Beyond the hills

Beyond the hills

El pasado sábado 24 de Noviembre terminaba una edición muy especial, la 50º, del Festival Internacional de Cine de Gijón. Por ello vamos a hacer un breve repaso en los siguientes días de lo que ha dado de sí la presente edición. Como escribía en mi anterior post, al terminar la gala de inauguración se emitió la película “Beyond the hills” del director rumano Cristian Mungiu.

 

El aclamado cineasta rumano por “4 meses, 3 semanas y 2 días”, con la que ganó en 2007 la Palma de Oro en Cannes a la mejor película, presentaba su último trabajo en un Teatro Jovellanos expectante. Y no era para menos puesto que en la última edición del citado certamen galo acababa de ser premiada con el galardón al mejor guión y mejor actriz (ex-aequo).

 

La película narra la historia de Alina una joven rumana que tras dejar atrás el orfanato y trabajar unos años en Alemania decide volver a Rumanía para llevarse consigo a Voichita, su compañera inseparable en el orfanato y la única persona que la ha querido en la vida. Sin embargo, Voichita se encuentra entregada a la fe en una congregación ortodoxa que le exige seguir en ella para poder alcanzar el camino de la paz.

 

Mungiu nos muestra a continuación la estancia de Alina en la congregación (con algunos planos secuencia que recuerdan a “La cinta blanca” de Haneke), en un día a día en donde Alina es vista como una endemoniada por sus ataques de ira ante la manipulación y la anulación de la personalidad que recibe su amiga por parte del padre de las religiosas. Estos ataques llevan a las religiosas a reprimir los instintos protectores de Alina con una brutalidad e intensidad que se transmite al espectador quien es atrapado con mano firme por el film y se halla en tensión durante la mayor parte del desarrollo de la película. Pero esta tensión constante es lo que la transforma en ciertos momentos en una “película de exorcismos” al estilo más tradicional, volviéndose de esta manera un tanto caótica y repetitiva.

La oposición entre el dogma que representa la religión y la ciencia (medicina) es tratado durante todo el tiempo con escasa claridad salvo en una de las últimas escenas que resulta muy certera. El final nos recuerda la triste situación de los niños huérfanos en la actual Rumanía y pretende darnos que pensar sobre ella de forma simple y sencilla, con una sola toma.

 

Las actrices Cristina Flutur y Cosmina Stratan, especial mención me merece esta última, realizan unas interpretaciones sólidas que dan empaque y verosimilitud a la película ya que dejan en un plano secundario el morbo de la supuesta relación lésbica entre ambos personajes y se centran en los matices de la vida cotidiana de dos seres atormentados en la infancia que buscan el amor por diferentes caminos: el terrenal y el divino.

 

Película recomendable, dura y honesta que ha recibido la mención especial por parte del jurado del Festival Internacional de Cine de Gijón y recientemente ha ganado el Astor de Oro a la mejor película en el Festival Internacional de Cine Mar del Plata.

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