El papel higiénico, el lobo y la manada

El papel higiénico, el lobo y la manada

El humano es un ser social. Como cualquier especie, su comportamiento primitivo es el mismo en todos sus miembros. No es más que un lobo orgulloso y petulante que pertenece a una manada que, aunque él se crea superior e independiente, la manada, el comportamiento grupal de la manada, siempre estará por encima de su ilusa individualidad. Por encima del cerebro individual está el cerebro social, una interconexión primitiva que nos hace ser a todos uno solo como los Na'vi del planeta Pandora (Avatar).  

 

La compra masiva de papel higiénico sigue el mismo patrón que cualquier conducta social y da explicación a cualquier otra conducta de empieza por imitación y acaba por compulsión como, por ejemplo, los cracks bursátiles de 1929 y 2008 o los disturbios en la primavera árabe de 2011.

 

Fase 1: hay un problema que afecta a todo el mundo a medio plazo pero el ser humano es cortoplacista, todo lo deja para luego.  

 

Fase 2º: unos cuantos empiezan a preocuparse y hacen acopio de la compra de, como mucho, una semana. Obviamente aquí entra el papel higiénico que es un artículo de primera necesidad.  

 

Fase 3: el papel higiénico es muy voluminoso. Por lo tanto, es visto por todo aquel que ya conoce ese problema, aunque a él no le va a afectar a corto plazo, y parece que su incredulidad se ve perjudicada: “­si él compra, yo compro”. El problema se va acercando al individuo.  

 

Fase 4: compro también papel higiénico porque veo, obviamente por su tamaño, que todo el mundo lo lleva en su carrito.  

 

Fase 5: el incrédulo que aún veía el problema a medio plazo, o a largo plazo, o consideraba que esto era una fantasía como La Guerra de los Mundos, ahora se empieza a cuestionar su posición. Voy a comprar “por si acaso” pero mucho más que el primer incrédulo porque veo que el resto de clientes está comprando más. “Si él compra mucho yo compro mucho”. Y, claro, veo muchos clientes con papel higiénico encima en lo alto de sus carritos. Por lo tanto, parece que todos los clientes están comprando predominantemente papel higiénico. ¿Estaré comprando poco? Voy a por más.  

 

Fase 6: los que han comprado en el primer turno de esta cadena de acontecimientos ven que todo el mundo sale de los supermercados con papel higiénico, mucho papel higiénico. Entonces se preguntan si habrán comprado poco. Vuelven a entrar y compran más.  

 

Fase 7: lo atractivo de la escasez. Los estantes del papel higiénico en los supermercados están vacíos. Los individuos (ya crédulos y el resto a punto de serlo) se empiezan a agobiar y a darle un valor al papel higiénico totalmente desproporcionado.   –Chicos, ¿os acordáis cuando la chica que nos gustaba nos daba calabazas y luego, cuando teníais novia esa misma chica se empezaba a interesar por vosotros? Si el mundo desea tanto el papel higiénico, si la “manada” desea el papel, ¿quién soy yo para ir a la contra? Voy a buscar en otro lado y, además, lo haré caminando rápido como una escena a cámara rápida de Benny Hill. Me estreso y todo el mundo se estresa.   

 

Fase 8: bulos. El ser humano no tolera no conocer la causa de todo. Por lo tanto, empieza a difundirse explicaciones: “necesitan tanto papel higiénico para prepararse mascarillas caseras”.  

 

Fase 9: no dejaré un solo paquete de papel higiénico en el supermercado, pues es el nuevo oro blanco. Me voy para casa con “mi tesoro” y, además, lo usaremos racionalmente.  

 

En resumen, ¿sigues pensando que eres un ser único? No, sólo eres un humano más. Pero tu misión es aportar a la manada lo mejor de ti mismo.   Recordemos qué suelen responder la mayoría de las personas cuando se les pregunta sobre su trabajo ideal: – un trabajo que sea significativo para los demás.  

 

Por lo tanto, somos uno solo, una célula más de un cuerpo único. ¿Aportas a la vida de este cuerpo? ¿Eres una célula muerta? ¿O eres una célula cancerígena?    

 

Autor: José Ángel Caperán

Psicólogo y coach en Gijón

jacaperan@gmail.com

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C/Magnus Blikstad 21, oficina D. Gijón. Asturias. España.

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