Caranquinos para Piloña

Inicio este comentario mientras escucho a través de internet en vivo y en director el debate en la Junta General del Principado sobre el proyecto de presupuestos para el 2013, primera reunión en la que se examina la consejería de Administraciones Públicas que encabeza Guillermo Martínez. La diputada de Foro Asturias María Huerta, buena neña del oriente asturiano, interroga sobre las distintas partidas al consejero de Administraciones Públicas pero tanto ella como el citado y sus directores se pierden en analizar farragosas partidas aunque, eso sí, el consejero no pierde ocasión de recordarle a la diputada lo mal que lo hizo el anterior gobierno, el de Francisco Alvarez-Cascos -”Foro fue nefasto en materia de emigración” argumenta Guillermo Martínez- lo que provoca el enfado de la señorita Huerta. Pero a lo que iba, tengo ganas de que el ayuntamiento de Oviedo comience el prñoximo enero a emitir en directo por internet los plenos en su totalidad. Ver a los concejales y escuchar a primera hora de la mañana el fluido verbo de Roberto Ramos “Rivi” puede ser una buena manera de iniciar el día con la moral a tope. Y si no es el verbo de dicho concejal lo será el de Alfredo Carreño, el portavoz del PSOE, desde hace unas fechas muy marcado por el nuevo secretario local de la AMSO Wenceslao López por lo que deduzco es la razón por lo que ahora habla tan poco.

Escribiendo de ayuntamientos me llegan noticias preocupantes de uno de nuestros municipios más apreciados, Piloña, que según su actual alcaldesa Carmen Barrera Fernández, del PSOE, es un municipio que hunde sus raíces en una larga y rica histórica para proyectarse con fuerza hacia un futuro de progreso, bienestar y equilibrio con la naturaleza. Y es que no hay un euro y la mayoría de la maquinaria municipal está paralizada por averías al no contar el ayuntamiento con dinero para solventarlas y aplicar un debido mantenimiento. Es más, me vinculan la dimisión reciente del concejal de Obras y Servicios, Medio Ambiente y Deporte Andrés Rojo del Valle con la bronca que le echó la alcaldesa por haber gastado 200 euros en la reparación de una máquina. Curiosamente continúa su foto en la página web como miembro del equipo de gobierno pese a haber dimitido el pasado mes de septiembre. En todo caso me hace gracia como en la web del ayuntamiento de Piloña los seis concejales socialistas que forman el equipo de gobierno aparecen con su foto en color mientras el resto de concejales, los cinco del PP, uno del Foro y otro de IU, éste es Camilo Montes, anterior alcalde por el PSOE pero luego captado por la coalición más a la izquierda de los del puño y la rosa, solo figuran con su nombre y las siglas correspondientes y punto.

Además de la Virgen de la Cueva, a la que debería de encomendarse un día sí y otro también la alcaldesa, Piloña tiene fama por sus avellanas y el tradicional festival que celebra todos los otoños con gran éxito de público y ventas, pero el concejo, no nos equivoquemos, ha perdido fuelle, faltándole promoción turística entre otras muchas cosas. ¡Cuanto sonó en su momento el concejo con la promoción de aquellos caranquinos que elaboraba y vendía desde su establecimiento en Carancos el amigo Narciso Cantón!. Con todos los respetos, de Piloña ahora ni se habla y es una pena. La desaparición de una de sus ciudadanas más ilustres, Ana Migoya, de la Administración autonómica probablemente haya contribuido a ello. Incluso la alcaldesa  Carmen Barrera fue colaboradora suya llegando incluso a ser jefa de la oficina del portavoz de Gobierno cuando Vicente Alvarez Areces era presidente. Espero, en definitiva, que Piloña supere su actual atonía. Este municipio de 9.700 habitantes, de tan rica y larga historia, como dice su alcaldesa, no se merece ni una mala gestión ni un abandono por el resto de las administraciones comenzando por la autonómica. Que los caranquinos les aproveche.



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