Vuelan los cuchillos

Va a comenzar la pega de carteles electorales y yo con estos pelos. La tarde, típica del otoño asturiano, me lleva a Avilés. Durante el viaje escucho en Radio Nacional de Asturias a Rafael Fernández Tomás, el hijo del primer presidente de nuestra pre autonomía Rafael Fernández y de la que fue concejala del ayuntamiento de Oviedo Pura Tomás, quien anuncia que se da de baja como militante de Foro Asturias. ¡Caramba con el mexicano!. En su momento, allá por mayo, le entregó el carnet de socio de Foro Asturias el mismísimo Francisco Alvarez-Cascos en persona dando así una bofetada a los socialistas quienes por aquel entonces andaban diciendo que el presidente de Foro Asturias tenía que enjugarse la boca para poder hablar de Manuel Llaneza, lo que acaba de hacer en un mitin el ex vice presidente del gobierno. Rafael Fernández Tomás reside en Gijón y en sus tiempos jóvenes fue diputado en México y cuando su padre, tras la muerte de Franco, regresó del exilio a Asturias él también vino con un tímido intento de hacer carrera como político en el Principado pero fracasó retornando al país hermano.

Por contra, a otro socialista, este griego y de nombre Papandreu, le entra la sensatez y donde dijo Diego dice digo. Esto es, da marcha atrás con lo del referéndum que podría habernos llevado a todos a la quiebra, aceptando un gobierno de concentración nacional con la oposición que sí ve bien el plan de rescate que la Unión Europea ha diseñado para ese país. A mi, como a los inversores en Bolsa, esta noticia y la del descenso en un cuarto del precio del dinero por el Banco Europeo me levanta la moral y paso de pedir un Don Simón a un Murua. En Avilés observo de lejos el centro cultural Niemeyer que se me antoja solitario y triste. En todo caso la alcaldesa Pilar Varela ha tenido tiempo y haciendo caso a la petición del vecindario de La Texera en Versalles ha derribado el pequeño mercadillo que allí había desde hace años, convertido en un nido de ratas. ¿Nos sorprenderá con un  jardincillo?. Puede. Tropiezo a una amiga, experta en llevar comunidades en una agencia inmobiliaria de la villa del Adelantado. “Amigo, nunca tuvimos tantos embargos como ahora“. Y es que modestos propietarios de pisos, muchos heredados de sus padres y construidos por ENSIDESA y el sindicato vertical allá por los 60, no tienen ni para pagar el recibo de la comunidad. Quedo pensativo, la verdad. ¿Deberíamos llamar, don Natalio Grueso,  a Brat Pitt para que nos eche una mano?.

Mi buen amigo el editor de Azucel Celso Díaz tampoco rebosa optimismo, todo lo contrario. Tiene junto a Las Meanas una de las más prestigiosas librerías de Avilés y quiere aguantar el año y medio que le falta para jubilarse e ir con su esposa a cuidar los nietos a Javea (Alicante) donde reside su hijo. Le comento que el libro más vendido esta temporada en Asturias es el que ha escrito Gerardo Iglesias sobre los maquis. “Pasa de los 3.000 ejemplares, estimado Celso. Para sorpresa mía no se lo han mandado. Tendré que estirar las orejas al distribuidor, el bueno de Gonzalo Rivaya por semejante fallo, aunque la verdad es que ningún cliente se lo ha pedido. Celso Díaz me comenta que ni el último libro de Pérez Reverte ni el de Sánchez Dragó, quien acudió en persona hace unos días al Niemeyer para presentar su obra, se venden. Será por la crisis, pienso. Tampoco compra libros el Principado desde que el exquisito de Jorge Fernández León perdió su poder como vice consejero de Cultura. ¿Fichará todos los días en la Fundación Municipal de Gijón de la que es funcionario?. ¿Que cometido le habrá encomendado la Moriyón al que fuera la mano izquierda de Vicente Alvarez Areces para temas de cultura y comunicación?.

Volviendo al librero Celso Díaz, a lo largo de su vida profesional, sin la ayuda de nadie y menos de entidades públicas, ha publicado 170 libros. El 171 va a ser uno sobre la guerra civil en Avilés, “El silencio de los vencidos”, que ha escrito María Angeles Ovies Iglesias, profesora de instituto en Francia y sobrina del admirado colega Venancio Ovies. “Y con él me planto -comenta Celso Díaz- que la crisis y la puñaladas terminan haciendo mella“. No puedo por menos, la verdad, de recordar el primer libro que publicó Celso Díaz, la novela “Después del gas” del que fuera alcalde de Avilés David Arias. Opino que la sociedad de Avilés y su comarca debe un reconocimiento a la labor, a veces demasiado discreta, de este editor. ¿Y por que no dárselo un día de estos en el propio Niemeyer?.



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