Un gobierno distinto

Los analistas políticos han coincidido en calificar el recién nombrado equipo de Rajoy como “gobierno anticrisis” y señalarlo como diferencial, respecto a los anteriores nombrados por Zapatero. Se destaca el alto nivel de formación, tanto académica como de experiencia en la gestión de los asuntos públicos, aparte de su probada lealtad a Rajoy.

Pasadas las emociones protocolarias y calmada la inquietud de los medios sobre las primeras horas del nuevo Ejecutivo, la atención se vuelca en la dimensión de la tarea que tiene encomendada; sacar al país de la crisis y colocar a la sociedad civil en horizontes de esperanza.

El tiempo ha empezado a correr. No hay cien días de gracia y algunos ya andan presentando iniciativas en los registros del Congreso. Del PSOE, aunque parezca desarbolado por sus tensiones internas, o quizás por eso mismo, hay que esperar confrontaciones ásperas, de cara a su desmotivada parroquia. Amenazas y quejas de marcado carácter institucional vendrán de CIU, que interpreta la futura Ley de Estabilidad Presupuestaria como un ataque frontal al Estatuto, además de rechazar otras reformas anunciadas sobre unidad de mercado, dualidad de competencias administrativas, educación, turismo, y otras que ponen nerviosos a los sectores más catalanistas. El voto negativo de Duran Lleida en la investidura es todo un anticipo de las tensiones que se avecinan. Claro que Rajoy, a diferencia de antes Zapatero, está en condiciones de no someterse a los acostumbrados chantajes que tan caros han resultado para la gobernabilidad y cohesión del país.

 

En aras del diálogo Rajoy cedió a CIU un puesto en la Mesa del Congreso ,pero cuando Duran Lleida sacó su petición del pacto fiscal, la respuesta de “ahora no toca”,sonó con la misma contundencia que la utilizada al contestar al portavoz de Amaiur :” yo a usted  no le debo nada, ni la sociedad española tampoco”.

Hay que confiar en  que este Gobierno,  para ser “distinto”, no recurra al pasteleo como fórmula política. El país ,aparte de los recortes en el gasto desmesurado e improductivo, precisa de las reformas económicas, sociales e institucionales, que no se resuelven con la simple disciplina presupuestaria.

Rajoy no pierde ocasión en reiterar el diálogo pero también es bueno la exigencia del respeto a la ley y el mayor de los respetos es hacerla cumplir,  tal como recuerda el juramento o promesa, expresado solemnemente en la Zarzuela.

Un Gobierno “distinto” es lo que espera la sociedad civil. Ahora toca gobernar, con todo

el talante que se quiera, pero también con firmeza, prudencia y sin ocurrencias. La X Legislatura se presenta como un periodo duro que incluso puede desgastar en meses a planes y políticos .Las próximas semanas ya darán algunas pistas y habrá prisa, mucha prisa.

A Rajoy le corresponde dar el aliento político a un Ejecutivo por él diseñado  para cumplir con la gran tarea de reconstrucción nacional. No bastarán acciones de marketing, de distracción sobre cuestiones fútiles, tan al uso en el pasado reciente. Tampoco el pactismo a ultranza como medio de conservar el poder a cualquier precio.

La sociedad civil ha aprendido mucho, está escaldada y sabe pasar la cuenta.Felices Pascuas.



Dejar un comentario

captcha