Felipe VI y Podemos

El mensaje del rey Felipe VI ha sido valorado positivamente por una gran mayoría de los ciudadanos, independientemente que sean de tendencias monárquicas o republicanas. Cuando las palabras que se dicen son objetivas y se dicen con la vehemencia y el convencimiento de quien las pronuncia siempre llegan a quienes van dirigidas.
En uno de estos días navideños mantuve una conversación con una amiga asturiana, sobradamente preparada, con suficiente criterio, con varias oposiciones estatales aprobadas y actualmente trabajando como funcionaria en Cataluña. Está convencida de que el independentismo de Artur Mas es puro dinero, mientras que el independentismo de Oriol Junqueras es puro sentimiento. Detrás está la masa que participa en las manifestaciones en muchos de los casos sin saber por qué.
Me comenta que en las próximas elecciones (siempre la consideré de tendencias conservadoras) va a votar a Podemos. El argumento de su voto -como el de muchísimos de su generación: treinta y tantos años- es que ya está cansada del "y tú más", de la intachable Constitución creada por los "padres de la patria" (Constitución que su generación no tuvo oportunidad de refrendar) y del bipartidismo corrupto y trasnochado que pretende perpetuarse. Dice que sus coetáneos saben como actuaron y cómo actúan los partidos -PSOE y PP- que hasta ahora gobernaron España, y que tienen la obligación de dar una oportunidad a las nuevas ideas en la política. Regeneración absoluta.
El mensaje de Felipe VI esta Navidad ha sido tajante y rompedor, nada proclive a la perpetuación de actuaciones y políticas interesadas y obsoletas. Las nuevas generaciones exigen comportamientos distintos a los implantados -por pura necesidad- hace tres décadas. La crisis ha descubierto el desencanto de quienes, ahora, tienen la oportunidad de opinar -y de votar- sin complejos.



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