El detenido, reincidente, fue interceptado tras un nuevo robo y ha ingresado en prisión provisional. La investigación sigue abierta para determinar su implicación en más delitos.

Ni una palanca, ni una ganzúa: una tapa de alcantarilla. Ese era el arma improvisada del ladrón que en los últimos meses sembró la inquietud entre los hosteleros de La Felguera. En menos de sesenta segundos, actuando en solitario, rompía la puerta de bares y locales comerciales con una tapa metálica arrancada de la vía pública y se llevaba el dinero de la caja. Lo hacía de forma tan eficaz como destructiva, causando notables daños materiales y generando una alarma social creciente.

El pasado 11 de junio, agentes de la Policía Nacional de Langreo y San Martín del Rey Aurelio, con el apoyo de la Policía Local de Langreo, detuvieron al presunto autor, un varón de la zona, justo después de que cometiera otro robo, esta vez en un establecimiento de informática. Aunque la cuantía sustraída era escasa, las consecuencias de sus acciones iban más allá del botín.

Reincidente y en prisión

Las grabaciones de seguridad de varios locales permitieron identificar el patrón repetitivo de los asaltos. Se trataba del mismo individuo que ya había sido detenido por hechos similares durante el mes de mayo. Esta reiteración, junto a los nuevos indicios, ha llevado al juzgado a decretar su ingreso en prisión provisional, mientras la investigación permanece abierta por si estuviera implicado en otros robos con fuerza ocurridos en la zona.

Un método tan ruidoso como efectivo

El método delictivo, aunque rudimentario, resultaba extraordinariamente eficaz: arrancar una tapa de alcantarilla, lanzarla contra el cristal o puerta metálica del negocio objetivo, y en segundos acceder al interior para sustraer lo que pudiera. La violencia del impacto provocaba importantes destrozos en puertas y mobiliario, aunque el botín económico rara vez compensaba los daños generados.

Alarma entre los hosteleros

La sucesión de robos provocó una gran inquietud entre los profesionales del sector hostelero, especialmente en el centro de La Felguera, donde los bares y cafeterías han sufrido varios episodios similares en los últimos dos meses. La rapidez de las acciones y el uso de un elemento del mobiliario urbano como arma desconcertaron a más de un vecino.

La Policía considera con esta detención desactivada una amenaza recurrente para los comercios de la zona, aunque no descarta nuevas actuaciones si aparecen vínculos con más delitos. Los agentes han reforzado la vigilancia en zonas comerciales y llaman a denunciar cualquier comportamiento sospechoso.