Impunidades

Impunidades

Resulta ciertamente curioso, por no decir asombroso,  leer a determinados profesionales del análisis sus escritos acerca de la realidad de la crisis. Me refiero en exclusiva a aquellos que hacen referencia al ‘efecto sanador’ de la hecatombe, una teoría excesiva y peligrosamente asumida que vendría a decir, en caso de ser articulada en algún documento, que en estas desgracias suelen caer los sinvergüenzas y acostumbran a quedar los buenos, la integridad de la tribu. Como si los terremotos discriminaran la bondad profesional del sismógrafo y las aptitudes intelectuales del bombero. Es cierto que las grandes chapuzas suelen estar cimentadas en estructuras endebles, tan cierto como que hay casos increíbles de perdurabilidad de la infamia. No hay más que recordar asuntos relativamente recientes, como las rumasas o los fórum filatélicos, los chanchullos marbellís o las mil ramificaciones de los negocios de Roldán. Un célebre ministro (no todos lo son) dio a entender en una de las últimas décadas prodigiosas que España era el paraíso del dinero fácil. Concluir a estas alturas que esta marea incomprensible de deficiencias bancarias, carencias políticas y demás esperpentos van a tener el efecto de un bautizo en el Jordán y van a despejar la incógnita del verdadero camino se me antoja una falacia, cuando no una estupidez. Los expertos, sospechosos habituales, no se aclaran, de modo que no se aclara ni la lavadora. Todos los vientos legales, con toda su legal parafernalia administrativa, están dirigiendo sus esfuerzos a instalarnos en la creencia de que sólo con el sumo sacrificio de los ajustes y la paciencia cívica saldremos adelante vaya usted a saber cuándo y hacia dónde. Si alguien piensa que porque caigan un par de docenas de caraduras por esta o aquella fechoría se va a satisfacer el deseo de venganza del ciudadano, va listo. Las impunidades merecen reflexiones más serias, más certeras. El trazo grueso sólo alimenta al chapucero y aplicándolo no conseguiremos otra cosa que volver a empezar.

(Por cierto, el ministro mencionado fue el del cambio, y hoy asesora a varias de las empresas más potentes de la España conocida. Ándale).

 

foto: Author: bukk. Wikipedia.Cuerno de la abundancia. Plastik vor dem Eingang zum Focke-Museum in Bremen

1 comentario

  • # Badellados Responder

    10/07/2012 15:14

    Efectivamente, es al revés, y pagan los que no deben

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