo que no quieras coincidir conmigo en más ocasiones porque cada vez que estamos juntos te digo lo mismo: mi compromiso con Asturias y los asturianos me obliga a ser permanentemente reivindicativa. Y lo seré con el Gobierno que presidirás, espero, por el bien de nuestro país, que de forma inmediata, aunque estoy convencida de que en ti voy a encontrar la receptividad y el compromiso que nos ha faltado a los asturianos hasta ahora.

Asturias tiene que concluir de forma inmediata su vertebracion y su red de comunicaciones, y eso es una responsabilidad del Estado. Asturias tiene que garantizar unas comunicaciones ferroviarias modernas y de futuro, como es el AVE. Ya sé que todos queremos un AVE y que eso es imposible; pero en el caso de Asturias tiene que ser posible porque resulta fundamental para superar su marginalidad geográfica y para incentivar el desarrollo de nuevos sectores o potenciar los que ya tenemos, como es el caso del turismo.

Sé que no son los mejores momentos, pero si se hacen esfuerzos con otras comunidades, los asturianos esperamos que se hagan con nuestras necesidades. Y estoy segura de que tu Gobierno atenderá nuestras necesidades.

Asturias tiene que recibir las ayudas precisas para incentivar el crecimiento demográfico, que se garantice  la unidad de mercado, recibir un trato justo en la financiación autonómica, garantizar con un plan energético serio y responsable la consideración del carbón como fuente energética propia.

Creo que fue Ortega y Gasset quien dijo que “no lo que hicimos ayer, sino lo que vamos a hacer en el futuro es lo que nos reúne alrededor de lo que se llama Estado”. Estoy convencida que esa será una gran verdad para Asturias cuando Mariano Rajoy sea Presidente del Gobierno español.

Ese es el mejor aval para defender el cambio en Asturias: que no podemos perder la oportunidad de entrar en sintonía con el próximo Gobierno del Estado para aprovechar los aires de renovación que vas a liderar. Eso es lo que tienen que valorar los asturianos, a pesar de que los acontecimientos políticos han introducido algunos elementros distorsionadores que pueden dividir las ansias de cambio que laten en Asturias.

Estoy segura de que, al final, se impondrá la razón, se desvanecerán los personalismos inútiles y se reforzará la proyección de nuestra alternativa de cambio que Asturias necesita.

“El futuro, escribió Victor Hugo, tiene muchos nombres: para el débil es lo inalcanzable; para el miedoso, lo desconocido. Para el valiente es la oportunidad”.

Mi tierra siempre ha sido cuna de hombres y mujeres valientes y estoy segura de que no vamos a perder esta oportunidad.

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