Ferrari agota a Alonso

Ferrari agota a Alonso
El asturiano se resigna ante el dominio “aplastante” de Red Bull, Mercedes y Lotus
Por no funcionar, en Ferrari ya no funciona ni la bomba para hacer llegar agua al piloto durante la carrera. Pero no, las asperas palabras de Fernando Alonso al término de la carrera no son fruto de la deshidratación, es simplemente realismo, carente ya de paños calientes, al verse quinto de forma “milagrosa”, a medio minuto de un Hamilton, lejos del podio con Raikkonen y Vettel.
Piden a Alonso que luche por el mundial, que remonte más de 30 puntos sobre Vettel, pero el asturiano lucha contra seis coches más rápidos que el F-138, ese al que le falta “tracción, estabilidad en la frenada, y apoyo en las curvas largas”, casi nada, según el diagnóstico del propio piloto. “Red Bull nos supera de forma aplastante, pero no solo Red Bull, lo malo es que también Lotus y Mercedes”.
El asturiano sabrá en la próxima carrera de Spa, a la vuelta de las vacaciones, si le queda un hilo de esperanza, si su equipo es capaz de ganar esas décimas en el coche que mejorado los rivales en los últimos meses. “Necesitamos evolucionar el coche, sí, necesitamos ganar carreras, sí, pero mañana (por hoy) cumplo 32 años, o sea que llevo 30 corriendo, y sé, porque lo he vivido muchas veces, que aún hay puntos en juego y tiempo para luchar el título”.
Ferrari había dedicado muchas de las sesiones del viernes en los primeros grandes premios, como China, Barhein, España y Canadá, para preparar un paquete de mejoras que estrenó en Silverstone. “Y no funcionaron”. Al equipo solo le quedó desandar el camino recorrido, así que ha perdido el paso de sus rivales. Más o menos, de media, cada escudería mejora una décima por carrera. Así lo han hecho Red Bull, Lotus y Mercedes. Ferrari ha perdido todos esos grande premios en soluciones que no funcionaron. En España, “teníamos el coche más rápido en carrera”, recuerda Alonso. Desde entonces, todos han mejorado menos Ferrari, cinco grandes premios al barbecho, cinco décimas por vuelta, más o menos lo que le separó el sábado de la pole de Lewis Hamilton, más o menos lo que le separó (30 segundos) al final de las 70 vueltas de carrera. “Ese déficit se debe a que este coche lleva piezas, que podemos llamar muy viejas”.
Finalizó quinto, sí, pero su posición real sería séptimo si Romain Grosjean no sufre una sanción y si Nico Rosberg no se toca con Massa en la primera vuelta. Para colmo, en Ferrari se olvidaron de pasar el DRS de modo “precarrera” a modo “carrera”, por lo que Alonso no sabía si podía utilizarlo o no. Lo hizo a bulto. Tremendo. Es la cruda real en su cuarto año en Ferrari. “Si, a la vuelta del parón veraniego, somos capaces, cosa difícil, sí, pero no imposible, de ganar tres o cuatro carreras seguidas podremos seguir peleando por el título, como hemos estado haciendo, casi milagrosamente, todos estos años. Pero es evidente que pelear por el título sin tener un coche veloz, es pedir un milagro cada día, y eso es imposible".
Lo dice con el corazón, esperando que su jefe Stefano Domenicali cumpla su promesa: “Espero regalarle por su cumpleaños un coche competitivo a partir de Spa y Monza”. Para ello “debemos hacer una mejora aerodinámica y a nivel de suspensiones para adaptarnos a estos neumáticos”. Porque sí, Pirelli les ha dejado en la estacada. Red Bull y Mercedes pidieron un cambio en la construcción y los compuestos de las gomas tras las primeras carreras, y ya tienen el que les va bien, con el que marcan la diferencia. Ferrari ya no tiene el peso político de la época de Jean Todt, Ross Brawn y Schumacher. Red Bull y Mercedes les han chuleado en los despachos y de Pirelli, sus compatriotas, han recibido una puñalada. Y eso también descorazona al asturiano que sabe, porque lo sufre, que Ferrari no es ya el equipo poderoso, ni técnica, ni políticamente, de antaño.
ALONSO: “Aún guardo optimismo porque llevo casi 30 años corriendo y he visto de todo.

Dejar un comentario

captcha