Las infraestructuras de Asturias en el siglo XXI

El pasado Curso 2017-2018, se celebró el ya clásico Seminario Gerardo Turiel dedicado en esta ocasión a las Infraestructuras de Asturias en el siglo XXI.

El término infraestructura derivado del latín «infra» (debajo) y «estructura» (esqueleto o parte que sostiene un edificio) es polisémico. Se utiliza para referirse indistintamente a la parte de una construcción que está bajo el nivel del suelo; a la base física sobre la que se asienta la economía de un país; al conjunto de medios o servicios necesarios para la creación y funcionamiento de una organización; al conjunto de equipamientos técnicos que convierten el suelo rural en suelo urbano; en fin, a un conjunto de realidades que dan idea de algo importante, de algo necesario, de algo vital.

En efecto, todas las infraestructuras son destacadas, pero sin duda, donde el término alcanza su cenit es en las infraestructuras por antonomasia, es decir, en las de transporte por carretera, marítimo, fluvial, aéreo, ferroviario, las hidráulicas, las sanitarias, las eléctricas, las urbanas, los edificios públicos, las culturales y las relativas a las telecomunicaciones, es decir, todas aquellas que tienden a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, la economía y el turismo.

Casi todas ellas fueron abordadas en el Curso excepto las sanitarias y las eléctricas.

El plantel de los ponentes era difícilmente superable. Reproducir sus nombres y el resumen de sus intervenciones agotaría el espacio de este artículo.

Me limitaré, por tanto, a exponer algunas ideas sobre el tema.

No creo que ofrezca ninguna duda el hecho de que la inversión en infraestructuras contribuye al desarrollo económico, social y a la creación de empleo.

Según los estudios al uso, genera un retorno fiscal del gasto de casi el 50%, es decir, se recupera medio euro de cada euro invertido, mediante impuestos, tasas y cotizaciones. En el caso concreto de España, la inversión en infraestructuras es la que más riqueza genera ya que requiere las mínimas importaciones (solo el 9%) en comparación con las necesarias y fuertes importaciones que se requieren para otros sectores productivos claves.

Además, es una gran creadora de empleo. Se calcula que por cada millón de euros invertido se genera una media de 14 puestos de trabajo directos e indirectos, solo superado por la agricultura, ganadería y pesca, con 24 puestos por cada millón de inversión.

Es también un hecho innegable que la inversión en infraestructuras -en concreto, en carreteras- mejora la cohesión territorial, la movilidad ciudadana y los tiempos de viaje.

A pesar de datos tan elocuentes y prometedores, quizá predicables con carácter general de las infraestructuras a nivel nacional, en Asturias, la situación difiere mucho de esta realidad.

Somos una región aislada, con buenos equipamientos de carreteras, pero aislada. De esta situación se hicieron eco muchos ponentes. Quizá la mayor carencia se visualice en el tráfico aéreo. Desde que Air France, que nos unía con París con tres vuelos diarios –lo que implicaba acercarnos al resto del mundo- abandonó el aeropuerto, nos hizo tributarios de acudir a otras ciudades para conectar con Europa y con el resto del mundo.

La ilusión que había generado el restablecimiento de la conexión directa con la capital francesa por parte de Vueling, está a punto de esfumarse ya que, según lo adelantado por la citada compañía aérea, se procederá a la supresión del servicio a partir del próximo mes de noviembre.

El mejor diagnóstico de nuestra realidad me lo hizo un gran amigo días atrás cuando hacíamos el trayecto en el Alvia desde Alicante a Oviedo: «En León termina la España del siglo XXI y empieza la del XIX… en dos horas y media en Oviedo… y de culo».    



Dejar un comentario

captcha