Se veía venir

Se veía venir

Se veía venir. A las 18,00 horas, en una intervención de 15 minutos ante las cámaras de la Televisión Autonómica, el presidente del Principado Francisco Alvarez-Cascos anunció que así no puede gobernar, con unos presupuestos heredados del anterior gobierno socialista y de Izquierda Unida, además de la pinza PSOE/PP y de la crítica permanente, según él, a que le viene sometiendo el principal medio de comunicación de Asturias, el diario La Nueva España, por lo que convoca nuevas elecciones autonómicas para el 25 de marzo próximo, domingo, el mismo día en que se celebrarán en Andalucía.

Se veía venir. Desde el mismo día en que en el mes de mayo Foro Asturias -que el pasado sábado celebró su primer cumpleaños- logró un diputado más que el PSOE -16 sobre 15- por aquello de las circunscripciones aunque fuera el Partido Socialista el más votado. Con esta decisión, mala para Asturias a corto plazo pero clarificadora de la situación política a la larga, nos encontramos que toda la Administración autonómica quedará paralizada seis meses y que, desde luego, no tendremos este año nuevos presupuestos porque a partir de junio la prórroga de los del año 2011 es obligatoria. ¿Y quien son los culpables?. Pues todos los que están en la masera. Ya escribí en su momento que una mayoría minoritaria tan exigua le iba a ser muy difícil al jefe del Ejecutivo para sacar la legislatura adelante. Francisco Alvarez-Cascos es un buen gestor -nunca tuve duda de ello- pero es una persona de blanco o negro, jamás de grises, por lo que su capacidad de gestión se nota cuando tiene poder absoluto, o sea, mayoría absoluta y deja mucho que desear cuando debe demostrar cintura política en la negociación, con la excepción de cuando negoció con los nacionalistas vascos en época de José María Aznar mientras Rodrigo Rato lo hacía con los catalanes, pero con la izquierda, que le repele, y con su antiguos compañeros de partido, no ha sido posible dada su visceralidad.

Pero PP y PSOE también tienen en mi opinión una gran parte de culpa de que hayamos llegado a esta situación -primera que se da en nuestra autonomía en la todavía joven democracia que disfrutamos- que nos va a costar tiempo y dinero a los asturianos que observamos perplejos lo que se viene cociendo del verano para acá. Y es que, con pinza o sin ella, más bien con ella, PP y PSOE solo han tenido como objetivo bloquear la acción del Gobierno de Alvarez-Cascos, enemigo a batir como sea, mientras IU, que al fin y al cabo nada puede decidir con sus cuatro diputados, jugaba una vez más a la ambigüedad como fue el abstenerse en el proyecto de nuevos presupuestos. Con una mayoría muy ajustada, sin euros en el cajón, con un gobierno hostil en Madrid -el que hubo y el que hay- y la mayoría de los ayuntamientos en manos de alcaldes de la oposición poco pudo hacer el gobierno de Foro Asturias cuyos miembros son demasiado neófitos y con muy poco juego por culpa de la absorbente personalidad de su jefe. Ahora puede pasar cualquier cosa. Francisco Alvarez-Cascos lo volverá a intentar el 25 de marzo en busca de una mayoría absoluta que se me antoja inalcanzable mientras que al PP y al PSOE este adelanto, digan lo que digan ahora sus dirigentes, les coge con el pié cambiado a falta de renovar sus órganos de dirección -Principalmente el PP- puesto que ambos partidos han de celebrar congreso nacional en Sevilla y seguidamente el regional aquí. Claro que hablando de mayorías también se me antoja inalcanzables para las otras tres fuerzas políticas con representación parlamentaria por lo que, salga lo que salga de las urnas -apuesto a que crecerá tremendamente la abstención que los asturianos estamos hasta el moño de la falta de operatividad de nuestras instituciones-, diputado arriba o diputado abajo, me da en la nariz que los resultados serán parecidos a los del pasado mes de mayo.

Debo reconocer que el presidente del Principado con esta decisión -una vez más en su comparecencia no ha vuelto a permitir preguntas de los periodistas- ha cogido el toro por lo cuernos tras haber ximielgado la región durante ocho meses como un elefante en una cacharrería, sabedor que así no podía enderezar el barco en las procelosas aguas que navegaba. Queda ahora, de aquí al 25 de marzo, una etapa que estará llena de reproches, descalificaciones y y nuevos brindis al sol con promesas de que si les damos de nuevo el voto mejorarán Asturias, crearán empleo y hasta podremos ser felices y comer perdices.

Desde mayo a hoy la etapa vivida en nuestra autonomía es lamentable y ahora si que estoy convencido de que para cuando ese domingo de marzo acudamos de nuevo a las urnas habremos alcanzado los 100.000 parados. Si Gaspar Melchor de Jovellanos levantase la cabeza volvería rápidamente a la tumba que ni su más ferviente admirador, Francisco Alvarez-Cascos, ha logrado ser el salvador de Asturias. Eso sí, nuestros representantes políticos cobrarán puntualmente el miércoles sus nóminas que por eso los asturianos tenemos fama de cumplidores, aunque no se la merezcan.

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