Salga el sol por Antequera

Hasta Mariano Rajoy y Pío García Escudero quedaron asombrados cuando anteayer vieron aparecer al senador electo por Asturias Isidro Fernández Rozada en el hemiciclo.  Y es que el senador más votado en las últimas elecciones generales en el Principado de Asturias poco menos que se había escapado del Centro Médico donde lleva internado desde hace diez días por problemas estomacales para trasladarse en coche a Madrid , envuelto en una mata para no coger frío, con su hijo como conductor. Y es que el sobrino de la tía Nemesia dejó los cuidados médicos, suero incluido aun lado, para no perderse la sesión constitutiva de la Cámara Alta en su décima legislatura, que para él, dada su veteranía, probablemente sea la última aunque el antiguo profesor de Formación de política nacional no tiene visos de jubilarse ni a los 100 años. Ya saben que con su capacidad de intriga, en el buen sentido de la palabra, logró dejar al comité electoral del Partido Popular de Asturias con un palmo en las narices, desplazando a otro candidato, un sindicalista agrario de Luanco, para colocarse él al frente de la candidatura al Senado por orden expresa de Mariano Rajoy, a lo que, por supuesto, ni Gabino de Lorenzo, ni Mercedes Fernández ni Ovidio Sánchez, y menos Fernando Goñi, dijeron esta boca es mía.

Además, el veterano senador tenía que hacer el traslado de su despacho del Congreso al nuevo que ocupará en el Senado así como comprobar si su sillón en el hemiciclo está bien situado y es cómodo además de girar bien. Supongo que sí. Sin embargo, el presidente electo de España no le dió la satisfacción que Isidro Fernández Rozada esperaba, o sea, que nombrarle miembro de la Mesa del Senado ocupando una de las secretarías. En otra legislatura será. En todo caso Isidro tiene entre manos otra aspiración, me consta, verdaderamente sorprendente, la de que el nuevo Gobierno de la nación le nombre presidente de la empresa pública HUNOSA en sustitución de Juan Ramón Secades. Hombre, de la cuenca es pero sobre carbón no creo que sepa mucho. En todo caso el nuevo Gobierno central tiene dos nombramientos importantes que hacer en Asturias. El del delegado del Gobierno y el de presidente de HUNOSA. Insisto que para el primero parece llevar muchas cartas de la baraja el concejal ovetense Jaime Reinares seguido del alcalde de Llanera Avelino Sánchez. ¿Y por que no Noel Zapico?. En cuanto a HUNOSA, la actual representante del PP en el consejo de administración la allerana Teresa Mallada, ingeniera de minas y perteneciente a la plantilla de la citada compañía estatal, tiene posibilidades aunque también suenan los nombres de Germán González, actual director técnico de la compañía aunque tiene previsto pre jubilarse el próximo día 31, o el también ingeniero José Moro, actual responsable de formación en HUNOSA, aunque más bien éste podría ser el nuevo director general.

Pero lo que preocupa en los círculos políticos de la derecha asturiana es si habrá acercamiento entre los dos hermanos, el PP y Foro Asturias, y la renovación que se espera haga el PP en su próximo congreso regional. Ni Ovidio Sánchez, ni Isabel Pérez-Espinosa, últimamente muy apagada,  ni Fernando Goñi, ni Gabino de Lorenzo. A éste más bien le gustaría que el nuevo presidente regional fuera el diputado Alfonso Román. Fernanda Rudi y la Cospedal se que se decantan por Mercedes Fernández y a Pilar Fernández Pardo ni está ni se la espera. En ambientes sensatos del partido conservador se empieza a hablar también de otro peso pesado, mi antiguo jefe en HUNOSA, el ingeniero Luis Tejuca Suárez -que también suena para algún alto cargo en Madrid- a quien todo el lío del Foro Asturias le ha traído al pairo pese a su buena relación con Francisco Alvarez-Cascos y que en absoluto está quemado por la política y menos por la poltrona. Salga el sol por Antequera lo que está claro es que el Partido Popular de Asturias necesita una renovación a fondo, de ahí que los cerebros pensantes del mismo comiencen a moverse para que el congreso regional no les coja con el pie cambiado no vaya a ser que, como temió Isidro Fernández Rozada, podría ocurrir que por no ir a Madrid se quedase sin sillón.



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